En medio de los preparativos de la Copa Villa Gobernador Gálvez, amistoso que surgió a propósito del aniversario de la ciudad, Sergio Argüello dialogó con Rosario Fútbol sobre la angustiante situación que atraviesa toda la comunidad deportiva en relación al proceso de desalojo del terreno donde está emplazado el club.

La conexión de Sergio con la institución está directamente ligada con su historia familiar y la de grandes luchadores. “Mi papá llegó al club en el año 2000. Fue siempre la mano derecha del presidente Raúl Dariozzi, quien fue el fundador del club. Juntos pelearon muchísimo por la institución, sin ayuda de nadie, la pasaron muy mal. Hoy en día a pesar de todo estamos en una situación mucho mejor y es gracias a ellos dos. Todo el presente y el futuro del club va a ser siempre gracias al esfuerzo que hicieron ellos. Por ellos estamos peleando hasta lo último para que esto no desaparezca”, cuenta.

El presidente Raúl Dariozzi, además de fundar el club en el año 1998 era una persona muy querida y respetada, falleció en el 2018 y luego la presidencia la tomó el hermano del entrevistado, hasta el 2019. Sergio Arguello (padre) falleció a finales de 2020 y ejercía el cargo de Secretario del club. Su hijo Sergio fue el vicepresidente desde el 2019 y en las últimas elecciones resultó electo presidente, cargo que ejercerá hasta finales de este año.

A la pérdida de personas tan queridas y esenciales para el desarrollo de la vida institucional se sumó el imperativo de tener que reinventarse a como diera lugar. El club, como tantos otros. se vieron obligados a afrontar la situación extraordinaria de la pandemia por Covid 19 para no desaparecer. Pero el 2022 volvió a darles otro golpe: “los primeros días de enero el dueño presentó el desalojo judicial ante Tribunales y ya tienen el expediente para comenzar con ese proceso. Les puede llevar seis meses o un año pero ya está en marcha. Esta semana me reuní con gente del gobierno provincial y les planteé el tema, ahora ellos tienen que ver qué decisión toman”, cuenta el joven dirigente.

-¿Cuánto hace que el club tiene sus instalaciones en esos terrenos?

-Desde el 2012. Los terrenos que están bajo peligro de desalojo equivalen al club entero, apróximadamente una hectárea y media donde se encuentran la sede social del club, las canchas de 11 y las de hockey.

-¿Y cuándo arrancó el conflicto por el terreno?

-En el 2018 le llegó al dueño del terreno una deuda de API acumulada desde el 2016 (un impuesto que antes no lo tenía porque el terreno figuraba como un terreno rural), y nosotros no estábamos en condiciones económicas ese año de pagar el impuesto. Tratamos de inscribir al club en un programa de la provincia que nos liberaría de pagar esos impuestos pero no pudimos porque el terreno no era nuestro. Entonces al dueño se le fue acumulando la deuda y nos dijo que no se quería seguir endeudando con algo que no era suyo.

-¿Entonces el problema es por esa deuda impositiva no es que el dueño quiere que se vayan?

-El problema es ese. Con el dueño tenemos una excelente relación. Jamás nos cobró alquiler siquiera. Pero como no quiere seguir endeudándose nos dijo que o se lo compramos o nos tenemos que ir.

-¿Cuánto es el monto que el propietario pide para vender el terreno?

-Son 75.000 dólares. El problema es que nosotros lo pagaríamos en pesos, y mientras más pasa el tiempo más aumenta la diferencia entre el dólar y el peso argentino.

-¿Qué respuestas esperan de la provincia?

-Nosotros les dijimos que si no pueden ayudarnos con todo el dinero que necesitamos aunque sea nos ayuden con un tercio del dinero. La Municipalidad de Villa Gobernador Gálvezya se comprometió a ayudarnos con un tercio y el club pondría el otro tercio. Nos va a costar un montón juntar ese tercio e ir pagándolo en cuotas pero es algo que podríamos llevar adelante. Pagar el monto total solos sería imposible para el club.

-Si no se llega a dar la posibilidad de adquirir el lugar, ¿cómo imagina el futuro del club?

-Creo que si el club se tiene que ir de este lugar va a desaparecer. Lamentablemente esa es la realidad. Pero, por el contrario, creo que si logramos pasar esta situación vamos a salir muy fuertes y vamos a crecer mucho. Tengo mucha fe en que se va a dar de manera positiva.

Comedor comunitario durante la pandemia

-Durante la pandemia el club se reinventó ¿cómo surgió esa idea?

-Surgió porque en la pandemia había mucha gente que no tenía para comer. Nos fuimos enterando y dijimos vamos a hacerlo, vamos a intentar ayudar. Se hizo durante 4 meses, en abril, mayo, junio y julio del 2020, en plena pandemia, donde no había un peso. La idea es volver a hacerlo ahora en el invierno.

-¿Cuántas personas se acercaban a buscar alimentos?

-Fueron cuatro meses donde dábamos comida a más de 500 personas tres veces por semana. Los lunes, miércoles y viernes entregábamos alimentos a gente que no tenía para comer. Había personas que tenían vergüenza de ir y nosotros mismos les decíamos que vayan, que la pandemia era una situación que estaba pasando en todo el mundo.

-¿Cómo conseguían los insumos?

-Cada uno ponía lo que tenía y los almacenes del barrio ayudaban. Además la empresa Paladini nos ayudó bastante con diversos alimentos que nos entregaban para poder tener para cocinar.

-¿Eso fortaleció en cierta manera al club?

-Lo del comedor se podría decir que le dio vida al club, porque la institución seguía andando. Si bien no entraba dinero porque no había competencias, seguía habiendo gente, las personas del barrio lo tomaron al club como propio y un poco eso se vio demostrado en la cantidad de gente que hubo en la última manifestación que tuvimos por el tema del terreno.

-Además del comedor, ¿cómo transitó el club la pandemia?

-En lo deportivo mal como todos porque no había competencias y cuando arrancaba al rato se paraba de nuevo. Pero creo que la pandemia en vez de caernos mal nos cayó bien como institución. Por el trabajo social que realizamos, el club respondió de otra manera y me quedo con eso, con la parte social más allá de lo deportivo. Que un club que no tiene nada como nosotros pueda darle de comer a 500 personas 3 veces por semana para mí no tiene precio.