Fotos y texto Miguel Martínez.

En un partido parejo, lindo para ver, Central Córdoba le ganó 3 a 1 a Renato Cesarini fuera de casa. El cotejo se jugó en la impecable cancha del aurirrojo (esta vez vestido de verde y blanco), seguramente el mejor suelo para jugar al fútbol de toda la liga (o uno de los dos mejores). Ese estado perfecto del campo predispone a todos a jugar por abajo. Tanto los propios chicos de Renato, seguramente acostumbrados a hacer correr la bocha por el piso, como a los visitantes de turno, que aprovechan para meter pases rasantes de muchos metros sin que el balón pique mal o tome un curso inesperado.

Además, hay ciertas cosas que no cambian. Si uno va a ver un partido de Renato Cesarini hay un 99% de posibilidades de que vea a un equipo que juega bien. Y cuando decimos “bien” decimos prolijo, responsable e inteligentemente. Es decir, haciendo los relevos correspondientes, tratando siempre de salir jugando, con unos cuantos jugadores (sino todos) que tienen buen manejo de balón, velocidad, talento. Esto en Renato es como una marca registrada, que aunque cambien los nombres, pasen los años, y se altere el color de camiseta, se conserva inalterable en sus equipos.

En este contexto se desarrolló el primer duelo de la fecha 10 (adelantaron porque el charrúa juega el domingo por AFA y sus dirigentes querían liberar a los chicos para que asistan al Gabino). El primer tiempo fue entretenido, tuvo mucho dominio de balón de ambos, es decir, los dos equipos quisieron cuidarlo y darle buen destino. El marcador lo abrió a los 18 minutos Neri Bandiera (cuando no), para los locales. Recibió un pelotazo cruzado, de izquierda a derecha, y en el mano a mano con el arquero lo gambeteó con jerarquía de goleador. La etapa terminó igualada gracias a que Rodrigo Araujo (otro que moja casi siempre) empardó el tanteador a los 33'. El petiso delantero encontró un rebote en el área y definió con clase. Bien lejos del alcance de Bassanini. Golazo.

En el segundo, al minuto nomás, Bandiera habilitó a Leonardo Guerrero, que mano a mano con Poropat definió afuera. Fue una contra mortífera, manejada con gran velocidad, que por muy poquito no terminó en gol. A los 9 minutos una vez más Bandiera demostró su peligrosidad. Giró en el área, se sacó de encima a su marcador, y logró lo que tanto buscaba, quedar de frente al arco con un remate más o menos frontal. Sin embargo, no la empalmó bien y su derechazo se fue alto. A los 15', el que no la pudo parar bien fue Víctor Luna, que recibió solito un centro atrás, pero terminó rebotando la pelota y sirviéndosela al “polaco” Poropat.

Estas aproximaciones hacían pensar que si se rompía la igualdad, el que marcaría sería el local. Como en el boxeo, Cesarini parecía ir ganando la batalla por puntos. Acumulaba méritos y desgastaba a su rival. Merodeaba su área. Sin embargo, el charrúa lejos estaba de sentirse contra las cuerdas. Su DT Collatti hizo una apuesta que le salió bien. A los 20 minutos tiró a la cancha a Nicolás Mellano, y el mellizo no le falló. Igualmente, vayamos en orden cronológico. A los 23' su hermano Gastón ganó arriba en una pelota parada, y su cabezazo quedó en manos del longílineo arquero Bassanini.

A los 25 y 29 minutos volvió a llegar Renato. Primeramente a través de Leandro Simón, que paró bien una pelota en el área y le pegó de volea. Atajó Poropat. Y en segundo término por intermedio de Luna, que en una jugada rapidísima metió un centro al primer palo para que cabecee Bandiera. El balón salió apenas alto. Y finalmente, a los 31', llegó el tanto del que hablábamos. El que rompió la paridad. El que vino del banco de suplentes. Nicolás Mellano armó un jugadón, quedó frente a frente con Bassanini, lo eludió, y tocó a la red.

Ese 2-1 cambió todo. Renato sintió el impacto, y aunque siguió yendo para adelante mecánicamente, no pudo volver a generar peligro. En los 15 minutos faltantes el charrúa tuvo dos cabezazos muy buenos de Nicolás Mellano, el primero lo atajó el arquero, y el segundo dio en la base del poste, cruzó todo el arco, e increíblemente no entró. A los 45', cuando el partido se moría con ese marcador apretado, llegó la frutilla del postre. Un pase para “el enano” Araujo lo dejó solo (desde nuestra posición no podemos precisar si estaba o no habilitado). El línea dos le permitió seguir, y el número siete no fue egoísta. Cuando le salió Bassanini tocó para el medio, para que el melli Mellano la empujara al arco vacío, y redondeara su faena de 2 goles en 25 minutos. Excelente y determinante lo suyo.

Con este 3 a 1 el conjunto de Tablada intenta seguir con la remontada que empezó hace algo menos de dos meses. Recordemos que en las primeras 4 fechas perdió 3 y no convirtió gol alguno. Esa falta de buenos resultados, hacen pensar que quizás el plantel no estaba del todo constituido, y que cuando se terminó de armar la cosa cambió. Ahora lleva 6 presentaciones invicto (tres victorias y tres empates). Una racha que invita a soñar, y que por ahora lo ubica en la mitad de tabla. Si se mantiene, quizás hasta lo encarame en los puestos de arriba. Equipo, al parecer, tiene.

Las Formaciones:

Renato Cesarini: Diego Bassanini; Nahuel Auvieux, Valeriano Artigas, Federico Pérez y Lucas Coirini (R. Sosa); Maximiliano Lencioni (L. Simón), Fernando Balbi, Víctor Luna y Leonardo Guerrero (J. Castro); Jorge Cardozo y Neri Bandiera. DT: Miguel Isabela.
Central Córdoba: Leonel Poropat; Rodrigo Gauna, Ezequiel Alonso, Gastón Mellano y Leandro Carubini; Gustavo Pineda (N. Mellano), Lucas Tulián, Ezequiel Taborda y Luciano Conti (M. Murúa); Brian Bertuzzi (F. Bonacci) y Rodrigo Araujo. DT: José Collatti.
Arbitro: Cristian Ferreyra. Asistentes: Diego Ballinari y Maximiliano Macheroni.
Figuras: Gastón Mellano. El marcador central fue de menor a mayor, ganó muchísimo de arriba y terminó siendo casi impasable. Lucas Tulián. El volante central tuvo una incansable tarea de recuperación y fue determinante para aguantar cuando el local se venía.