Fotos y texto Miguel Martínez.

Que los futbolistas de Rosarina juegan en la mayoría de los casos por amor a la camiseta es una frase recontra sabida en este ambiente. Ahora bien, también es habitual que los directivos le brinden horas de su tiempo, dedicación y hasta dinero, a los clubes que conducen. En Morning Star por ejemplo, se nota que la Comisión Directiva que encabezan Marcelo Rodríguez y Martín Herranz, está muy comprometida con el progreso de la institución. Todo lo que les incumbe, como puede ser el suministro de materiales para entrenar, o los arreglos en las instalaciones del predio, se ha ido mejorando sin prisa pero sin pausa.

Los progresos logrados en el último tiempo son innegables. A la mejora de la cancha de once, a la cual se le instaló a principios del 2010 un sistema de riego, se le suma ahora las realizadas en las canchas de fútbol infantil. En ambas se ha colocado un parapelotas de 6 metros de altura por 25 de ancho, para evitar que los balones se escapen permanentemente a las vías del ferrocarril. Además, una de las dos, la que se utiliza para Rosarina, está francamente hermosa. También con el riego instalado (se puso en 2011), y convertida, por qué no decirlo, en una de las más lindas de la ciudad.

El césped bien verde y profuso que se puede ver hoy, es gracias al resembrado que se le hizo en invierno. La otra, ubicada paralelamente, no está tan impecable, pero en ella no se juegan partidos oficiales. Se usa sólo para prácticas, y se alquila para partidos ocasionales. Además, el receso sirvió para que se cambie todo el alambrado que había atrás de uno de los arcos en la cancha de once. Más precisamente el que da a las canchitas del baby. Ese tejido estaba algo deteriorado. Doblado en algunos sectores, y se lo reemplazó con uno nuevo, al que se le colocó otro parapelotas encima. De idénticas dimensiones que el antes mencionado.

Pero no es todo. Las obras del verano 2012 terminarán cuando se culmine con el paredón que se está levantando detrás del otro arco, el que da a la cancha de Social Lux. Allí, se decidieron a levantar un muro para no tener contacto alguno con el individuo que vive en esa parcela del terreno que desde hace décadas ocupa el histórico y tradicional club de nuestra ciudad. La tapia aún no está rebocada, y sólo se eleva del piso con unas cuantas filas de ladrillos, quizás un metro.

Según nos confirmó el propio Herranz, Secretario de la institución, se realizarán nuevos resembrados en la cancha grande para emparejar las áreas (el único sector que se nota un poco “pelado”) con el resto del campo. A todas estas obras, hay que sumarles lo hecho en los últimos años: la zona del quincho y parrillero, pintada y mejorada notablemente, y el gimnasio, ubicado en la parte donde antiguamente estaba la Secretaría. Enhorabuena, y que sigan los progresos.