Allá por 2007, cuando se organizó el primer torneo de futsal de la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF), fue un puñado clubes el que se animó a dar el paso al frente. Uno de ellos no era precisamente un club, sino una institución educativa, que compitió hasta 2012. Se trata de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), que este 2022 decidió regresar al futsal grande de la ciudad.

El paso de la UNR por Rosarina no fue desapercibido. En 2009 salió campeona tanto del Torneo Apertura como del Clausura, siendo los primeros en coronarse de manera consecutiva. Luego del título de Regatas en el primer semestre de 2010, volvieron a obtener el galardón en la segunda mitad del año.

Unas temporadas más tarde, tras no poder completar la línea de divisiones inferiores, la UNR decidió dejar ARF en 2012. Hasta la fecha, fueron 10 años jugando en la Asociación Rosarina de Fútbol de Salón (A.RO.FU.SA.), en los que ganaron muchos títulos y se convirtieron en la institución de futsal con más títulos a nivel local y el más ganador a nivel Campeonatos Argentinos organizados por la Confederación Argentina de Fútbol de Salón (CAFS).

Desde 1975, la participación de la comunidad universitaria en el futsal está repleta de logros nacionales e internacionales, no sólo a nivel universitario, también en competencias oficiales de clubes: el Panamericano de Mendoza 2004, el tercer puesto en el Panamericano de Uruguay 2005 y el tercer puesto en el Mundial de Clubes Rusia 2005, entre otros.

Sin embargo, todo esto es historia y este 2022 el desafío es volver a dar pelea en ARF. Para ello, la UNR dispondrá las tres categorías con las que venía compitiendo (las Primeras Divisiones masculina y femenina y la Reserva) y sumará dos nuevas (4ta y 5ta).

Las inferiores, una prueba piloto

Sebastián Palomeque es director del Departamento de Educación Física de la UNR y uno de los principales responsables de que la vuelta a ARF se concretara. Sabe que lo más importante, y tal vez urgente, es conformar la 4ta y la 5ta. Por lo tanto, abrieron una convocatoria doble. En primera instancia, para los estudiantes de las tres escuelas secundarias de la UNR: el Agrotécnico de Casilda, el Politécnico y el Superior. En segunda instancia, a los hijos de trabajadores de la universidad, tanto docentes como no docentes.

“Si bien reglamentariamente podemos incluir cualquier externo, nos interesa que todos los actores estén ligados a la comunidad de la UNR. No solamente queremos mostrar el nombre, sino que realmente se vea la vida universitaria”, expresó Palomeque a Rosario Fútbol. En cuanto a las divisiones superiores, en su mayoría se mantienen los planteles que venían jugando en Arofusa, conformados por estudiantes, graduados, docentes y no docentes de la UNR.

Conforme al desarrollo de la actividad durante el año, la intención de la comunidad es sumar otras categorías para 2023. “No quisimos comprometernos de arranque porque para nosotros es una experiencia nueva trabajar con inferiores”, comentó Palomeque. 

En total, entre las cinco categorías que van a presentar en Rosarina, desde el club calculan que serán alrededor de 100 jugadores y jugadoras en actividad en 2022. Todas harán de local en La Siberia (Riobamba 250 bis), dado a que la cancha de allí sí está habilitada. No así la del gimnasio de Moreno 460, en la que sí podían jugar en Arofusa.

La decisión de volcarse a Rosarina se dio porque les pareció “más competitivo”. “Lo planeamos durante todo el año entre muchos actores: personal del rectorado y del Departamento, entrenadores, jugadores. Fue una medida que se tomó en conjunto”, agregó.

Objetivo: vidriera para las generaciones futuras

Lejos de querer presionar a los planteles en este nuevo desafío, Palomeque dijo que no será “obligación” estar sí o sí entre los primeros puestos. Por supuesto que, como toda institución, jugarán para ganar y quedar lo más arriba posible en cada categoría. “Cuando uno se suma a una instancia deportiva competitiva, siempre intenta estar a la altura. Sin embargo, no será un objetivo unívoco, menos para las categorías inferiores”, aseveró.

“En inferiores nos interesa tener planteles amplios y ser una vidriera de lo que es la vida universitaria, que vean que la universidad es pública y de todos, y que todos tienen la puerta abierta para sumarse y jugar. Queremos que escuchen el nombre de ‘Universidad’ y que sepan que, el día de mañana, pueden acercarse, elegir una carrera y sumarse a la comunidad”, contó Palomeque, quien está al frente del área desde hace más de seis años.

Es cierto que el nombre de Universidad, para todos los que están en el ambiente del futsal, es conocido. Sin embargo, tantos años fuera del radar de Rosarina puede hacer que algunos nuevos integrantes no lo conozcan del todo. Por ende, otro de los objetivos será volver a “visibilizar” al futsal y que sepan que es el deporte madre de la Universidad (de todas las disciplinas, es la única que compite en torneos).

De la mano de Germán Lerín como entrenador de la Primera División masculina y parte de la coordinación general del futsal, el 2022 para la UNR será auspicioso. ¿Quién no quiere volver a enfrentar a un equipo por el que pasaron grandes jugadores y entrenadores y es parte de la historia grande del futsal? Seguramente, cada encuentro, tanto en La Siberia como en otros escenarios, será una fiesta y un evento inolvidables. Que ruede la pelota, porque ganas sobran.