Colaboración especial para Rosario Fútbol: Dra. Silvina L. Giammaría.

"Todas las personas mayores han sido primero niños, pero son pocas las que lo recuerdan". El Principito, Antoine de Saint-Exupéry.

Este domingo se celebra en Argentina el "Día del Niño". En este momento de complejidad social, y en el cual se repite con frecuencia que el deporte es fundamental para cuidar a nuestra niñez y juventud porque fomenta hábitos saludables y solidarios, nos parece importante aportar una mirada más allá de lo comercial de esta fecha y recordar los derechos formales y adquiridos de todos los niños y niñas.

En 1948, luego del final de la Segunda Guerra Mundial, la por entonces recién fundada Organización para las Naciones Unidas (ONU) aprueba la Declaración de los Derechos Humanos. En una ampliación a esta declaración universal y basada en la Declaración de Ginebra de 1924, en 1959 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración de los Derechos del Niño, lo que representó el primer gran consenso internacional sobre los principios fundamentales de los mismos, reconociendo no solo derechos sociales sino también civiles. Esta declaración reconoce al niño y la niña como "ser humano capaz de desarrollarse física, mental, social, moral y espiritualmente con libertad y dignidad". En 1989, esta declaración se amplía y se firma la Convención de los Derechos del Niño, con la importancia de que en este acto los Estados firmantes adquieren la obligación de garantizar el cumplimiento de sus artículos.

Los 10 artículos principales hacen referencia a los siguientes derechos:

1. A la igualdad, sin distinción de raza, religión, idioma, nacionalidad, sexo, opinión política.
2. A tener una protección especial para el desarrollo físico, mental y social.
3. A un nombre y a una nacionalidad desde su nacimiento.
4. A una alimentación, vivienda y atención médica adecuada.
5. A una educación y a un tratamiento especial para aquellos niños que sufren alguna discapacidad mental o física.
6. A la comprensión y al amor de los padres y de la sociedad.
7. A actividades recreativas y a una educación gratuita.
8. A estar entre los primeros en recibir ayuda en cualquier circunstancia.
9. A la protección contra cualquier forma de abandono, crueldad y explotación.
10. A ser criado con un espíritu de comprensión sexual, tolerancia, amistad entre los pueblos y hermandad universal.

La Convención de los Derechos del Niño amplía estos derechos y reconoce a los niños y niñas como sujetos de derecho, pero convierte a las personas adultas en sujetos de responsabilidades.

En base a todos estos derechos en general, y específicamente en base al derecho de la protección especial para el desarrollo físico, mental y social, UNICEF trabaja para garantizar los derechos del niño en el deporte, proponiendo pautas y condiciones de desarrollo de las prácticas deportivas que deberían respetarse para garantizar la seguridad e integridad de todos los menores. Cabe destacar que la carta de los derechos de los niños dentro del ámbito del deporte está en vigencia desde 1988, más allá de que su cumplimiento e implementación muchas veces no se refleje en la realidad de nuestra sociedad actual.

En estos últimos años, y especialmente dentro del fútbol infantil, se viene dando un interesante debate sobre estos derechos del niño inherentes a la práctica deportiva. Existen numerosos casos de niños que son sujetos a tratos inapropiados por parte de las instituciones deportivas que los albergan, de algunos de sus entrenadores, y hasta de sus propios padres. Esto incluye, entre otros, el entrenamiento exagerado y ultraprofesionalizado, la instalación de la idea de la preparación de elite y alto rendimiento en menores de 12 años, la competencia desmedida con sus pares, la comunicación verbal inadecuada para la edad de los niños, los gritos exagerados exacerbando el resultado sobre la experiencia lúdica, y en última instancia, la extracción de los niños cada vez más pequeños de sus ámbitos familiares y de pertenencia primaria, en un trato cuasi-mercantilista que hasta podría considerarse de explotación laboral, con la promesa de un futuro mejor en clubes "grandes" tanto locales como extranjeros.

La Carta de los derechos del Niño en el Deporte, que nace por la inquietud y preocupación de un grupo de atletas y es fundada en datos de la medicina, psicología del desarrollo y pedagogía, en relación a la práctica deportiva del niño hasta los 14 años de edad, apoya:

a) ampliar la experiencia motriz a través de la práctica de varios deportes,

b) adaptar la organización de las competiciones sin imitar las competencias de los adultos,

c) respetar los tiempos personales de adquisición de conocimientos, sin apresurar su preparación;

d) tener en cuenta los cambios fundamentales referentes a la pubertad, que frecuentemente llevan a disminuciones de las aptitudes motrices.

En base a estos preceptos es importante saber cuáles son los derechos contemplados asociados al deporte y recordar que:

....los niños tienen derecho a practicar deportes.

Ningún club debería cerrar sus puertas a un niño que quiera practicar deportes, independientemente de su talento o de sus condiciones físicas. El club y el entrenador son los que tienen la responsabilidad de ofrecer un nivel de actividades acorde a las posibilidades de cada niño.  Es importante promover el juego limpio desde la infancia para reducir la violencia en el deporte.

....los niños tienen derecho a divertirse y a jugar como un niño.

Los niños menores de 10 años perciben el juego y la diversión de una manera muy diferente que preadolescentes. Los más pequeños buscan el descubrimiento: quieren cambiar de actividad, inventar reglas, etc , por lo tanto el entrenamiento debería organizarse casi exclusivamente en forma lúdica. A partir de los 12 años, en cambio, sienten curiosidad por aprender y exigen competencia por parte del entrenador: quieren que sea capaz de enseñarles las técnicas eficaces y aprenden a cuestionarlo. Para ellos, el entrenamiento además de divertido, debe centrarse en la habilidad deportiva.

