Este fue el último año en el que Central y Ñuls pusieron sus mejores hombres en el Torneo Molinas de la Rosarina. Desde 1939 se les permitiría jugar en AFA a partir de un pedido de permiso a nuestra Liga. La más llamativo de la temporada fue la tremenda sangría de jugadores que se produjo, la mayoría de los cuales se marchaban a clubes porteños.
El campeonato de 1938 se reserva el curioso privilegio de ser el último en el que Rosario Central y Newell’s Old Boys presentaron sus mejores elementos en el marco de nuestro medio. A partir del 39 las dos instituciones más poderosas de la ciudad se afiliarían a la AFA y participarían de dichos torneos con sus jugadores más destacados, afrontando a su vez, el torneo Gobernador Molinas, con sus hombres de reserva.
Esta temporada estuvo signada además, por el alejamiento de importantes jugadores. El destino de los que se marchaban era en general Capital Federal, y el motivo que los impulsaba, muy sencillo: el económico. En Buenos Aires se pagaban mejores sueldos y eso atraía. Sólo unos pocos, muy apegados al terruño o a los colores de su camiseta de origen, se libraban de este fenómeno. La sangría afectó a la competencia local y también al representativo de la ciudad, que ya no fue capaz de obtener las rutilantes victorias que en otros tiempos había conseguido.
La mayoría de los transferidos eran baluartes en sus respectivos equipos. Algunos de los más renombrados que fueron contratados por entidades porteñas son: Gabino Ballesteros, de Newell’s a San Lorenzo; Jaime Liztherman, de Belgrano a Atlanta; Juan Cerro, de Central también se fue a la entidad de Villa Crespo; Ricardo Staggi, de Central Córdoba a Almagro; Máximo Fernández, de Provincial a Platense; y Francisco Rúa de Ñuls a Vélez. Ellos son sólo algunos de los que emigraron. La lista es aún mayor.
De todos modos, por algo se dice que la cantera del fútbol rosarino es inagotable. A medida que se iban vendiendo contingentes enteros de futbolistas, iba surgiendo la sangre joven que cubría los vacíos dejados por los consagrados. Perucca y Morosano, se afianzaron en Newell’s, Alfredo Fogel en Central, Waldino Aguirre y Eugenio Maigán en Central Córdoba, Manuel Aragüez en Argentino, y el gran Rinaldo Martino en Belgrano. El año comenzó con la vuelta de la Copa Ibarguren. El trofeo por el que pugnaban los clubes campeones de Rosario y Buenos Aires se había disputado desde 1913 hasta 1925. Luego había quedado en el olvido. El 8 de enero, en cancha de San Lorenzo, 50.000 personas fueron testigos de la goleada 5 a 0 de River sobre Central. El primer tiempo terminó con el score en blanco, pero en el complemento, el conjunto canalla no logró resistir los constantes embates del millonario.
El 22 de ese mes, empezó el atractivo torneo nocturno que ya se había realizado en 1936 y que reunía a los máximos exponentes de las ciudades más futboleras. A los nueve clubes que habían participado de la primera edición se sumó Estudiantes de La Plata. El certamen despertaba enorme entusiasmo y multitudes colmaban los diferentes estadios. El campeón esta vez fue Nacional de Montevideo. El “tricolor” uruguayo realizó una fantástica campaña ganando siete partidos y perdiendo apenas los dos últimos, cuando ya tenía el título en el bolsillo. Los uruguayos puntearon toda la competencia y su máximo artillero fue Atilio García, un argentino.
Los clubes de nuestra ciudad hicieron campañas más que dignas. Newell’s terminó cuarto con diez puntos (a 4 del campeón) y Central séptimo con ocho. Newell’s hacía de local en la cancha de Central y viceversa. Entre las victorias más resonantes obtenidas por el rojinegro se puede mencionar el 5 a 1 con el que despachó a River en nuestra ciudad. La victoria 5 a 3 en el “Gasómetro” sobre otro grande porteño: Boca. Y como para completar la trilogía, y cerrar el certamen más que satisfechos, la lepra superó en el Parque a su clásico rival: uno a cero con gol de Mario Morosano. Central se anotó un espectacular triunfo en el Centenario ante Peñarol por 5 a 2. En los “mirasoles” había nombres ilustres como los de Obdulio y Severino Varela, y el arquero Barrios, que más tarde pasaría a River. Pero no fue el único revés que los auriazules propinaron en cancha ajena. También ganaron en La Plata, 3 a 2 a Estudiantes; y en Capital, 2 a 0 a River.
