Fue un año inolvidable para el fútbol rosarino. Central Córdoba se alzó con la valiosa Copa Beccar Varela. La final fue en cancha de River y ante Racing. Además, Rosario venció 5 a 0 a Buenos Aires y 5 a 2 a Uruguay, que venía de ser campeón olímpico dos veces y del mundo en la Copa del 30. Al Mundial, jugado en Italia, no viajaron las grandes estrellas.
El año 34 dejó muchas alegrías para el fútbol rosarino. Los equipos y combinados de nuestra ciudad alcanzaron hazañas que aumentaron la consideración popular que ya de por sí se le tenía. La mayor proeza, probablemente, fue la que gestó Central Córdoba al ganar la Copa “Beccar Varela”. Este torneo tuvo sólo dos ediciones (1933 y 34) y de ésta participaron, además de los clubes de Buenos Aires, otros de las Ligas Cordobesas, Santafesinas, y cuatro uruguayos. Esto le daba un carácter internacional al campeonato, aunque en el año 2013, cuando la AFA listó a los torneos oficiales en su Sitio Web, lo colocó como Copa Nacional.
El grupo de jugadores charrúas que había logrado la Copa Estímulo en el año 31, y el Molinas en el 32, se dio el gran gusto de ratificar sus lauros a nivel nacional. El 4 de enero los charrúas eliminaron a Platense en Buenos Aires ganándole 2 a 0 con sendas conquistas de Telmo Collins, wing derecho que poseía una potencia física difícil de controlar. Ese mismo día en cancha de Newell’s y ante numerosa concurrencia, Argentino perdía 3 a 2 frente a Racing de Avellaneda en cotejo correspondiente al mismo torneo. Los albos eran el otro equipo local clasificado para el certamen, y esa derrota los dejó afuera rápidamente.
El 15 de ese mes Córdoba eliminó a Atlanta superándolo por un claro 2 a 0 en lo que ya eran cuartos de final. En esa instancia, Racing eliminó a Belgrano de Córdoba, Gimnasia y Esgrima de Santa Fe a Estudiantes, e Independiente a Defensor de Montevideo. En las semifinales Racing e Independiente metieron 25.000 personas en un inolvidable 3 a 3 que obligó a jugar un desempate. Los vecinos de Avellaneda volvieron a enfrentarse en cancha de River y allí se impuso “la Academia” 4 a 1. Los azules de nuestra ciudad en cambio, no tuvieron mayores dificultades para deshacerse de Gimnasia de Santa Fe. Con goles de Antonio Morales ganaron 3 a 0 y se aseguraron un lugarcito en la definición.
La gran final se disputó el 11 de febrero en cancha de River ante 28.000 almas. Conidares abrió el marcador para Racing y Collins igualó de penal para los de Tablada. Zito puso el 2-1 para los albicelestes y Constantino volvió a nivelar el score. Tras ese empate fue Córdoba quien dominó las acciones y consiguió que, faltando poco para el final, se le pitase un penal a favor. La sanción no fue bien recibida por los jugadores racinguistas y el árbitro debió suspender el encuentro ante los improperios que recibió. Un detalle: cuando los jugadores “charrúas” saludaron y se retiraron del campo fueron ovacionados, cuando los de Racing hicieron lo propio, fueron despedidos con una estruendosa silbatina. La prensa de entonces decía: “la infracción que el juez pitó y el team perjudicado se negó a reconocer fue una positiva realidad”.
El 19 de febrero el Consejo de AFA otorgó por unanimidad el triunfo a Central Córdoba y el valioso Trofeo viajó para Rosario. El mismo descansa en las vitrinas de la Sede de calle San Martín y es una suerte de carruaje escultural que impresiona por su tamaño. El “once” que consiguió tan grandioso halago formó con: Ernesto Funes; Andrés Garramendi y José Bussano; Lorenzo D’Uva, Germán Gaitán (que era de Provincial pero estaba a préstamo para reemplazar al lesionado Félix Ibarra) y Ricardo Solero; Telmo Collins, Tomás Constantino, Gabino Sosa, Antonio Morales y Guillermo Fernández.
A fines de enero, Newell’s organizó un amistoso en el que venció 3 a 0 a Platense y en el que actuaron dos refuerzos de Central. El chueco García y el golero Casagrande –además de Fiocchi de Tiro Federal y dos jugadores de Belgrano-, se pusieron sin problemas la casaca rojinegra. Otra prueba más de que en aquellos tiempos, más allá de la rivalidad que existía entre “canallas” y “leprosos”, había códigos de respeto que estaban por encima de cualquier fanatismo y existía una colaboración mutua y desinteresada entre los clubes con el sensato propósito de aumentar la atracción de los espectáculos deportivos y potenciar al máximo el poderío de las escuadras locales.
Los triunfos rosarinos siguieron sucediéndose. Central ganó un torneo nocturno en Santa Fe en el que venció 3 a 1 a Colón y 5 a 2 a Unión. Meses más tarde también se luciría goleando 6 a 1 a Chacarita Juniors. Por el lado de Newell’s no faltaron las grandes victorias. En enero recibió al campeón porteño del 33, San Lorenzo, y le ganó 2 a 1 con tantos de Ballesteros y Gigena. Mientras que en febrero goleó 4 a 1 al buen conjunto de Gimnasia de La Plata. Mientras tanto, Gimnasia y Esgrima mostró interés en incorporarse a los torneos profesionales de la Asociación Rosarina de Fútbol. GER pretendía inscribirse aunque finalmente no pudo. Necesitaba que todos los clubes estuvieran de acuerdo y Provincial le votó en contra. Hubo una nueva Asamblea, se lo intentó convencer, pero la institución roja volvió a oponerse al regreso del club mens sana.
