Por Miguel Martínez. Fotos: Gentileza Julio Rodríguez.

La gran familia charrúa conmemoró el pasado miércoles 13 de abril los 20 años de su último título en AFA. Para la celebración, que se realizó en el Club Calzada (San Martín al 3000) no faltó casi nadie. Apenas un jugador de aquel plantel inolvidable no pudo estar en este lindo reencuentro del cual participaron también el Cuerpo Técnico de entonces, los dirigentes, y algunos hinchas y allegados que disfrutaron, en la difícil cancha de Chacarita, de aquel ascenso de Central Córdoba al Nacional B.

El objetivo era sencillo: recordar aquel logro deportivo, que por entonces depositaba al conjunto azul de Tablada en la segunda división del fútbol argentino. Entre los organizadores del evento estuvo el ex presidente del club, Ricardo Méndez, y los propios jugadores, que respondieron a la convocatoria de inmediato, evidenciando que la unión que existía en aquel grupo era real, y los lazos de amistad que tenían subsisten dos décadas después.

En aquella tarde gris de sábado, el charrúa formó con: Daniel Bernardi; Miguel Canelo, Daniel Migliasso, Omar Montero y Juan Solari; Miguel “pato” Ibañez, Andrés “bruja” Radice, Villy Trebino (reemplazado luego por “el colorado” José Luis Orellano), Edgardo Malvestiti; Gabriel Giacomino (luego reemplazo por “el ratón” Rubén Morelli) y Daniel Omar “el pato” Núñez, máximo goleador en la historia de Central Córdoba, y obviamente el máximo artillero de ese torneo con 19 gritos.

El triunfo en San Martín terminó siendo por 4 a 1 y los goles fueron obra de Giacomino, Morelli y Núñez, éste último en dos ocasiones. En ese plantel, del cual también supieron participar Rubén “petete” Rodríguez, Sergio Giovagnoli, y Carlos Macat entre otros, había una particularidad: Todos eran jugadores surgidos de la cantera del club. El entrenador, por cierto, era Carlos Ramaciotti. Otro de los que dijo presente el miércoles para compartir una agradable velada con sus ex dirigidos.

Algunos éxitos previos presagiaban aquel ascenso. En la temporada 87/88 Central Córdoba ascendía de la Primera C a la Primera B. Por esos años, el charrúa vendía a Claudio Ubeda (quien había pasado por las selecciones juveniles) y a Daniel Núñez a Racing Club de Avellaneda, logrando construir con dichos ingresos la única tribuna de cemento que luce su estadio, el Gabino Sosa.

En ese torneo Central Córdoba tuvo un arranque no muy sólido, pero luego consiguió mantener un invicto de 12 partidos, con 4 victorias y 8 empates entre las fechas 3 y 14. Tras el receso veraniego, el equipo de nuestra ciudad se enfrascó en una lucha por los primeros puestos junto a Nueva Chicago y Almagro, quedándose a la postre con el título el conjunto dirigido por “Rama”. Tal estrella, quedó grabada a fuego en la memoria de los hinchas, tanto los que pudieron viajar hasta San Martín como los que aguardaron al colectivo del plantel en la sede de calle San Martín, ya cerca de la madrugada rosarina.

Poco después, “el azul” estuvo cerca de escalar a la Primera División dos veces. En cuartos de final del Reducido de ese mismo año (91) fue elminiado por Belgrano de Córdoba, y en la final del año 93, donde perdió ante Gimnasia y Tiro de Salta. El charrúa se mantuvo 11 años en la segunda categoría de nuestro país, y casualmente un 13 de abril, en este caso del año 2002, descendió a la Primera B Metro.

Por último, fueron invitados a la fiesta del miércoles también algunos periodistas relacionados con la historia y la actualidad de Central Córdoba. Domingo Benevento, creador de la publicación “La voz charrúa”, la más longeva de las que se reparten en las canchas del ascenso de nuestro país; Marcelo Ramírez, ex jugador de la institución; y Marcelo Lewandowsky, vecino y seguidor del Matador de Tablada. Otro que fue epicentro de varias bromas y anécdotas referidas a ese pasado glorioso, fue el utilero de aquella época: “Paco” Calvo.