Por Miguel Martínez.

El Molinas 2011 quedó finalmente en manos de Rosario Central. El equipo auriazul llegó a la última fecha un punto por encima de Oriental, y dependía de sí mismo. Sabía que ganando daría la vuelta olímpica, y así fue nomás. Con un gol convertido a los 40 minutos del primer tiempo por Walter Acuña, delantero juvenil que tuvo una explosiva aparición en el equipo del “chino” Albarenque, y bien podría ser considerado como la revelación de los últimos meses, el elenco canalla dio el paso que necesitaba para coronar una campaña formidable, en la que los números, y sobre todo la regularidad del rendimiento, avalan su conquista.

En Alvarez en tanto, donde Oriental visitaba a Coronel Aguirre, el aurinegro no pudo con su clásico rival y cayó derrotado por un contundente 4 a 0. Los goles del equipo de Alberto Valiente los hicieron, en el primer tiempo, Oscar Sánchez (de chilena), Javier Lomo (de cabeza) y Lucas Granados (el árbitro se lo dio a él aunque su centro fue desviado en el camino por Milton Aquino). En la etapa complementaria en tanto, amplió la ventaja del rojiverde otro defensor, Matías Gaite, también de cabeza. Con el resultado ya completamente adverso, y en una muestra de que no era la tarde del conjunto de zona sur, falló un penal Milton Aquino.

Pese a esta caída, y a que se frustró la ilusión que tenían de ser campeón del Molinas por primera vez en su historia, Oriental se consagró campeón de simple afiliación, y redondeó una temporada rica en logros, ya que también pudieron ascender en inferiores. Por el lado de Aguirre, el triunfo no sólo les permitió vengar la derrota de la primera rueda, sino también finalizar el campeonato en un valorable tercer puesto, y confirmar la jerarquía de algunos jugadores, como por ejemplo Oscar Gabriel Sánchez, delantero que no sólo metió el mejor gol de la tarde, sino que durante muchos pasajes del partido luchó el balón con todo el fondo de Oriental (Aguirre jugó muchos minutos con dos hombres menos).

Si bien la diferencia en el marcador fue escueta, en cancha de Sagrado la superioridad del campeón sobre el local se hizo notar. Salvo en los primeros minutos, donde por el nerviosismo propio de lo que se jugaban los futbolistas de Central no estaban muy finos en la elaboración de sus maniobras de ataque, en el resto del partido fueron dominadores, y plasmaron en el campo la diferencia que los separa en la tabla del “tricolor”. De hecho, todas las crónicas periodísticas coinciden en señalar a Gonzalo Sánchez, el arquero del Ateneo, como una de las principales figuras del encuentro.

Si uno intenta desmenuzar las virtudes de este flamante campeón, debe empezar por atrás, ya que tanto su arquero, Lucas Petrich, como los tres del fondo, Affatato, Resler y Gomez Andrade, le dieron una enorme seguridad. Jugadores tal vez no muy dúctiles pero sí aguerridos, que no dudaron en despejar bien lejos cualquier balón que podía transformarse en peligro para su valla. Esa solidez defensiva se nota en los pocos goles que recibieron, sólo 21 en 30 encuentros (un promedio de 0,7 por cotejo). A partir de ese pilar, Albarenque construyó un equipo equilibrado en el medio, con un doble cinco de buen pie, que no sólo recuperó sino que le dio siempre buen destino al balón (en gran parte del año jugaron ahí Migueles y Domínguez), y dos carrileros con un incansable ida y vuelta, Brian López y Damián Fernández.

Después tuvieron en ataque a un dúo dinámico que con el correr de los partidos se fue entendiendo mejor, y si “la gata” Lucas Lencina era bueno estando solo (o con algún media punta abasteciéndolo), con el aporte de “cachete” Walter Acuña rindió todavía mucho más. De hecho, bien podríamos calificar al “rubio” Lencina como el delantero más peligroso y desequilibrante del torneo. Finalizó con 15 gritos, a dos de los máximos artilleros del campeonato. Y si a esto le agregamos que Acuña en pocas apariciones metió 7, debemos decir que entre los dos señalaron casi el 50 % de los goles del campeón, y al nicoleño Acuña, por ser categoría 92, todavía lo podremos disfrutar un año más en Rosarina.

Siguiendo con la campaña en números, vale decir que fue el tercer equipo más goleador con 53 tantos, y también el que más partidos ganó, con 19. Un título merecido para un plantel que si bien rotó bastante en el primer semestre, se afianzó un montón en el segundo, justamente después del revés que significó perder la final del Ivancich con Oriental. Es la vigesimoséptima estrella de Central en el Molinas, el club más ganador en la historia de este torneo. Por debajo de la institución de Arroyito marcha Newell's, que ganó el máximo certamen local en 24 oportunidades.

La última vez que un equipo obtuvo títulos en el Molinas de manera consecutiva fue en el 2001. En aquel entonces fue Tiro Federal quien consiguió un tetracampeonato (98, 99, 00 y 01). Central en tanto fue bicampeón en cuatro ocasiones (contando esta). La anterior fue en los años 87 y 88, anteriormente había repetido su alegría en el 68 y 69, y antes que eso en las temporadas 42-43 y 37-38.