....los niños tienen derecho a disfrutar de un ambiente sano.

No solo se refiere al entorno físico sino también al humano. El entrenador debe posicionarse de una forma clara y rotunda en contra del doping y el uso de drogas, explicando las razones éticas, médicas y psicológicas, y manifestarse a favor de la alimentación sana y saludable. El silencio puede llevar a malos entendidos.

....los niños tienen derecho a ser tratados con dignidad.

El entrenador siempre tiene que estar dispuesto a dialogar con el niño y tratarlo con respeto, utilizando un lenguaje acorde a la edad del menor. En este caso UNICEF reconoce las situaciones en que se considera a los niños como fuente de ingresos o como mano de obra, y hace hincapié en los traspasos de futbolistas menores de 13 años de América Latina a Europa, entre otros graves ejemplos. Cuando el menor no recibe un trato digno, el deporte se transforma en una fuente de frustración.

....los niños tienen derecho a recibir un entrenamiento adecuado y a estar rodeados por personas competentes.

Es importante la formación de calidad para los entrenadores en los ámbitos de la fisiología, la psicología y la pedagogía. Por lo tanto, es preciso que los entrenadores más competentes se ocupen de los más pequeños, ya que los comienzos en el deporte son muy importantes, por no decir decisivos, para el futuro. Algunos entrenadores usan teorías de entrenamiento y competición apropiados para adultos, pero inadecuados para los niños, lo que conduce en última instancia a que muchos de ellos abandonen el deporte por completo.

....los niños tienen derecho a que los entrenamientos se adapten a sus ritmos individuales.

Hay que respetar y hacer respetar grandes etapas del desarrollo, y considerar el ritmo del desarrollo individual. El conocimiento de los estadios del desarrollo, fomentar el carácter multidisciplinario del deporte y la organización de competiciones según estas etapas son algunas de las medidas que se pueden tomar para reducir los errores derivados de un enfoque incorrecto del factor edad.

....los niños tienen derecho a competir con jóvenes que tengan las mismas probabilidades de éxito.

En el deporte, las experiencias de victoria y de derrota son ocasiones sumamente útiles para desarrollar la autoestima y el respeto por el otro. Resulta evidente en cambio el carácter escasamente educativo de las situaciones que favorecen el sentimiento de impotencia vinculado a la experiencia de perder una y otra vez, o el sentimiento de omnipotencia derivado de la experiencia de ganar sistemáticamente.

....los niños tienen derecho a participar en competiciones adaptadas a su edad.

El espíritu de competición está presente en el desarrollo del niño desde los 3 años; está muy presente hacia los 7 u 8 años, cuando el niño descubre la pertenencia a un grupo, la colaboración y la cooperación, y finalmente se integra y asimila correctamente a la edad de 12 o 13 años, cuando el niño es capaz de distinguirlo de las experiencias de humillación. No se trata por lo tanto de estar a favor o en contra de la competición, sino de organizarla adecuadamente en función de las exigencias y características de cada edad.

....los niños tienen derecho a practicar su deporte en condiciones de total seguridad.

Hay que adaptar las infraestructuras, los campos de juego y la duración de las prácticas a las realidades físicas y psíquicas del niño, ya que esto le otorga al menor sensación de seguridad y puede dominar el espacio.

....los niños tienen derecho a disponer de tiempos de descanso.

Con excesiva frecuencia, sobre todo en el marco del entrenamiento intensivo precoz, es común que las vacaciones escolares se usen para pretemporadas. El descanso es importante para el niño que estudia y es indispensable para el que combina los estudios con el deporte. Hay que destacar además que los niños rara vez dicen estar cansados, por lo que corresponde al adulto instarlos a descansar.

....los niños tienen DERECHO A NO SER UN CAMPEÓN

Pero también el derecho a llegar a serlo. Si así lo desea y tiene el talento necesario, a partir de cierta edad - por lo general después de los 15 o 16 años - el joven deportista podrá intensificar la práctica deportiva o por el contrario seguir practicando su deporte por el placer que le reporta y por la satisfacción de estar con los demás. En cualquier caso, la seguridad y autoestima de cada uno de ellos dependerá del recuerdo y la experiencia que haya tenido cuando practicó el deporte siendo niño.

La Asociación Rosarina de Fútbol, a través de diversas acciones institucionales como la campaña contra la violencia en el fútbol infantil, la implementación de partidos sin puntos en las tres categorías menores del baby, la formación y capacitación de técnicos y árbitros, por mencionar algunas, viene trabajando en forma continua y absolutamente comprometida con la sociedad en general y la niñez en particular para garantizar y fomentar el cumplimiento de estos derechos de los niños en el deporte. En una serie de artículos iremos ampliando en forma específica el alcance de estas acciones.

Desde Rosario Fútbol deseamos un muy feliz día a todos los chicos que forman parte de los clubes afiliados, renovando el compromiso de seguir trabajando para que los derechos de la niñez no sean solo una declaración escrita sino una realidad para todos. Los derechos de los niños existen, pero depende de los adultos que éstos se cumplan.

Fuentes consultadas:

1. Declaración Universal de los Derechos del Niño. 1959. Organización de las Naciones Unidas (www.un.org)

2. Convención Universal de los Derechos del Niño. 1989. Organización de las Naciones Unidas (www.un.org)

3. Derechos de la infancia en el deporte. Orientaciones para la formación y el entrenamiento de jóvenes deportistas. 2011. UNICEF/Enredate.org.

4. Análisis de la Carta de los derechos del niño en el deporte.