Por Juan Iturrez para Diario La Capital

Desde hace décadas, Rosario es considerada la capital del fútbol argentino y esta afirmación tiene más de un por qué: a lo largo de sus 116 años de vida, por la Asociación Rosarina han transitado más de medio millón de deportistas y muchos de sus jugadores han sido futbolistas destacados y reconocidos a nivel nacional y mundial.

En un contexto urbano diverso y multicultural, la noche del 30 de marzo de 1905 se fundaba en el interior del Hotel Britannia la Liga Rosarina de Football, precursora directa de la actual Asociación Rosarina de Fútbol.

Bajo este paraguas institucional se fueron cobijando numerosos equipos de todos los barrios de la ciudad en una época plagada de potreros, donde confluyeron alumnos de escuelas, trabajadores ferroviarios, de quintas y de cualquier tipo de establecimiento con la excusa de juntarse y formarse en la práctica diaria.

“Desde los orígenes no debe haber familia en la ciudad que no haya sido atravesada por la asociación. Si analizamos nuestros registros, entre 500 y 600 mil personas pasaron por la institución. Sin dudas, la vida de la ciudad pasó por acá”, destacó Mario Giammaría, al frente de la organización.

En los inicios de la última década del siglo XX, la Asociación Rosarina de Fútbol presentaba una realidad muy distante a la del presente. Los clubes grandes de la ciudad habían decidido que sus inferiores militaran directamente en los torneos de AFA.

Actualmente hay 90 clubes que presentan 1.540 equipos en total y en temporadas normales se disputan alrededor de 25 mil partidos por año en todas las disciplinas y categorías (masculino, femenino, futsal, infantiles y fútbol playa).

La cifra total de jugadores fichados en la institución superó la barrera de 35.000 y los próximos días se espera llegar a un número importante de deportistas que van participar en la temporada 2021.

El fútbol local se transformó como un fenómeno de inclusión social. En cada fin de semana se disputan más de 700 partidos y se generan lazos solidarios entre sus integrantes, futbolistas, árbitros, directivos y hasta familiares.

“Sin dudas el año 2020 y todo el tiempo que transitamos desde que se desató la pandemia nos situó frente a un enorme desafío: conservar los logros cosechados a lo largo de todos estos años gracias al esfuerzo y la abnegada tarea de la gran familia del fútbol y seguir profundizando el proceso de innovación que venimos desarrollando”, apuntó Giammaría.

“Este tiempo sirvió para revalorizar el sentido de pertenencia de los directivos y la gente de cada club y poner de manifiesto el amplio espíritu de contención social que significan estas instituciones. Tuvimos que atravesar toda esta etapa con nuestros propios recursos y sin la ayuda oficial de cualquier nivel, nacional, provincial y municipal”, dijo el máximo dirigente del fútbol rosarino.

Con respecto a su visión de la institución para los tiempos que vienen, Giammaría instó: “Hay que reconocer el pasado, asegurar el presente y forjar un futuro de acuerdo a las expectativas y a las necesidades que tiene la comunidad deportiva. Hace rato que las instituciones han convertido su rol de organizadores de espectáculos deportivos en proveedores de servicios sociales, asumiendo un papel que sustituye a un Estado ausente en este tipo de prestaciones a favor de la comunidad”.

La globalización y los avances en la ciencia, la cultura, el deporte, la profundización de la comercialización de las marcas deportivas que se da en el profesionalismo decantan hacia el fútbol amateur de un modo cada vez más acelerado. “Esto obliga a una transformación permanente”, apunta el dirigente. “Si bien la vocación, la mítica y el espíritu amateur siguen estando hay que darle una orientación casi profesional para superar los desafíos de los nuevos tiempos. Estamos trabajando en la capacitación de nuestros dirigentes y la formación de nuevos líderes que puedan revalorizar los objetivos fundacionales de cada club y adaptarlos", cerró Mario Gimmaría.