Argentino realizó durante el mes de marzo una gira por Uruguay y Brasil. El salaíto se midió con rivales muy difíciles (como Nacional de Uruguay o Botafogo de Brasil) y sólo pudo ganar un partido (4 a 0 a Peñarol en Montevideo). El 3 de ese mes River se puso celoso del triunfo charrúa en la Beccar Varela y lo invitó a jugar un amistoso en Buenos Aires. Por entonces al equipo de Gabino le llovían ofertas para medir fuerzas. Los “millonarios” eran el equipo sensación en Capital y tenían un “divo” como Bernabé Ferreyra. “La fiera” esa tarde marcó los 3 goles con los que River superó 3 a 1 a los azules de Tablada.
Durante el primer semestre la ARF organizó un Torneo llamado Preparación. Lo ganó también Central Córdoba, que tenía un equipo maduro, consolidado, y contaba con un conductor como Gabino Sosa que estaba en su esplendor. El equipo revelación fue Washington, que le ganó 2 a 1 a Newell’s y 5 a 3 a Central. Llegó a semifinales y en ella fue eliminado por el futuro campeón apenas por 1 a 0. El Torneo Molinas en tanto, comenzó en pleno invierno: el primero de julio. El siempre aguardado clásico entre rojinegros y auriazules se dio esta vez en la segunda jornada. El triunfo correspondió a Newell’s por 3 a 2. El equipo del parque, jugando como visitante, fue siempre arriba en el tanteador y gracias a esa victoria quedó prematuramente solo en la punta con 4 unidades.
En Italia mientras tanto, Mussolini preparaba la segunda Copa del Mundo. La FIFA no reconocía a la Liga Profesional de nuestro país y sí a la amateur, por lo que el Seleccionado viajó sensiblemente disminuido. No pudieron ir las estrellas del momento, como Bernabé Ferreyra, Roberto Cherro, Francisco Varallo, José María Minella, Antonio Sastre o el mismísimo Gabino Sosa. En su lugar lo hicieron un grupo de ignotos futbolistas que, tras 2 meses de travesía en barco, jugaron un solo partido, perdieron 3 a 2 ante Suecia, y quedaron eliminados. En la Copa sin embargo se lucirían otros argentinos. Cuatro compatriotas: Raimundo “Mumo” Orsi, Enrique Guayta, Atilio De María y Luis Monti, que ya jugaban en la península, y fueron claves para la obtención del título azurro. En la final ante Checoslovaquia los locales perdían 1 a 0, pero un gol de Orsi sirvió para igualar y forzar al suplementario.
En el torneo local Argentino había arrancado bien pero poco a poco se fue quedando. Newell’s, Central y Central Córdoba fueron los que animaron los primeros puestos. El 30 de agosto el Seleccionado Rosarino recibió a su similar de Buenos Aires y le ganó 5 a 0. En los visitantes no había ningún jugador de los equipos “grandes” y el salto de calidad se notó. Los rojiblancos nuestros formaron con: Manuel Merello (NOB); Andrés Garramendi (CC) y Juan Fiocchi (TF); Alfredo Díaz (NOB), Germán Gaitán (Prov) y Antonio Denessini (NOB); Juan Cagnotti, Julio Gómez, Sebastián Guzmán (todos de Central), Ricardo Staggi (Washington) y Enrique García (RC).
El segundo clásico lo ganó Newell’s 4 a 1. Gabino Ballesteros en dos oportunidades, Francisco Rúa y Eduardo Gómez marcaron los tantos para el local, que festejó animadamente el resonante triunfo. “La chancha” Sebastián Guzmán (máximo anotador del torneo) hizo el único gol auriazul. Faltando dos fechas Argentino venció a los azules de Tablada y le dio una gran mano a Newell’s que iba puntero y amplió su ventaja a tres unidades. Al domingo siguiente la lepra se consagró campeón venciendo 2 a 1 a Tiro Federal. La tabla final quedó así: Newell’s 26, Central 23, Córdoba 22. La habitual formación de los parquenses era la siguiente: “el oso” Jerónimo Díaz; Ezequiel Tarrío y Landolfi; Alfredo Díaz, Joaquín Valdez y Antonio Denessini; Francisco Rúa, José Fabrini, Eduardo Gómez, Gabino Ballesteros y “el petiso” Plinio Guiribaldi.
En diciembre el combinado de Rosario obtuvo un par de triunfos históricos. Primero vapuleó 7 a 2 a su similar de Santa Fe, y después, el día 11, enfrentó a Uruguay en cancha de Newell’s en un partido nocturno que reunió a casi 30.000 personas. El primer tiempo terminó 2 a 2 pero en el segundo Rosario fue una aplanadora. Gómez, Pereyra y García llevaron la cuenta a cinco y dejaron bastante exaltado el ánimo de los celestes que entendieron como una mofa algunas jugadas en exceso lujosas. Fue aquel uno de los triunfos más brillantes de nuestro fútbol, superando con contundencia al país que había sido campeón olímpico en los años 24 y 28 y ganador de la Copa del Mundo en 1930. La revancha fue poco después en el Centenario y ante 70.000 personas. Pese a la enjundiosa presión de los orientales, los hábiles y valientes hombres de nuestra ciudad pudieron rescatar un empate en dos y redondear de ese modo un año espectacular para el deporte rosarino.
Fuentes de información consultadas:
* "Anales del fútbol rosarino", de Cipriano Roldán.
* "Rosario, fútbol y recuerdos", de Oscar Armando Ongay.
* Libros de Actas de la Asociación Rosarina de Fútbol.
* Archivo de diarios locales, Hemeroteca de la Biblioteca Argentina "Dr. Juan Alvarez".
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