Todo un país espera esta final. Luego de arribar a dos finales, como la del Mundial Brasil 2014, y la Copa América Chile 2015, ganar la Copa América del Centenario en Estados Unidos, significaría para la Argentina futbolera paliar bastante aquellas heridas, aún frescas, y en eso están Gerardo Daniel Martino y sus muchachos. El DT rosarino, formado desde su más tierna edad en nuestras canchas, tendrá enfrente nada más y nada menos que a Juan Antonio Pizzi, otro que pasó muchos años por la ARF, y más allá de ser santafesino, tiene mucho de rosarino por adopción.

El “Tata” y “Juanchi” están identificados con Newell’s y Central, pero más allá de rivalidades antiguas, enorgullecen a todos los rosarinos por la enorme trascendencia que han adquirido en el concierto del fútbol internacional. Porque esto demuestra que no sólo somos exportadores de extraordinarios jugadores, sino también de destacadísimos directores técnicos. César Luis Menotti, campeón del Mundo con la Selección, es rosarino. Marcelo Alberto Bielsa, campeón Olímpico en Atenas 2004, es rosarino. Y no sólo poseen esos títulos. Ambos han sido tremendamente influyentes para sus contemporáneos, por poseer discursos carismáticos y atractivos que han creado verdaderas corrientes de pensamiento.

Y también estamos orgullosos de Jorge “el Indio” Solari, de José “Pato” Pastoriza, de Carlos Timoteo Griguol (otro rosarino por adopción), de Ángel Tulio Zof, o de José “Piojo” Yudica. Pero en estas jóvenes generaciones sin dudas Martino y Pizzi han subido muy alto. Hoy el continente entero los mira. El “Tata” es categoría 62, y antes de llegar a Newell’s supo estar en los seleccionados infantiles de Juan Pablo VI, “el Tata ya de chico resaltaba por su talento. Era un jugador con mucha clase. Aunque también lo recuerdo como un chico muy protestón” recordó Mario Giammaría, Presidente de la Asociación Rosarina de Fútbol.

Con 13 años, en abril del 76, Martino firmó su primera ficha en Rosarina. “Ya de chico se veía un enorme potencial en él. Era un chico con mucho liderazgo por su gran carácter” agregó Giammaría, orgulloso de la proyección que tuvo aquel pequeño que conoció hace tanto tiempo. “Juanchi” en cambio, es categoría 68, y llegó a Rosario para estudiar medicina a los 17 años, siguiendo el legado familiar de su padre doctor. Casualmente, uno de los grandes responsables de acercarlo a Rosario Central fue el propio Mario Giammaría.

“A Pizzi lo conocí en un torneo Sub13 jugado en Salta en el año 80. Rosario jugó la semifinal con Santa Fe y los vencimos 1 a 0, pero Juan jugó un gran partido. Era muy difícil marcarlo. Después goleamos en la final y fuimos campeones, pero no me olvidé más de ese gringo corpulento. Cuando me enteré que había venido a la ciudad yo era Secretario de Central, y de inmediato lo contacté” rememora con alegría Giammaría.

En 1986 Pizzi vivió en una práctica, un episodio que todos recuerdan. En un choque con Roberto Bonano, el golpe le generó perder el riñón. “Fue un partido entre las dos cuartas, la línea A contra la B, y después de aquel accidente más de uno decía que no iba a tener gran proyección en el fútbol. Sin embargo, Juan llegó a Europa, jugó muchos años allá, y hasta vistió la camiseta de la Selección española” añade un nostálgico Giammaría.

Martino en Newell’s tuvo tres etapas como jugador. Entre 1980 y 1990, período en el cual brilló, obteniendo el título del 88; luego en la etapa de Bielsa, entre 1991 y 1994, donde muchos dicen que corrió como nunca lo había hecho; y finalmente en la temporada 95/96, donde disputó sólo 15 partidos. Como entrenador estuvo entre el 2012 y el 2013, año este último en el que se coronó campeón, pese a haber llegado para salvar al primer equipo de la comprometida zona del descenso.

Pizzi en Central también tuvo tres etapas como futbolista. Entre el 86 y el 90, durante su explosivo surgimiento; luego entre el 99 y el 2000, donde convirtió 24 goles en 36 partidos; y por último, en la temporada 2001, ya cerca de su retiro. Como DT lo dirigió en la temporada 2011/2012, aquella en la que logró grandes triunfos y rendimientos, pero que no tuvo un final feliz, ya que su equipo, en el que entre otros jugaban Medina y Castillejos (goleador del torneo) se quedó en la Primera B Nacional, luego de estar muy cerca de ascender.

Desde la Asociación Rosarina de Fútbol nos enorgullecemos por tener en el primer plano del fútbol continental a dos fieles exponentes de nuestra Liga, y por supuesto les deseamos que los éxitos los sigan acompañando, manteniendo en sus carreras el progreso que han venido teniendo.