Con un plantel diezmado, Universidad se consagró campeón por tercera vez desde que la Asociación Rosarina de Fútbol organiza los torneos de Futsal y se convirtió en el equipo con más vueltas olímpicas. Los dirigidos por Germán Lerín sufrieron, metieron y jugaron para empatar en el encuentro de vuelta y hacer valer la ventaja obtenida en la ida. Para aplaudir fue la actuación de Unión Americana que se quedó con las manos vacías pero murió de pie.
Por Lautaro Duboe.
Parece que no hay caso, individuales en un alto nivel, un juego colectivo extremadamente sólido, un entrenador que conoce como pocos este deporte y una pizca de mística pareciera ser la receta de este Universidad que no para de hacer historia. La “U” se quedó con tres de los últimos cuatro torneos en la ciudad y por momentos parece ser imbatible.
Este viernes, en una final infartante, los de Lerín empataron ante Unión Americana en seis goles y volvieron a dar la vuelta. El partido estuvo repleto de matices y cambios en el resultado y si bien los últimos minutos parecían estar de más, un gol sobre la hora hizo que el festejo se retrase hasta el sonido de la chicharra.
El partido empezó con las marcas bien ajustadas, sin regalarse nada y estudiándose los unos a los otros. Casi desde el vestuario Uni tuvo la primera clara, a los 15 segundos el “Pony” Bañez sacó desde lejos un terrible remate que se estrelló en el travesaño y luego picó afuera, el rebote lo tomo Javier Domínguez que intentó cabecear dentro del área, pero se topó con una gran respuesta de Diego Brizzi. Americana respondió ese primer embate con una de sus armas predilectas, los remates de media distancia. Primero el “Chule” Pochettino y luego el “Gato” Pérez obligaron a Pablo Bussano a revolcarse para evitar la caída de su arco.
Los goles se hacían esperar y si bien el encuentro era parejo, ninguno se animaba a arriesgar demasiado. La apertura del marcador llegó a los 7 minutos de juego, tiro libre para Universidad que ejecutó Javier Domínguez, el “Cuchu” la metió dentro del área para el ingreso de Agustín Potente, quien desvió el balón para descolocar a Brizzi y marcar el primer tanto del partido. Con el gol de los comandados por Lerín el partido cayó en una meseta, ambos dejaron de atacarse y se inclinaron por un juego friccionado y con pocas situaciones. A pesar de esto “Tomy” Tavella, de gran partido, se las arregló para hacer una diagonal desde la derecha hacia al centro y rematar apenas por encima del travesaño.
El primer tiempo se moría, pero a dos minutos del final apareció Gustavo Bañez para ampliar la diferencia. El pivot tomó el rebote que había dejado el arquero rojiblanco dentro del área luego de un remate de Domínguez y solo tuvo que empujarla para dejar la serie con tres goles de distancia. Uni sacaba una buena diferencia y de no ser por el palo se podría haber ido al descanso tres goles arriba. Contra letal encabezada por “Yiyo” Pfirter quien la abrió para Javier Domínguez, la pelota se le terminó yendo larga al ex Central y luego de enganchar estrelló su remate en el poste.
Con esa jugada como la última trascendente culminó la primera parte, en la cual Universidad había sido levemente superior a Unión, pero donde aprovechó las pocas situaciones que generó en los primeros 20 minutos de partido para sacar una interesante ventaja. Con la desventaja de tres goles en el tanteador global, los dirigidos por Aldaz se vieron obligados a salir a buscar el partido, lo que también obligaba a los de Fisherton a dejar huecos en el fondo, por lo que todos los goles que se habían guardado comenzaron a caer en el complemento.
Pasados los 5 minutos llegó un nuevo tanto de Uni, Potente la abrió para Mariano Sabia, quien volvía a jugar después de varios partidos afuera por haber sufrido un profundo corte en el párpado derecho. Este se sacó la marca de encima y con un fuerte remate la puso bien arriba para establecer el 3 a 0. Pese a esto, Rodrigo Aldaz le dio un golpe de timón a un partido al que hasta entonces no le encontraban el rumbo. Hizo un cambio de arquero, mandó a la cancha a Bruno Parma en lugar de Diego Brizzi y ese cambio le permitió torcer la historia. Con Parma en el arco llegó el primero de los descuentos, el golero remató desde mitad de cancha al segundo palo, la pelota no tenía destino de red, pero apareció Francisco Pochettino para corregir la trayectoria y acortar distancias.
