Pablo VI es una de las instituciones más tradicionales en lo que respecta a fútbol infantil de nuestra ciudad. Nace bajo la denominación Agrupación Rosario Central, y su primera casa fue el predio de Crespo al 1600 (lindante con Avenida Pellegrini). En 1963 la señora De Palmieri dona los terrenos al Arzobispado “para la práctica deportiva y el entretenimiento”, y desde entonces surge el Ateneo Juvenil Paulo VI. El nombre podía ser mencionado de ese modo, pero también podía llamársele Pablo VI, bajo estricta autorización de la Santa Sede, aunque al conseguir la personería jurídica en el año 90 se presentaría definitivamente con ésta última denominación.

El fútbol infantil en los comienzos de la institución llegó a agrupar a más de 1.200 chicos y se realizaban concurridísimos torneos internos. Otro dato significativo es que de sendos desprendimientos de Pablo VI surgen los clubes Juan XXIII y El Torito. En 1979 la Comisión Directiva a cargo del Sr. Farina, decidió que ya era tiempo de participar en alguna de las Ligas por entonces existentes. Ese mismo año Pablo VI ingresa en A.R.F.I (Asociación Rosarina de Fútbol Infantil) y al poco tiempo en la A.R.F, en la cual estaría con exclusividad a partir del año 83.

A fines de 1994 el club debió mudarse al predio que ocupa actualmente. El mismo se emplaza en la esquina de Boulevar Segui y Garzón, zona oeste de nuestra ciudad, otro terreno perteneciente al Arzobispado. A principios de la presente década, supo ser filial en Rosario del Club Atlético Lanús, y hasta adoptó por entonces algunas prendas con el color característico de esa entidad del sur bonaerense (el granate), como ser pantalones o medias. La rica historia de Pablo VI se corona con varios jugadores destacados que llegaron a militar en la Primera División de AFA. Sólo por citar a los más importantes: Alberto Gallucci, Ariel Cuffaro Russo, Gastón Liendo y Andrés Malvestiti.

El “canario”, como muchos lo conocen por su predominante color amarillo, ha conseguido importantísimos títulos en los torneos de Rosarina. Basándose en un plantel 100 % formado en su cantera (en realidad históricamente lo ha hecho así) pudo coronarse campeón del torneo Pinasco y obtener el consiguiente ascenso a la A (año 2005). En el 2007 fue campeón, por primera vez en su historia del Gobernador Molinas, el máximo certamen de la Rosarina. Pero eso no sería todo. En el 2013 fue nuevamente campeón del Molinas (estuvo bajo la dirección técnica de Silvio Lingiardi), y en el 2014 repitió el título, coronándose bicampeón (de la mano de José Previtti) nada más y nada menos que en el Estadio Marcelo Bielsa. Tres "estrellas" para un humilde club barrial, que batió en su lucha a grandes como Central y Newell's, es un logro que no muchas instituciones de nuestra ciudad pueden ostentar.

*Reseña suministrada por la dirigencia del club.