Por Lautaro Duboe
Fotos Leo Galetto
Si algún desprevenido merodeaba el barrio de pichincha durante las ultimas horas del martes seguramente los bombos, las banderas y el griterío hacían rápidamente darse cuenta de que allí había un campeón. Poco le importó a los hinchas y jugadores de Regatas que la división sea la tercera, el campeonato se festejó como pocos y se prolongo como nunca.
En lo estrictamente futbolístico el encuentro marcó dos posiciones antagónicas, uno que lo fue a buscar en todo momento, pero con poca claridad, y otro que solo se dedicó a defender, pero con tanta eficacia que con eso le bastó para consagrarse.
El encuentro arrancó parejo, sin muchas llegadas de peligro y con Regatas parado en la mitad de la cancha esperando para salir de contra. Central apretaba desde la salida rival y eso hacia que cada saque de arco terminara en un lateral para el local.
La primera del encuentro fue para el canalla, cundo a los 5 minutos un remate de Luciano Vázquez a la salida de un corner le sacó chispas al poste.
Hubo que esperar hasta el minuto 17 para encontrar otra situación de riesgo y con ella el primer grito de gol. El conjunto visitante jugó rápido un tiro libre, la pelota quedó en los pies de Juan Manuel Hernández quien luego de quitarse la marca sacó un terrible zurdazo desde la izquierda que se clavo en el ángulo diestro del arco defendido por Paolo Jacinto. El equipo de la ribera se ponía arriba en el marcador y estiraba a dos la diferencia en la serie.
Con la desventaja en el tablero los de Jorge Crozzoli salieron a buscar el empate, y allí se vieron los mejores minutos de la academia. Primero un gran pase de Joel Vechiarello dejó mano a mano a Facundo Pérez Mota quien definió de zurda por encima del travesaño, y un minuto más tarde una jugada casi calcada a la anterior le permitió a Central estampar el 1 a 1. Matías Crozzoli lanzó el esférico para Lucas Quiroz, quien aguantó la pelota para soltarla en el momento indicado para la entrada del Facu Pérez Mota, el ex Refinería esta vez no falló y decretó la igualdad con un remate cruzado.
En los últimos minutos de la primera parte el partido volvió a caer, desaparecieron las jugadas elaboradas y la fricción se hizo cargo del papel protagónico, todo un presagio de lo que ocurriría en el complemento.
En el segundo tiempo Regatas resignó su ataque casi por completo y se encargó de ponerle un cerrojo a su arco, así y todo Central tuvo sus chances de empatar pero no las supo aprovechar. La primera clara estuvo en los pies de Lucas Quiroz, de buen partido. Luciano Vázquez pateó dos veces a la salida de un tiro libre, y luego de que ambos intentos fueran desactivados por los defensores, la pelota quedó boyando dentro del área y con el arquero ya vencido, Quiroz se arrojó para empujar el balón, pero la redonda terminó dando en el cuerpo del golero quien luego de encontrársela la terminó atesorando en dos tiempos.
Los de Capillo seguían abortado toda llegada de riesgo, y los recursos de Central se iban agotando. El partido se mantuvo así hasta cinco minutos del final, donde la desesperación y los huecos del canalla le dieron al encuentro un ida y vuelta que hasta el momento no habíamos presenciado.
Primero Pedro Bruneti le tapó muy bien el remate a Lucho Vázquez, en la respuesta Juan Pablo Nieto picó la pelota dentro del área cuando Paolo Jacinto ya estaba vencido pero el balón se fue besando el horizontal.
La gran chance de forzar el alargue estuvo en los pies de Pérez Mota, quien luego de recibir un exquisito pase de Vázquez terminó estrellando su remate en el palo derecho de Regatas. El conjunto de la ribera no se quedó atrás, y lo pudo haber liquidado con un mano a mano de Hernández, pero el remate de zurda del 17 se terminó yendo ancho. La ultima fue nuevamente para Pérez Mota ya en tiempo cumplido, pero el máximo referente auriazul demostró no estar en su noche ideal y el remate de bolea terminó en la tribuna.
Luego de eso no hubo tiempo para más, el juez pitó el final y apenas el silbatazo se hizo presente se desató la locura visitante. Padres, hermanos, amigos, jugadores del plantel de primera y los jugadores y cuerpo técnico campeones inundaron el campo de juego y se hicieron dueños de la noche. Los bombos y las banderas fueron los faros de una caravana interminable por la Avenida Alberdi y el Boulevard Avellaneda, prolongando los festejos hasta la casa del campeón. Este titulo seguramente no era el objetivo primordial al comenzar el año, pero se festejó como si fuera el único.