Pocos imaginaron que cuando se suspendió la actividad deportiva a causa del coronavirus (como muchos otros rubros), allá por marzo de 2020, iba a pasar tanto tiempo para volver a la competencia regular. Con un parate de por medio (había vuelto en febrero de 2021, pero tuvo que suspenderse en abril por el aumento de casos), el futsal de la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF) retornó con todo a principios de agosto.

En total, fue más de un año que el futsal estuvo parado, período que puso a prueba no solo a los clubes como espacio físico (debieron sobrevivir sin concurrencia), sino también al factor humano: entrenadores, profesores, jugadores. Entrenamientos virtuales mediante plataformas de streaming, cronogramas, recomendaciones y planes por WhatsApp, entre otros tantos métodos fueron moneda corriente. Si bien todo eso parece haber quedado ya atrás, los clubes lo recuerdan como un lapso de lucha y aprendizaje.

“Lo sobrellevamos bastante bien. Más allá de no tener esa motivación por llegar al fin de semana y competir, y de tener restricciones horarias que nos dificultaban entrenar, siempre buscamos la manera de practicar y mantenernos en la mejor forma posible para la vuelta”, comentó el director técnico de la Primera División femenina de Unión Americana, Enzo Scasciafratti.

En el mismo sentido, Juan Rapp, coordinador del futsal de USAR, dijo que se buscaron diversos métodos para tratar de imitar lo que hacían en presencialidad. “Todos los profes pusieron mucha dedicación a recrear situaciones en los entrenamientos semejantes a la competencia. Nos enfocamos en no perder de vista que debíamos estar preparados para cuando la vuelta se hiciera efectiva”, subrayó.

A su vez, el preparador físico de la Primera División, Reserva y 4ta de Horizonte, César D’ascanio, explicó que entrenar sin tener un objetivo fue muy difícil. “Se trabajó mucho la parte psicológica de los jugadores, sin descuidar la parte física. Aprendimos a vincularnos de diferentes maneras, algo para nada fácil, pero que fue posible gracias a la colaboración y predisposición del club y de los jugadores”, señaló.

Primeras semanas

Desde principios de agosto, la competencia del futsal volvió casi a la regularidad que tenía antes de la pandemia. Hasta el momento, han sido semanas de readaptación física y técnica, con cumplimiento de protocolos (todavía vigentes) y de restricciones horarias. Aunque hay algunos torneos que se han visto perjudicados por este último punto, desde la ARF está el compromiso de que se completen una vez finalizadas las fases regulares a fin de año.

“Las primeras semanas desde agosto fueron espectaculares, casi como volver a nacer. Los chicos necesitaban la presencialidad, al igual que los profes. En algunos casos se tuvieron que suspender las cuotas y, por lo tanto, lo económico se hizo complejo. Pero con la ayuda de los chicos, los socios y la gente que está ligada al futsal, pudimos salir adelante”, destacó el presidente de la rama de futsal de Central Córdoba y arquero de la Primera División, Fabián Ferrer.

Claro que en esa vuelta hubo mucha incertidumbre de si todo iba a continuar igual o se iba a volver a suspender. Luciano Brusco, entrenador de la Primera División masculina de Universitario, manifestó que se hizo difícil bajar la ansiedad y pensar la planificación semana a semana. “Ahora ya podemos pensar a mediano plazo. Por suerte, tenemos un plantel con mucha consciencia sobre los cuidados y la mayoría ha recibido ambas dosis de las vacunas, lo que nos hace trabajar más cómodos”, reconoció.

D’ascanio, por su parte, dijo que las primeras semanas fueron “muy buenas”, aunque solo partido a partido se llegó a un equilibrio para plasmar todo lo trabajado durante tanto tiempo. Eso estuvo dado por la “falta de ritmo”, como lo analizó Rapp, aunque el resultado general es “positivo”. Poco a poco jugadores y jugadores se fueron readaptando y volviendo al gran nivel que tiene el futsal de Rosarina.

Volver a la “normalidad”

El primer paso se dio con firmeza y, como queda evidenciado, tuvo muy buenos frutos. Y, si todo continúa por este sendero (baja cantidad de casos y sin nuevos brotes), no es descabellado pensar en la vuelta a la “normalidad” o “nueva normalidad”, como prefieren llamarle algunos. Al menos a mediano plazo, este camino parece ser el más indicado para finalizar los torneos durante 2021. Camino que fue posible gracias a un trabajo en conjunto.

Joaquín Arrestegui, coordinador del futsal de Parquefield y ayudante de campo de la Primera División masculina, remarcó la función de la ARF durante estos tiempos. “Como sede e institución dueña de nuestro deporte, siempre estuvo respetando las necesidades de cada club, ayudando a todos a sobrellevar la situación, especialmente a los más golpeados, los clubes de barrio”, celebró.

Ferrer también destacó el rol de ARF. “Rosarina sobrelleva la cuestión muy bien, siendo flexible en varios aspectos para que los chicos puedan jugar. Estuvo muy contemplativa con cuestiones tales como que los clubes con canchas chicas puedan jugar igual. Es buen saber que, si los clubes y la Rosarina trabajamos juntos, el deporte sigue creciendo”, expresó.

La ansiedad por lo que pasará la próxima temporada ya se hace sentir. Todos quieren volver normalmente, aunque para eso será necesario esperar a que todo siga mejorando. “Queremos que se reanude como antes, creemos que se dará. Pero debemos seguir siendo responsables de nuestras acciones, cuidándonos y cuidando al resto. Es la única manera”, confió Arrestegui.

Scasciafratti también fue positivo al respecto. “Por cómo está la situación sanitaria en la ciudad, parece que vamos dejando atrás la pandemia. Calculo que el año que viene volveremos a estar como antes”, dijo. Ferrer, en este sentido, espera que se reanude todo para que la gente pueda seguir disfrutando del deporte. Mientras tanto, hay que seguir haciendo lo que se hizo hasta ahora: cuidarse entre todos para que los casos no aumenten y preservar la salud de propios y ajenos. La pandemia es un rival al que se le gana jugando juntos.