El 25 de mayo, conmemorando su 37 aniversario, River Plate inauguró su nuevo estadio (en Núñez) ante Peñarol. Hasta entonces los de la banda roja tenían su cancha en Figueroa Alcorta y Tagle. El último partido en ese escenario fue poco antes, precisamente por el torneo nocturno, y lo jugaron Independiente y Newell’s. También el 25, pero aquí en Rosario, jugaron por la Copa Reyna rosarinos y porteños. La visita trajo un verdadero equipazo que era prácticamente el Seleccionado Nacional. En él se destacaban Sastre de Independiente, Masantonio de Huracán, y el Chueco García, ahora en Racing. Los hombres de blanco ganaban 2 a 0, pero Eduardo Gómez descontó al minuto del complemento y el mismo jugador puso el agónico empate a poco del final. El centrodelantero de Newell’s, si bien no necesitaba más méritos para consagrarse, vivió esa tarde un momento glorioso.
Central, Newell’s y Central Córdoba jugaron el triangular que venían disputando hacía un tiempo, y que llamaban “Amistad”. Cada equipo ganó un partido e igualaron en puntajes, pero lo anecdótico es otro hecho. En el clásico correspondiente a ese torneo, que ganó Newell’s 4 a 0, debutaron dos centrocampistas que pasarían muchos años como titulares: Ángel Perucca en Newell’s y Constancio Rivero en Central.
El 8 de abril comenzaría el Ivancich. Los mismos 8 equipos que integraban por entonces la Asociación se enfrentaron a una rueda. El campeón fue Argentino. Segundo título oficial de primera para él (el primero había sido el Torneo Preparación del 35). El 12 de junio Central le ganó 2 a 1 a Newell’s (cuando el rojinegro marchaba segundo) y le permitió al salaíto ser más puntero que nunca. Más tarde el albo empató 2 a 2 con el conjunto del Parque y mantuvo su ventaja de dos puntos hasta el final. Su formación base era: Bonini; García y Bona; Pérez, Rezoagli y Yuerin; Delavedova, Cassan, Casagrande, Kagel y Rosendo.
El Molinas arrancó el 17 de julio. Desde un primer momento fue arduamente disputado por los cuatro grandes de la ciudad: Central, Newell’s, Central Córdoba y Argentino. A la sexta fecha llegó el clásico y tanto auriazules como rojinegros eran punteros e invictos. La cita fue en Arroyito y por primera vez se enfrentaron dos hermanos en un duelo rosarino: Pedro Perucca en los locales y Ángel Perucca en la visita. Concluida la brega, todos quedaron contentos. Fue 1 a 1 y ambos equipos siguieron liderando.
El “canalla” arribó a la decimotercera y penúltima fecha con dos puntos de ventaja sobre Newell’s y Argentino, y tres por sobre Central Córdoba. El 13 de noviembre se jugó la misma, y en el Parque Independencia se veían las caras los rivales de toda la vida en un clásico que era prácticamente una final. Ñuls tenía la última chance de trepar a la punta y Central, la posibilidad de salir campeón en la casa de su eterno contrincante. Francisco Rodríguez hizo estallar a la tribuna visitante cuando marcó el único gol del partido. Con el triunfo Central sepultó las posibilidades de Newell’s pero no pudo dar la vuelta olímpica porque Argentino venció ampliamente a Córdoba y se mantuvo a dos puntos y con chances. Encima en la última fecha, por caprichos del fixture, Central recibía al salaíto en Génova y Cordiviola. A los albos sólo les servía ganar para forzar un desempate, pero no pudieron lograrlo. Ante la algarabía desbordante de una hinchada que colmó el estadio, Central empató 1 a 1 y fue campeón por segundo año consecutivo. El canalla del 38 solía formar con: Juan Sánchez; Pedro Perucca e Ignacio Díaz; Carlos Echeverría, Constancio Rivero y Alfredo Fogel; Salvador Laporta, Oscar Díaz, Pedro De Biasi, Ricardo Cisterna y Francisco Rodríguez.
El 30 de agosto se convirtió en un acontecimiento multitudinario el “Gran Premio Ciudad de Rosario”. El mismo se corrió en el Parque Independencia y fue ganado por Carlos Arzani, al comando de un Alfa Romeo. A nivel mundial, Italia se adjudicó nuevamente la Copa del Mundo. Argentina no participó a modo de repudio, ya que había pedido ser sede y la FIFA, olvidando su promesa de respetar una alternancia entre los continentes Americano y Europeo, le otorgó la organización a Francia. Antes de finalizar el año, más precisamente el 3 de diciembre, Central sumó un nuevo título. Con dos goles de Oscar Díaz y uno de Antonio Ciraolo, le ganó 3 a 0 al campeón santafesino, Unión, consagrándose campeón provincial de esa temporada.
Fuentes de información consultadas:
* "Anales del fútbol rosarino", de Cipriano Roldán.
* "Rosario, fútbol y recuerdos", de Oscar Armando Ongay.
* Libros de Actas de la Asociación Rosarina de Fútbol.
* Archivo de diarios locales, Hemeroteca de la Biblioteca Argentina "Dr. Juan Alvarez".
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