Por Miguel Martínez.

Edgardo Arbe, nuestro entrevistado de hoy, no llegó al fútbol profesional. Salió de la cantera de Juan XXIII, pasó a Rosario Central, pero no pudo hacer pie en primera. Sin embargo, enseguida se volcó por la dirección técnica. A los 29 años ya había hecho el curso, y a los 31 ya coordinaba el baby canalla. De ahí en más, permaneció durante 18 años en la entidad de Arroyito. Dirigiendo y coordinando las inferiores.

En ese tiempo dirigió muchas categorías. Desde la 82 hasta la 84 en AFA, desde la 85 hasta la 89 en Rosarina, y después muchas más. Con la 84 (José Vizcarra y Lucas Correa incluidos) fue subcampeón de la Copa Nike, cuya final perdió en el Camp Nou contra el Barça, gracias a un gol de oro. En fin, Arbe tiene infinidad de buenas historias para contar. Una de ellas es la de Ángel Di María, volante titular en la Selección de Diego, y también por supuesto en su club: el Benfica de Portugal.

Hace un año y medio que Arbe ya no está en Central. Aunque tuvo otras ofertas para dirigir prefirió el descanso. Rosario Fútbol interrumpió su reposo, para que nos cuente de los comienzos de Ángel Di María, ese flacucho que muchos apodaban "fideo", y que en las divisiones juveniles del auriazul generaba más dudas que certezas, especialmente por su endebles física. Pero escuchemos mejor el relato de Arbe, que es muy entretenido por cierto.

__Cuéntenos Edgardo, ¿cómo es eso que rescató a Di María cuando lo tenían... un tanto olvidado?

__Te explico. Yo fui coordinador del baby de Central entre el 90 y el 99, y a partir del 94 cumplí dos funciones, ya que también dirigía inferiores. Del 99 en adelante me dediqué sólo a inferiores. A Ángelito lo conocí mientras era coordinador. En esa época junto a mí trabajaba gente como Héctor Garzón, que lo dirigió mucho, Daniel Escudero que también lo tuvo, Massera, y mucha gente más, que no te nombro porque sería interminable. Estaban todos distribuidos en la línea A y B de Rosarina. Buscábamos chicos, los probábamos, los rescatábamos de otros clubes, y así fuimos formando planteles competitivos, de los cuales hoy en día hay muchísimos jugadores que llegaron al profesionalismo o están afuera, y pasaron por nuestras manos.

__¿Qué recuerdo tiene de la categoría de Di María, que si no me equivoco es la 88?

__Y… muchos. A Ángel se lo trajo a los 6 años del Torito, cuando la 88 era la más chiquita de las categorías. Hizo todo el baby, después pasó a cancha grande, y cuando tenía edad de novena, justo a mí me sacaron de Ciudad Deportiva y me mandaron a trabajar a zona sur. En los dos meses que estuve allá rescaté a Mario Paglialunga, que al año, dado los informes que presentamos, lo llevaron para Ciudad Deportiva. A fines de mayo del 2002, con la asunción de Menotti en la primera, y Julio Villa en las inferiores, me volvieron a llamar para que dirija en Ciudad Deportiva, las dos novenas, la de Rosarina y la de AFA. Era un solo plantel, la 88, y ahí estaban Nahuel Valentini, Milton Caraglio, Emiliano Vechio, el yacaré Núñez, y Di María, que no lo habían fichado en AFA porque aducían que tenía un escaso porte físico. Como yo ya lo había tenido en décima y lo conocía bastante, lo rescaté y lo hice jugar todo el año conmigo.

__¿Y anduvo bien?

__Sí, bárbaro. Incluso salimos campeones de Rosarina con esa novena. La verdad que Ángelito siempre fue un gran definidor. Yo lo hacía jugar como delantero, prácticamente de punta, aunque a veces se tiraba un poco hacia la izquierda. Hacía dupla con Caraglio. Lo ponía ahí más que nada porque era muy flaquito. Sus piernas parecían dos escarbadientes, y tenía una cara… como de susto siempre. Igualmente adentro de la cancha era un gran atrevido.

__¿Y como persona?

__En ese sentido siempre fue muy introvertido y de poco hablar. Muy educado. Extremadamente educado. Muy buen compañero. Lo que más le costó siempre fue el tema del físico. Por eso venía relegado. Es más, novena, octava y séptima las jugó en Rosarina. Recién en sexta tuvo la posibilidad de jugar en AFA. Ahí tuvo la suerte que en un partido lo vio Zof.

__¿Y es verdad que no jugó en Reserva?

__Es verdad. En realidad jugó en reserva después de que ya tenía 4 o 5 partidos en primera. Saltó de la quinta división directamente a la primera. Fue en el 2005, el año que estaban Don Ángel y Cuffaro Russo, y después Zof se fue y le dejó la conducción en soledad a Ariel.

__Era muy chico… ¿edad de quinta?

__Sí, debutó muy chico pero tenía unas condiciones bárbaras. Hoy lo veo, me acuerdo de aquellas épocas, y me digo “cómo evolucionan los chicos”. Porque también lo vi a Messi en la décima de NOB, y era otro que parecía muy chiquitito. Sin embargo, cada vez que agarraba la pelota hacía un desastre. Hoy uno lo ve a Di María más armado de cuerpo, es otra cosa, y siente una alegría muy grande.

__¿Orgullo también?

__Sí, por supuesto. Más que nada me alegro por él. Y no sólo por él, también siento alegría por un montón de chicos que han triunfado, que uno les ha dado una mano, o que los ha llevado al club, porque a mí siempre me tocó fichar jugadores para la décima y la novena, traerlos de afuera en muchos casos. Me ubicaron ahí porque, según dicen, tengo buen ojo. Así que estoy feliz de haber sido partícipe en la formación, no sólo de Ángelito, sino también de un montón de pibes que llegaron.

__¿Cómo lo ve ahora en la Selección? ¿Está rindiendo lo suficiente o considera que aún no ha dado todo lo que puede dar?

__No creo que no haya rendido. Creo que el juego de la selección se ha basado más por el otro sector, y no tanto por el lado de Ángel. Es cierto que no ha tenido grandes participaciones, o jugadas muy destacadas. Pero aunque no haya intervenido tanto, uno sabe que es un jugador desequilibrante, y cuando te encara con pelota dominada no sabés para adonde te va a salir. Además está rodeado de grandes jugadores y en cuanto participe un poco más se va a notar su jerarquía. Yo creo que le ha venido muy bien estar en Europa porque los trabajos físicos allá son distintos, y puede recorrer el carril muy bien, eso que acá muchos tenían la duda si lo podía hacer.

__¿Lo ha vuelto a ver últimamente?

__No, a él no. Al papá de Ángelito lo he cruzado un par de veces en la cancha, cuando él todavía estaba en Central. Después que se fue a Portugal ya lo perdí. Pero lo que te puedo decir es que son gente muy trabajadora, muy seria, y han tenido un hijo que es un fenómeno. Porque más allá de las condiciones que pueda tener, para que un chico triunfe se necesita mucho del apoyo de los padres. Eso es importantísimo.