Por Miguel Martínez.

La curiosidad de la prensa porteña surge a partir de la buena campaña que está haciendo el club de Villa Gobernador Gálvez en el Torneo del Interior. Este año Olé le dedica una columna semanal (llamada “Historias Mínimas”) a este torneo, el más federal del país, y en general busca anécdotas simpáticas o curiosas de los partidos o los clubes participantes. Este martes, se detuvo en el rojiverde y su relación, desconocida para mucha gente de Buenos Aires, con el “Pocho” Lavezzi.

Para que no tengas necesidad de salir de esta página, te transcribimos aquí mismo, íntegra, la nota que publicó hoy el diario deportivo de mayor tiraje en el país, y que firmó el periodista Martín Macchiavello:

Pocho Lavezzi está feliz. Citado a la Selección, regresó al Napoli con un gol, puso al equipo en zona de Champions pero… Hubo algo más importante: su equipo del alma, Coronel Aguirre, arrancó ganando los playoffs del Argentino C y él siguió el partido por teléfono. Su hermano Diego, el presi del club, ya lo pide como refuerzo para la B Nacional. Conocé esta historia.

Regresó. Bah, más bien, nunca se fue.
Fue un fin de semana redondito para Ezequiel Lavezzi. Para su cuerpo moldeado a la italiana. Después de un paso en falso, de un salivazo, de tres fechas de suspensión, volvió una noche en Parma y la rompió. Dio vuelta, con golazo y todo, una sfida –como dicen los tanos- que dejó a su Napoli a seis puntos del líder Milan y en zona de Champions League. Y su gran actuación, encima, llegó en el momento ideal, a días de sumarse una vez más a la Selección del Checho Batista para emprender viaje hacia los amistosos ante Costa Rica y Estados Unidos. Sin embargo, el alma del Pocho estaba a 12.000 kilómetros de distancia, deambulando telefónicamente por el modesto estadio 12 de Octubre de San Nicolás. Sí, su amado –pero amado en serio, eh- Coronel Aguirre emprendía los playoffs del Torneo del Interior, en el largo camino hacia el Argentino B.

“Nos llama en el medio de cada partido. Sabe todo. Pregunta cómo vamos, si fue mucha gente… El otro día, contra Argentino Oeste, estuvo los 90 minutos mandándose mensajes de texto con mi hijo. Lo lleva en el corazón. Vivimos toda la vida a dos cuadras de la cancha y nos criamos en el club. Por algo dio la vuelta en San Lorenzo con la camiseta de Aguirre y en Beijing festejó el oro con el verde y el rojo…”, se emociona Diego, su hermano, en comunicación con Olé. Ah, otro pequeño detalle. Diego es el presidente del club y otro de los tantos hinchas que celebró el 2-0 como visitante en el partido de ida.

No es un club más. Se sitúa en Villa Gobernador Gálvez, a unos diez kilómetros del Monumento a la Bandera. “Así como en Buenos Aires, el Riachuelo separa Provincia de Capital, acá nos separa apenas el Arroyo Saladillo. Gálvez es la tercera ciudad más poblada de la provincia después de Rosario y Santa Fe. De hecho, a la hora de hablar de convocatoria, después de Central y Newell’s venimos nosotros, muy por arriba de Central Córdoba y Argentino, que son equipos de AFA”, saca chapa el presidente, de jóvenes 35 años. Y eso que el club, de colores verde y rojo en honor a las banderitas señalizadoras del ferrocarril, tiene sólo 40 socios. “La gente del barrio es muy humilde pero va a todas partes. Yo siempre me comparo con Laferrere, Chicago… Imaginate que, como local, la hinchada se hace 20 kilómetros porque hacemos de local en el Real Arroyo Seco, vendemos 400 entradas pero hay como 3.000 personas, je. Somos locales en todos lados”, agrega el mandamás de Aguirre, que en 1969 pudo haber jugado con Boca por los puntos, en el Nacional, pero perdió la final del Torneo Regional contra Guaraní Antonio Franco, quien clasificó.

Los proyectos, así y todo, no se detienen. Aunque las multinacionales que se hacen fuerte en las inmediaciones de la ciudad, miran para otro lado… Sin embargo, el proyecto del estadio de cemento sigue en pie gracias a la Municipalidad y capitales privados. “Tendrá capacidad para 15.000 personas, tendrá locales comerciales” y se levantará en la esquina de Filippini y Buenos Aires, bien cerquita del comedor escolar Ansur, sostenido por los Lavezzi, que le da de comer a unos 30 pibes del barrio. “El Pocho no deja de colaborar. Por ejemplo, este año, armamos un mix. Hay jugadores de Primera, como Gabriel Casas o Tom Arriola, que pasaron por Central; otros con experiencia en el Ascenso; gente del club… Ezequiel ayuda con botines, con… El sueldo del Tom Arriola, por ejemplo, lo paga él. Y cuando necesitamos y estamos cortos nos da una mano. Hace seis años que soy presidente pero, así y todo, el club es de Aguirre, no de los Lavezzi”, aclara Diego. Y vuelve al fútbol. “Tenemos la idea de ascender. Y vamos invictos…”.

La campaña es inmejorable. Ganaron el Grupo 49 del Argentino C de punta a punta (1-0 y 0-0 con Tiro Suizo de Rosario; 1-0 y 5-0 a La Emilia –de la liga de San Nicolás-; 2-2 y 3-0 con Argentino de Quilmes, de Rafaela) y quedaron entre los 192 mejores de la categoría que empezaron el mano a mano eliminatorio este fin de semana. En San Nicolás, en el juego de ida, Coronel Aguirre le ganó 2-0 a Argentino Oeste entre el viento y una cancha con el piso fuera de forma, con un exquisito gol de tiro libre del capitán Alejandro Ojeda y un blooper de Pedrazzoli, quien se hizo un gol en contra. Este fin de semana se jugará la revancha. Mientras tanto, con Lavezzi del otro lado del teléfono, la esperanza y la cantera siguen creciendo. “Desde que mi hermano está en Primera, el club creció mucho. Los padres empezaron a confiar más en el club para sus hijos. Joel Acosta, el juvenil de Boca, salió acá. Tenemos chicos en Vélez, en San Lorenzo, ahora llevaremos un par al Napoli…”, explica.

-Hasta ahora, Pocho muestra la camiseta de Aguirre debajo a la hora de festejar. ¿Cuándo se la va a poner arriba, por los puntos? ¿No le insistís como hermano?

-Cuando juguemos la B Nacional, si no viene lo vamos a matar, je. Antes de retirarse en Central tiene que pasar por Aguirre.