Desde sus orígenes no debe haber familia en la ciudad que no haya tenido una vivencia o un recuerdo vinculado a un club de la Asociación Rosarina de Fútbol. Así lo reflejan nuestros registros: entre 500 y 600 mil personas pasaron por nuestra querida institución a lo largo de estos 117 años de historia. Sin dudas, el fútbol de nuestra Liga ha sido para la ciudad y el mundo no sólo una cantera inagotable de deportistas que han nutrido a los más importantes y destacados equipos y selecciones sino también un motor para el crecimiento y desarrollo de nuestros barrios y sus identidades.

Si nos remontamos a los inicios de la última década del siglo XX, la Asociación Rosarina de Fútbol presentaba una realidad muy diferente a la de este presente que nos toca atravesar. Hoy, la institución está constituída por 90 clubes afiliados, en temporadas normales se disputan alrededor de 25 mil partidos por año en todas las disciplinas y categorías (masculino, femenino, futsal, infantiles y fútbol playa) y la cifra total de deportistas fichados en la institución superó la barrera de 35.000 en el presente año.

Este particular fenómeno de expansión y cifras inéditas se da, paradójicamente, en el marco de una de las más graves crisis sanitarias y económicas de la historia de la humanidad. Ante esta situación, durante estos dos años nos situamos frente a un enorme e inédito desafío, quizás uno de los más complejos de nuestra rica historia: cómo atravesar este tiempo cuidándonos, cuidando a otros, tratando de conservar los logros cosechados a lo largo de todos estos años gracias al esfuerzo y la abnegada tarea de la gran familia del fútbol y al mismo tiempo no detener el proceso de transformaciones que nos ha posicionado de manera ejemplar en la consideración nacional e internacional. No ha sido, no lo es ni seguirá siendo fácil.

Las pérdidas humanas, la crisis económica y la otra pandemia como es la inseguridad hicieron que tanto el presente como el futuro se nos plantee incierto en aspectos básicos que hacen a la normalidad o a aquella normalidad tal como la conocíamos. Sin dudas, este tiempo también sirvió para revalorizar el sentido de pertenencia de directivos y colaboradores de cada club y poner de manifiesto el amplio espíritu de contención social que cumplen nuestros clubes.

Es innegable que desde hace largo tiempo las instituciones han convertido su rol de organizadores de espectáculos deportivos en proveedores de servicios sociales, asumiendo un papel que sustituye a un Estado muchas veces ausente en este tipo de prestaciones a favor de la comunidad. A la par de este fenómeno, la globalización y los avances en la ciencia, la cultura, el deporte, la profundización de la comercialización de las marcas deportivas que se da en el profesionalismo decantan hacia el fútbol amateur de un modo cada vez más acelerado y esto obliga a una transformación y actualización permanente.

Con gran entusiasmo estamos enfocando nuestros esfuerzos en la capacitación continua de nuestros dirigentes y la formación de nuevos líderes que puedan revalorizar los objetivos fundacionales de cada club y adaptarlos. Indudablemente, uno de los desafíos de la Asociación que viene es sumar a la vocación, la mística y el espíritu amateur una orientación casi profesional para superar los desafíos de los nuevos tiempos sin olvidar nuestra identidad y los sueños que nos trajeron hasta aquí. En este sentido, nuestro objetivo es consolidar todas las disciplinas no sólo en su dimensión deportiva sino en todo aquello que implica una gestión eficiente, inclusiva, equitativa donde mujeres y hombres se sientan contenidos. Y lo estamos construyendo.

Así como podemos afirmar que la vida de la ciudad pasó también por la querida Asociación Rosarina de Fútbol, queremos reforzar -una vez más- el acompañamiento a nuestros clubes asumiendo de manera estratégica los difíciles retos que la realidad nos impone y construyendo nuevos e importantes desafíos sin bajar los brazos.

Rosario es Fútbol. Gracias a todos por ser parte.

Mario Giammaría
Presidente Asociación Rosarina de Fútbol