Cada vez que pueden pasan a saludar. Son amigos de la Casa madre del fútbol rosarino. Esa misma que los vio crecer, y que ayudó a proyectarlos. Saúl Laverni y Sergio Pezzotta, si bien siguen en el arbitraje, están hoy por hoy más enfocados en lo que ocurre afuera de las canchas. Pezzotta piensa volver a dirigir prontamente, pero mientras tanto se encarga de conducir el SADRA a nivel provincial (Sindicato de Árbitros Deportivos de la República Argentina). Laverni, en tanto, fue elegido por Horacio Elizondo para coordinar y dirigir a todos los árbitros del interior del país. Consultado respecto a este amplio e importante cargo, Saúl nos contestó lo siguiente:

__Sí, estoy a cargo de la formación de las escuelas nacionales. O sea que es un puesto pedagógico y también de designador. Debo supervisar y designar a quienes dirigen desde el Federal C al Federal A. A su vez también estoy trabajando con Horacio Elizondo en la Comisión Arbitral, coordinando a los veedores de primera división. Así que estoy contento porque tras haberme retirado en buena forma, esto supone un abanico de trabajo muy amplio. Es un laburo formativo, y que me gusta porque además es en el interior, que es donde me formé.

__¿Tenés que viajar por las ligas y ver partidos? ¿Conocer nuevos árbitros?
__Sí, uno de los objetivos es ese, conocer a los jóvenes, observar como van evolucionando. También capacitar a los instructores para que puedan dar clases de la mejor manera, con los últimos materiales de FIFA que llegan a Ezeiza. Es un trabajo a largo plazo, lento, pero que estamos haciendo con muchas ganas.

__¿Y cómo estás viendo el nivel de los árbitros del interior?
__Bien. Yo lo que veo es que siempre hay un plus para las Ligas capitalinas. Las Ligas fuertes que tienen equipos en Primera División, o en la B Nacional, tienen un plus con las Ligas que poseen seis o siete clubes. Eso no quiere decir que no sean buenos árbitros, pero les falta ese roce de la competencia fuerte. Por eso es que para llegar necesitan mucho más empuje los árbitros de las Ligas pequeñas, porque los de las Ligas grandes ya tienen esa espalda que los acerca al objetivo.

__Una pregunta más personal, ¿cómo estás sobrellevando vos el alejamiento de las canchas?
__Bien, me fui entero físicamente... entero de la cabeza. Fue una decisión meditada, no me quería ir mal, quería salir de saco y corbata igual que como entré. Y en realidad no me fui, porque sigo en AFA, desde otra función. Además, mi último partido fue Boca-Colón, el partido en el que se despidió Carlos Tévez, así que nos fuimos juntos dos grandes (risas). Colgué los botines pero no el silbato, porque todavía lo sigo usando para la capacitación y las prácticas.

__¿Estás satisfecho con lo que fue tu carrera?
__Sí, tuve once años y medio en Primera División, dos años y medio en el Nacional B, y ocho como internacional de FIFA. Jugué Sudamericanos, Copa Libertadores, clásicos, no me puedo quejar del fútbol. Me faltó un Mundial, pero bueno... estuve ahí nomás. Otro árbitro le gustó más a la FIFA. Hoy se busca un parámetro físico mucho más rápido de lo que yo podía dar. Lo bueno es que dejé todo, hasta el último día, así que estoy muy satisfecho.

__¿Te genera alguna nostalgia volver a esta Asociación?
__Yo siempre estoy muy agradecido con aquellos que me dieron la posibilidad de hacer la carrera que hice. Y por supuesto que ahí la primera fue la Asociación Rosarina de Fútbol, que no sólo me proyectó en sus torneos, sino que me propuso para hacer los cursos nacionales, los cuales me permitieron llegar a AFA y más tarde a FIFA. Por eso siempre que puedo vuelvo, y si hay que darle charlas o capacitaciones a los chicos lo hago contento.

__¿Qué recuerdos guardás de nuestros torneos? ¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza cuando mirás hacia atrás?
__Los tres o cuatro clásicos que dirigí entre Oriental y Aguirre. Y los dirigí en las dos canchas. Yo digo siempre que si uno dirige Oriental – Aguirre puede dirigir tranquilo un Boca – River. Otra anécdota que me quedó de Rosarina es que un martes estaba dirigiendo Oriental – Argentino de Rosario, no sé porqué se jugó un martes, creo que era un partido suspendido del fin de semana, y habría 20 personas en la cancha. Imaginate, horario laboral. Cuando llegué a mi casa recibí la designación para dirigir en Córdoba, Belgrano y Gimnasia de Jujuy por la B Nacional. Un partido en el que habrá habido 20.000 personas. Y fue fuerte ese cambio. Me generó un cimbronazo, sin embargo salió todo bien, porque tuve veedor y ahí empezó mi carrera. Corría el año 2002.

__¿O sea que no tuviste un paso previo por los Torneos Federales?
__No, yo pasé de Rosarina derecho a la B Nacional, no jugué nunca un Torneo Federal. Por eso les digo siempre a los chicos más jóvenes que tienen que estar listos y capacitados porque en cualquier momento, cuando menos se lo esperen, pueden ser citados y tienen que salir a la cancha.

__¿Cómo viviste desde tu puesto todo este conflicto del fútbol, y la demora en el comienzo de los torneos?
__Me generó incertidumbre porque no sabía cuándo iba a designar. O cuándo íbamos a armar los cursos. No saber si se podía o no viajar, porque hubo partidos que hasta último momento estuvieron en duda. En fin, complicó y generó un espacio de zozobra que nos impidió planificar tranquilos. Después el conflicto entre jugadores y clubes es muy gremial y nosotros estamos afuera de eso.