Fotos y texto Miguel Martínez.

Si algo le faltaba a la presidencia del Sr. Mario Giammaría en Rosarina, era concretar una obra de esta magnitud. El mandamás de la ARF, que ya lleva 21 años al frente de la institución, convirtió lo que era una liga aceptable, en un “monstruo” gigantesco, en todos los aspectos que puedan someterse a un análisis. No sólo el crecimiento fue sostenido en cuanto a cantidad de clubes afiliados, o en jóvenes valores llegados al profesionalismo; desde que él asumió su cargo, se implementaron infinidad de medidas para que los torneos sean más prolijos, seguros y extensos, tanto en divisiones juveniles, infantiles, o mayores.

Hoy por hoy hay más de 60 clubes afiliados, 17.000 jugadores en actividad, y 1.100 equipos (contando primera, décima, predécima, inferiores, baby y futsal). En las últimas décadas los torneos se hicieron más competitivos (ya casi no se ven goleadas catastróficas de Central y Newell's para con el resto como solía haber antes). Los árbitros formados aquí llegaron a los más altos peldaños de la consideración nacional (Sergio Pezzotta y Saúl Laverni son emblemas de la Asociación Rosarina), y qué decir de los futbolistas nacidos en esta tierra, si el mejor del mundo, Lionel Messi, ese mismo que va camino a ser el más grande de todos los tiempos, dio sus primeros pasos en las canchitas de esta liga.

Pero al prestigio bien ganado que tiene la ARF, tanto a nivel nacional como internacional, se sumó este miércoles un nuevo motivo de orgullo: la impresionante obra de infraestructura que llegó a su fin a principios de año, y que este 30 de marzo, justo en el aniversario número 106 de la liga, fue inaugurada ante importantes autoridades del estado provincial y municipal, que no quisieron quedar al margen de semejante suceso. El Ministro de Gobierno y Reforma del Estado, Dr. Antonio Bonfatti; el Intendente de Rosario, Ingeniero Miguel Lifschitz; y el Director de Deportes de la Municipalidad, Sr. Rolando Dal Lago, asistieron al evento para felicitar a Giammaría en persona, y a todos los directivos de los clubes que componen la gran familia de Rosarina, que hicieron posible con su aprobación, y sus granitos de arena, que este sueño se concrete.

Lo que hasta fines del 2009 era un antiguo salón de actos, se convirtió ahora en un coqueto “Salón Auditorio”, equipado con la más moderna tecnología de audio y video, acustizado bajo los cánones de calidad más altos, y con un espacio para usos múltiples en su planta superior, que junto con un salón especialmente diseñado para dar clases y cursos, y un cuarto destinado a la utilería, fueron simultáneamente inaugurados ante la presencia de más de 100 personas. Entre ellos directivos, árbitros, miembros de los distintos cuerpos colegiados, y una enorme cantidad de periodistas locales y regionales.

Al Salón se lo bautizó con el nombre de Don “Lorenzo Biondo”, quien fuera primeramente delegado del club Rosario Central, y luego presidente de la Liga, entre los años 1976 y 1983. Su hombría de bien, destacada por quienes tuvieron la oportunidad de trabajar a su lado, y la valentía que demostró para afrontar algunos cambios que las nuevas generaciones exigían y en muchos casos eran mal vistos por otros directivos más conservadores, lo hacen largamente merecedor de este reconocimiento, así como su generosidad para trabajar sin esperar nada a cambio, algo que muchísimos dirigentes han hecho (y hacen actualmente), y caracteriza a los directivos de los clubes barriales y humildes.

Durante el acto se pasó un video alusivo al fútbol rosarino. Un breve recorrido de imágenes que fusionaba una primera mitad dedicada a los ídolos del balompié de ayer y hoy; y una segunda parte con jugadas y partidos correspondientes a los últimos años, en la cual estaban reflejados todos los clubes afiliados, y plasmaba un poco el espíritu amateur que aún reina en el fútbol local. Luego llegó el turno de los discursos. En primer término tomó la palabra Mario Giammaría, el anfitrión, ideólogo y máximo responsable de esta obra fantástica.

Giammaría agradeció especialmente a Daniel Bertolano, tesorero de la Rosarina, quien se puso al frente de toda la parte operativa de la obra. Luego hizo un racconto por sus años de presidencia, enumerando algunos de los objetivos que se fueron cumpliendo sin solución de continuidad. Más tarde le agradeció a los directivos presentes por la titánica tarea que muchas veces realizan en sus respectivos clubes, y la función invalorable que cada una de esas instituciones cumple en la sociedad. Y hasta se dio el gusto de emocionarse cuando citó los méritos de Don Lorenzo Biondo, y rememoró sus inicios en la dirigencia.

Más tarde habló Antonio Bonfatti. El Ministro agradeció la invitación y elogió profusamente los progresos que ha experimentado la Rosarina en los últimos años, los cuales la convierten sin lugar a dudas en una liga modelo. Asimismo, prometió seguir de cerca y ayudar a los clubes que tienen conflictos por estar asentados en terrenos que no le pertenecen. Finalmente, fue Miguel Lifschitz quien brindó un breve discurso, y se refirió a la importancia del fútbol en nuestra ciudad (casi un cuarto de los clubes que existen en Rosario están afiliados a la ARF), y a su intención de que haya cada vez más eventos de jerarquía internacional disputándose en la ciudad.

“Esta Liga fue precursora en ese sentido, ya que organizó varias veces la Copa Ciudad de Rosario con seleccionados extranjeros, y participó codo a codo con los organizadores cuando se hicieron aquí los mundiales de 1978 y juvenil (Sub-20) de 2001” explicó el titular del ejecutivo municipal. Para despedir de la mejor manera al homenajeado, los familiares de Lorenzo Biondo, algunos de ellos con lágrimas en los ojos, descubrieron junto al resto de las autoridades, la placa que llevaba grabada su nombre. Como digno colofón a tan ameno momento, se sirvió un ágape que entre charlas y saludos compartieron todos los presentes.