A principios del Siglo XX el fútbol se expandía en la ciudad de Rosario a gran velocidad. Se creaban muchos clubes cada mes, que en verdad eran equipos, compuestos por grupos de amigos del barrio, la escuela, o el trabajo. El 16 de septiembre de 1905 se fundó el Club Atlético Sparta, en las inmediaciones de Corrientes y Rioja, y como tantos otros su principal actividad era el fútbol. Sin embargo, recién se afiliaría a la Liga Rosarina de Fútbol en 1907. Ingresó en Tercera División, como correspondía por entonces, junto con otras instituciones como Alberdi New Boys, Belgrano, Bartolomé Mitre, Victoria y Tiro Federal. Su primera cancha estaba ubicada en un descampado de San Martín y Amenabar, luego se mudó a la desembocadura del Arroyo Ludueña, y en los años 30 ocupó el predio de Avenida Sorrento y Casiano Casas, el cual 90 años después aún ocupa.

En 1910 Sparta pegó el salto a la Segunda División, y en 1913 fue invitado a participar de la Copa Federación junto a Central, Tiro Federal (equipo que lo eliminó), Embarcaderos y Brown de Santa Fe entre otros. Era un torneo de nivel nacional. Tras aquella competencia, Sparta fue invitado para jugar en Primera División por lo que en 1914 jugó contra los mejores de la ciudad, y quedó en la novena posición, sumando 12 puntos. En 1915 fue invitado a jugar la Copa Competencia, que era de carácter internacional, y en Octavos de Final lo volvió a eliminar Tiro Federal, ganándole 3 a 0. En el año 1920 su tercer equipo obtuvo la Copa Comercio, único título que obtuvo en la desaparecida LRF.

Sparta fue uno de los clubes que se alineó con los que deseaban profesionalizar el fútbol, y por eso en 1931 fue una de las 8 instituciones fundadoras de la Asociación Rosarina de Fútbol (que pasaría a reemplazar a la antigua Liga Rosarina). De a poco, y a partir del ingreso de Central y Newell's en los torneos de AFA (allá por 1939), los clubes de la ARF fueron recaudando cada vez menos en sus partidos, y Sparta ya no tuvo aquel apogeo de las décadas del 20 y 30, donde su camiseta blanca y negra a bastones verticales era principalísima protagonista de los torneos locales.

Algunos de los clubes fundados en aquellos años dorados del amateurismo, sucumbirían en alguna de las crisis económicas que afectaron al país. No obstante, hubo otros como Sparta que lograron sobrevivir al nuevo mapa urbano y su reordenamiento, y se mantuvieron gracias al esfuerzo de los vecinos, que adoptaron al club como un espacio de encuentro, y la vida social del barrio pasaba por sus canchas de bochas, su bufet, y sus salones, donde se jugaba al casín, al ajedrez, al sapo, al villar o a las cartas.

A principios de los 70 “se juntaron hombres y mujeres para cavar el pozo que se iba a transformar en la pileta”, y en diferentes momentos de sus 118 años de vida institucional recuperó el movimiento (a partir de la enjundia de distintos grupos de padres), o lo perdió, por la partida de sus socios. Aunque su afiliación a Rosarina se vio interrumpida en varias ocasiones, Sparta actualmente milita en los torneos de la liga más importante del interior del país.

*Reseña suministrada por la dirigencia del club.