Si alguien pudiera pedir un partido con todos los condimentos para ser una verdadera final, no solo desde el juego en sí sino desde la emoción, con jugadas espectaculares, con salvadas al borde de lo imposible, con goles en los momentos justos, expulsados y una definición para el infarto. Aquí lo tienen…

Barracas Central se quedó con la VIII Edición del Torneo Nacional de Fútsal “Copa Empleados de Comercio”, disputado en la ciudad de Rosario, al derrotar por 2 a 1 a Newell’s Old Boys, en un duelo épico por todo lo acontecido no solo durante los 40 minutos reglamentarios sino también en los 10 de alargue que se necesitaron para definir al nuevo campeón.

Por primera vez un equipo de la Asociación Rosarina de Fútbol arribaba a la final de este certamen y el equipo que dirige Fernando Lotuffo supo colmar las expectativas, estando a la altura de las circunstancias ante un rival muy fuerte, con jugadores de la Selección Argentina y jugando en el máximo nivel del futsal a nivel país.

El partido fue sumamente parejo y tal como se esperaba, el que se equivocara menos (el margen de error era mínimo según lo visto durante todo el campeonato) sería quien obtuviera el mejor resultado. El primer tiempo tuvo intensidad, aunque las llegadas con peligro sobre los arcos aparecieron promediando esta etapa. Primero Lisandro Valdano le tapó un mano a mano a Gabriel Ramírez y, cuatro minutos después, robó Luciano Avellino y corrió por la banda izquierda para terminar con un fuerte remate que Matías Quevedo envió al corner. Luego el partido se a placó. Hasta que, con 2 minutos por delante, el DT Pedro Baiza pidió tiempo y ordenó las cosas de cara al final. Faltando un minuto, Ángel Claudino tiró firme abajo y encontró las manos del “1” leproso. Y con 20 segundos por jugar, Ramírez se soltó por izquierda y estrelló un disparo en el palo.

El cero en el marcador no tenía sustento en lo sucedido en cancha y juzgando por el final, Barracas merecía un poco más. Y la segunda mitad arrancó similar a como terminó la primera. El Guapo salió a copar la parada de la mano de los rápidos Claudino y Damián Marín. Sobre 3’, Nicolás Lamas avisó. Y 10 segundos después, el mismo Lamas asistió a Leandro Wegner para que, abajo del arco, ponga el 1 a 0 visitante. La Lepra se vio desorientada, el gol envalentonó a un elenco bonaerense que parecía decidido a cerrar el encuentro. Y pudo hacer, pero hay un dicho que dice que “los goles que no se hacen un arco, se sufren en el otro” y eso le pasó al barraqueño. Valdano le ganó a Claudino y, luego, Lamas desperdició una oportunidad inmejorable (tenía que soplarla al gol pero puso mal el pie y la pelota cruzó todo el arco sin meterse).

Y sucedió algo mágico. Con 4 minutos por jugar, NOB pidió tiempo y Avellino se hizo cargo de la charla. Estaban decididos. El propio número 2 se convirtió en arquero-jugador y así fueron a buscar la igualdad. El Rojinegro cambió la actitud, empezó a arrinconar a Barracas y alcanzó el empate a falta de un minuto para el cierre. Luciano Avellino le pegó fuerte y esquinado, y dejó sin chances a Quevedo para desatar la locura de las 4 mil almas presentes (aún sin ser de Newell’s, muchos se alegraron con el gol del representante rosarino). Y el partido se fue al tiempo extra.

La visita lo tuvo en el final del primer suplementario pero el palo se lo negó a Claudino. Sin embargo, en la segunda etapa, un yerro en mitad de cancha permitió el escape de Ramírez y posterior cesión para Ángel Claudino, que definió fuerte y abajo para restablecer la ventaja de Barracas. Pero al partido le faltaba lo mejor… El reloj corría, la Lepra no pateaba al arco, hasta que la jugaron a la izquierda para Mariano Sabia, que la tiró al medio y la pelota pegó en la mano de Leandro Werner, que tuvo que ver la segunda amarilla e irse expulsado. ¡Era penal! Se vivió un momento de tensa calma porque Newell’s estaba ante una posibilidad épica de estirar la definición.

Pero el destino muchas veces es caprichoso y otras sabio. Lucas Testoni se dispuso, corrió y le pegó duro a la derecha de Mariano Quevedo, que, estirándose con el pie, le terminó dando el título a Barracas Central. Un arquero que fue un pilar durante toda la campaña en Rosario, que viste los colores de la Selección y que durante los 50 minutos jugados demostró ser uno de los mejores de la cancha, terminó permitiéndole a su equipo hacerse de la “Copa Empleados de Comercio”, siendo el nuevo campeón argentino de clubes.

Pese a la desazón por el resultado, el plantel de Newell’s fue ovacionado por la gran masa que presenció una final que no solo fue histórica por el arribo por primera vez de estos dos conjuntos al choque decisivo, sino que también tuvo a un nuevo elenco que se inscribe en la historia del futsal nacional, por fuera de los múltiples ganadores Boca Juniors y Pinocho, que se reparten los trofeos del primer puesto desde 2007 (primera edición). Aplausos para el Rojinegro por la gran tarea realizada. Y también para Barracas, campeones nacionales 2016.

Las formaciones:
Newell’s: Lisandro Valdano; Lucas Testoni ©, Tomás Tavella, Santiago Brachetta, Carlos Carugo. DT: Fernando Lotuffo. Suplentes: Mauro Robledo, Luciano Avellino, Federico Testoni, Francisco Lanzotti, Sebastián Corso, Augusto Mazzuca, Matías Brachetta, Mariano Sabia, Cristian Bresciani.
Barracas Central: Matías Quevedo; Leandro Werner, Ariel Flores, Walter Pucheta ©, Nicolás Lamas. DT: Pedro Baiza. Suplentes: Fabrizio Mariano, Oscar Borghetti, Daniel Ocaranza, Nicolás Medina, Gabriel Ramírez, Ángel Claudino, Damián Marín, Diego González y Mauro Quetglia.
Árbitro: Marcelo Bais. Asistente: Leandro Lorenzo. Tercer juez: Fernando Laballos. Cronómetro: Diego Riccio.
Figuras: Matías Quevedo. Demostró ser uno de los mejores arqueros durante todo el torneo pero si algo le faltaba para coronarse como el mejor era atajar un penal que valga un título… y lo hizo. Podio también para Luciano Avellino, por el amor propio y el empuje en todo momento; y para Ángel Claudino, un jugador que está a otro nivel.