Fotos: Gentileza Diario La Capital.
Texto: Miguel Martínez.

El Seleccionado Argentino Sub-20 empató el pasado miércoles 1 a 1 ante su similar de Chile, en lo que fue su último partido en nuestro país previo al Mundial Holanda 2005 que comenzará el 10 de junio próximo. El cotejo fue organizado por la Asociación Rosarina de Fútbol y se constituyó en un enorme paso adelante en la carrera por alcanzar que el Seleccionado Mayor se presente en el interior del país.

La gente se comportó maravillosamente. En primer lugar colmó las tribunas (hubo más de 30.000 personas), luego alentó y aplaudió a rabiar a los chicos argentinos, y finalmente despidió cálidamente al plantel cuando se retiraba, no solo de la cancha, sino también del Estadio.

El equipo argentino fue amplio dominador de las acciones durante los 90 minutos y mereció largamente la victoria. No obstante dos errores defensivos suscitados durante la misma jugada posibilitaron que la roja encontrara un empate por el cual no había hecho demasiados méritos. La Copa “Centenario de la Asociación Rosarina de Fútbol” finalmente viajó a Santiago, ya que estaba estipulado que en caso de igualdad el visitante sería el conjunto premiado.

En lo que hace al trámite del encuentro hay que decir que el combinado nacional fue generoso para con el espectáculo. Planteó un juego vistoso, ofensivo, y creo numerosas ocasiones de gol. Fue muy prolijo en el tratamiento de pelota. Salió jugando a veces con lujos. Trasladó con precisión en mitad de cancha y hasta tres cuartos. Pero falló a la hora de concretar en la red ese dominio.

Entre sus jugadores más destacados estuvieron Lucas Biglia, el número cinco y capitán que tiene este equipo, Patricio Pérez, el hábil jugador de Vélez que metió un par de asistencias notables, y Pablo Vitti, que pese a que no pudo hacerse presente en la red, evidenció su talento en varias jugadas. De hecho la localía pareció sentarle bien a los dos delanteros rosarinos, ya que Ignacio Scocco también se mostró incisivo, aunque (él también) impreciso a la hora de definir.

Chile por su parte propuso muy poco. Los dirigidos por José Sulantay fueron mezquinos, y ni siquiera cuando perdían 1 a 0 parecían preocupados por empatar. Daba la impresión de que su intención era evitar una goleada. En ocasiones les costaba cruzar la mitad de la cancha debido a la presión que los delanteros argentinos ejercían sobre su salida. Sin embargo en una jugada aislada, en el esfuerzo personal de Ricardo Parada que robó una pelota que era Argentina, consiguió empatar sorpresivamente el partido.

Entre las jugadas de riesgo del primer tiempo cabe destacar sólo dos. La primera surgió a partir de una pelota robada por Patricio Pérez a un defensor chileno que terminó en los pies de Pablo Vitti, y más tarde en el corner. Es que el remate del delantero de Central fue manoteado apenas por la estirada del arquero Rosales. A los 37’ de esa etapa llegó la merecida apertura del marcador. Un pase quirúrgico de Vitti a Valeri, le permitió al volante de Lanús entrar solito por derecha y ajusticiar al buen golero Rosales.

En el complemento el arranque albiceleste fue avasallante. Generó tres situaciones clarísimas de gol en pocos minutos. La primera fue una gran apilada del chiquitín Pérez, que una vez más asistió a Vitti, pero que el 11 no pudo concretar y mandó afuera. Poco después un medido centro de Archubi desde la izquierda, encontró en el segundo palo al solitario Vitti que una vez más la mandó por arriba. En esta oportunidad el atacante llegó exigido y por eso no pudo ampliar la ventaja.

En esa ráfaga de buen fútbol desplegado por el once nacional el público se entusiasmó más que nunca. La última posibilidad clara la tuvo Nacho Scocco, que tras ser asistido por el Pato Pérez, también calzó mal el balón y lo mandó un metro afuera. Tantas ocasiones desperdiciadas en el arco de enfrente, como siempre sucede, terminaron lamentándose en el arco propio. Una equivocación de Archubi en un lateral, propició que Chile recuperara la pelota en un sector de la cancha infrecuente, y que el fondo Argentino se hallara ligeramente mal parado. Ricardo Parada le fue a pelear la pelota dividida a David Abraham (el joven de Independiente oriundo de Chabás) y en la barrida el defensor pifió el corte y le dejó la pelota al delantero que definió muy bien y puso el impensado 1 a 1.

De ahí al final hubo poco más. Una tijera de Oberman que dio en la parte exterior de la red, y un par de remates de los ingresados Agüero y Oberman que se fueron muy por encima del travesaño. El ostensible dominio que había ejercido Argentina hasta ahí, se convirtió en nerviosismo e imprecisión. Así fue que tras el pitazo final de Oscar Sequeira (que con algunos fallos discutibles se ganó los chiflidos más intensos de la noche), llegó la coronación de Chile en el círculo central. Su capitán recibió de manos de Mario Giammaría la Copa Centenario. Sin embargo, el grueso del público le dispensaba una cerrada ovación al once nacional.

El buen funcionamiento esgrimido por el conjunto de Ferraro hizo que el empate pasara a segundo plano y la gente se retirara satisfecha con lo visto. Además, esta actuación permite ilusionarse de cara al mundial, ya que uno supone que con los refuerzos de Lionel Messi, Ezequiel Lavezzi, Juan Manuel Torres, Fernando Gago, Pablo Zabaleta y Pablo Barrientos, este equipo puede convertirse en el gran candidato para ganar el Mundial de Holanda.