El club fue fundado por siete jóvenes pioneros, el 30 de agosto de 1922. Las denominaciones que manejaban eran Sportivo e Independiente, y tras una cerrada votación se bautizó a la novel institución con el primero de estos nombres. Los colores que eligieron fueron el azul y el blanco, en honor a nuestra enseña patria, y se consagró a Santa Rosa de Lima como la protectora del club y sus socios. El lema de Sportivo, que aún perdura inscripto en su sede social, dice: “Ser buenos deportistas, practicando sanamente; obedecer las directivas, respetando los estatutos; trabajar con tesón, introduciendo ideas nuevas; voluntad y caballerosidad, orden y perseverancia, fomentar el deporte, convicción en todos los actos”.

El primer domicilio del club fue la casa de Enrique Fagotti, en la esquina de Moreno e Ituzaingó. El primer campo de deportes se ubicó en los terrenos linderos a la parroquia “San Nicolás de Tolentino”. En aquellos tiempos se fomentó la práctica de todos los deportes, tal es así que en 1939 se construyó uno de los primeros velódromos privados de la región. Para el vigésimo aniversario, la secretaría se trasladó a la esquina de Moreno y Tucumán, y se comenzó a tramitar el ingreso a la Asociación Rosarina, afiliación que se haría efectiva al siguiente año (1943).

La Sede volvería a trasladarse, a la calle Nicolás Alvarez, entre Salta y Belgrano, y una vez más en 1945, que se efectuó el traslado hacia una casona ubicada en Moreno y Salta. La institución adquiriría su Personería Jurídica en 1948, y por entonces también se compondría la marcha, con letra y música de Emilio y Heriberto Vignuda. El proceso de expansión continuó en 1956 con la construcción de la pista de baile de granito y la compra definitiva de la ya histórica manzana Nº 122.

La entidad albiazul jugó en nuestros torneos cuarenta y cuatro años consecutivos. Entre aquel 1943 y 1987, temporada en la que se desafiliaría para recalar, al año siguiente, en la Liga Deportiva del Sur con asiento en Alcorta. Sportivo fue campeón del Torneo Molinas en 1960, del Torneo Ivancich en 1964, y varias veces de simple afiliación (también del Molinas). Más precismanete en los años 74, 75, 76 y 77, donde el conjunto albiazul obtuvo el privilegio de representar a nuestra Liga en los Torneos Regionales, que luego permitían clasificar al Nacional de AFA.

Además, se contabilizan un cuarto puesto en 1957, y dos subcampeonatos, uno en 1951 y otro en 1958. El crecimiento en el balompié fue acompañado por obras de envergadura tales como la iluminación de la cancha, la construcción de vestuarios con las comodidades de la época, la compra de la sede de Rivadavia al 800, y la edificación del salón de fiestas, colocándose en forma simbólica en el 39º aniversario y efectivizándose la entrega del inmueble al siguiente año.

En el 60, tuvo un gran plantel que dio la vuelta olímpica dos fechas antes de la finalización del campeonato (relegando a Newell's al segundo puesto). El equipo estuvo integrado por Concetti, Biancucci, Márquez, Bernasconi y Pulenta, que no faltaron en ningún partido. Los restantes jugadores que alternaron fueron J. Martínez, Comba, Palacios, Duchini, Aragón, V. Rodríguez, A. Rodríguez, A. Martínez, Álvarez, Petteán, Radrizzani, Torres, Lucero y Bianchi. Los técnicos aquella temporada fueron Norberto Bonfoco y Carlos Calderai.

Ya en la década del 70 varios de sus futbolistas comenzaron a transitar las canchas del país, vistiendo casacas del fútbol profesional, como por ejemplo la Renga Moyano, que desembarcó derecho en la primera de Newell's para reemplazar a Valdano.

En 1976 se produjo un hecho que terminaría de marcar el carácter social del Sportivo Fútbol Club: la compra del terreno del camping. Y como estaba incompleto, en 1984 se empezó a construir el natatorio, que se inauguraría al año siguiente. En 1978 a su vez, fue subcampeón del Regional y arañó la clasificación a los torneos nacionales; perdiendo una final casi sobre la hora en Formosa, ante Sportivo Patria, que le hubiera permitido enfrentarse a los grandes de nuestro país. En aquel equipo fue figura un rosarino, Sergio Omar Almirón, que luego sería campeón Mundial en 1986.

Luego de alejarse de ARF en 1987, retornó a la liga más importante del interior del país recién en el año 2017 y desde entonces continúa participando en los certámenes de Rosarina.

*Reseña suministrada por la dirigencia del club.