Un minuto después volvió a decir presente el “Chule” pero esta vez con un arresto individual, el experimentado poste vio el hueco y la metió al primer palo cuando Bussano estaba tapado para quedar 2-3, y a dos goles de la hazaña. A partir de esos tantos el encuentro fue un monologo de Unión Americana, relatar la enormidad de chances que tuvieron los de Aldaz significaría ocupar páginas y páginas para esta crónica. De todas formas Unión terminó llegando al empate del encuentro para quedar a solo un tanto de los penales. A 6 minutos del final Parma tocó para Jorge Cura quien se acomodó para su zurda y desde dos metros delante de la mitad de cancha sacó un remate cruzado y esquinado que terminó inflando la red.
El gol levantó al público del CUA e incluso obligó a Germán Lerín a pedir minuto, el panorama pintaba negro para Uni, pero en ese instante, el más difícil de toda la serie apareció la mística, el talento, la suerte de campeón o como quieran llamarlo. Desde la salida del medio Agustín Potente tomó la pelota, amagó a ir hacia atrás, pero vio que el medio estaba libre y desde allí sacó un terrible derechazo que pegó en el travesaño y terminó entrando para poner a su equipo otra vez arriba (4-3) solamente 8 segundos después de la igualdad rojiblanca.
Pero como si esto fuera poco, a menos de un minuto de esa escena, Uni volvió a sacar dos de distancia. Un incansable Potente robó en la salida de Bruno Parma y cuando el arquero intentó derribarlo tocó para Mariano Sabia que solo tuvo que empujarla ante un arco completamente vacío para llegar al segundo de su cuenta personal. El partido se le hacía nuevamente cuesta a arriba a los de Fisherton que en menos de un minutos vieron como se les derribaba lo que habían construido durante todo el encuentro.
A cuatro del final el CUA volvió a achicar diferencias, Tomy Tavella recibió solo apenas adelante de mitad de cancha, el 30 sacó un remate rasante que se terminó metiendo en el arco con alguna complicidad de Bussano que estaba lejos de encontrarse al 100 % de su condición física producto de un golpe en el encuentro de ida. Pero cuando otra vez parecía que se le venía la noche al conjunto universitario aparecieron de nuevo sus individualidades. Gran remate del “Cuchu” Domínguez al segundo palo para que otra vez Sabia ingrese y la meta con el pecho, a pesar del pedido de todo el banco de Unión que reclamaba que el 13 la había empujado con la mano. Seis a cuatro.
El partido se moría, la distancia era casi indescontable, pero Unión tenía como premisa inicial morir de pie, y vaya si lo hizo. A un minuto y medio del final, un intratable Tavella aguantó la pelota como si fuera un experimentado pivot, giró para su zurda y ya dentro del área remató cruzado para achicar nuevamente el margen. 6-5. El banco de Uni había comenzado a cantar el tradicional “Dale Campeón” a algunos segundos de la chicharra, sin embargo el grito tuvo que suspenderse cuando a 7 segundos del final, otra vez Tomas Tavella se hizo cargo de una 6ta falta rematando con la cara interna de su pie izquierdo y colocándola en el palo derecho del arquero para igualar el partido a seis.
Más allá que los de Fisherton tuvieron la posibilidad de igualar la serie con un lateral a su favor, los 7 segundos que restaban eran definitivamente muy pocos, y terminaron por consumirse para que el delirio y la algarabía estallen en el banco de Uni. Titulares, suplentes e integrantes del cuerpo técnico se fundieron en gritos, cánticos y abrazos para festejar el merecido campeonato. Un torneo que lo tuvo como protagonista desde el primer encuentro, perdiendo solamente dos partidos en la fase de grupos y sobreponiéndose a bajas realmente sustanciales como la de su goleador Damián Faitch que no estuvo en las finales por motivos personales.
Merecido por el trabajo, por la dedicación y por la categoría de estos jugadores, que ya demostraron en muchas ocasiones que el torneo doméstico les queda chico. Felicitaciones para Universidad que con este título se convirtió en el equipo más ganador del futsal rosarino. Un párrafo aparte merece Unión Americana, con un plantel altamente competitivo, que se entrena de manera prácticamente profesional, con un cuerpo técnico que brinda una dedicación absoluta a este deporte y que más allá de haberse quedado sin el título, demostró ser un dignísimo rival. Las lágrimas de Tavella, Cura, Pérez, Aramberri y compañía demostraron que este plantel tiene hambre de gloria, y si a eso se le suma la jerarquía individual con la que cuentan, no caben dudas de que tarde o temprano los resultados se le van a dar.
Final para un nuevo torneo, final para un nuevo año, título para un mismo campeón. Universidad volvió a consagrarse, y esto de dar vueltas olímpicas es casi una sana costumbre para la “U”.
El tricampeón de futsal en la ARF es Universidad Nacional de Rosario. Gran campaña de un gran equipo.
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