Después de tres años sin títulos de los grandes en la Copa Vila (Belgrano ganó uno y Tiro Federal dos) volvió a campeonar uno de ellos: Rosario Central. Además, se le ganó a Buenos Aires con Luis Indaco como figura, y Newell's goleó 4 a 0 al Real Madrid, que vino de gira al país. Octavio Díaz, arquero canalla, fue figura de la Selección campeona de América.
Once equipos tomaron parte del máximo torneo rosarino del año 27. Central, Newell’s, Tiro Federal, Central Córdoba, Nacional, Belgrano, Sparta, Calzada, Estudiantes, Atlantic Sportsmen y Riberas del Paraná. Del flamante torneo de Intermedia participaron cinco conjuntos: Washington, Fisherton, Provincial, Alberdi New Boys y Rosario a Puerto Belgrano. Talleres, que debía integrarse a este certamen, a último momento se desafilió. En total, sumando todas las categorías, hubo inscriptos aquel año 99 equipos.
En los cotejos de pretemporada los rosarinos pusieron de manifiesto una vez más su jerarquía. Tiro Federal le ganó a Racing en Buenos Aires 3 a 1 y Newell’s a Independiente en Rosario 3 a 0. El campeonato comenzó el 17 de abril nada menos que con el clásico. Sin dudas, un programa inaugural inmejorable. El duelo, disputado como no podía ser de otra manera ante una abigarrada muchedumbre, se jugó en Newell’s y terminó con victoria ajustada de Rosario Central. El debutante Arturo Podestá le dio el triunfo al canalla con un violento remate en el segundo tiempo.
Varios cambios significativos modificaron los planteles. El arquero goleador Bernardino Nuin, pasó de Newell’s a Central Córdoba. Su colega Hectorino Pacotti, de Atlantic Sportsmen a Tiro Federal. A la vez, en Atlantic Sportsmen surgía Cataldo Spitale, en Tiro Federal Denessine y Scaroni, y en Belgrano se consolidaban seis hermanos como titulares: los tres Santana y los tres Del Felice.
Ese año fue fantástico en lo que hace a los enfrentamientos contra Buenos Aires. El 25 de mayo se jugó el primer encuentro en cancha de River, Alvear y Tagle, con 25.000 personas presenciándolo. Estaba en juego la Copa Rosario. Nuestro combinado ganó con autoridad 2 a 0 y formó con Octavio Díaz; Florindo Bearzotti y Florencio Sarasibar; Félix Sarasibar, Fioroni y Conti; De Muri, Sebastián Medina, Gabino Sosa, Luis Indaco y Esteban Indaco. Los goles fueron obra de Indaco (Luis) y Medina. El 29 de junio se disputó la Copa Reyna en cancha de Newell’s y el marcador sería el mismo. Dos a cero para los nuestros. Fue aquella una bella tarde, y el reducto del parque Independencia se colmó de gente. El partido, intensamente disputado, tuvo en Agustín Peruch y Gabino Sosa a sus grandes figuras. Sin embargo, los goles los convirtió en ambas ocasiones el afilado goleador que por entonces tenía la ciudad, Luis Indaco. Delantero que jugó 10 años en Rosario Central (del 22 al 32) y metió 101 goles en 140 partidos.
En otros partidos interligas Rosario también obtuvo resultados favorables. En su visita a La Plata, el 16 de junio, consiguió un empate en uno gracias al gol del inspirado Indaco. Allí se puso en juego una Copa donada por el diario “La Prensa”. En Villa María, por la Copa Coen, se goleó 6 a 1 a los locales y en Córdoba, por la Copa Gregorio Martínez, se igualó 2 a 2 con los de la docta. Mientras tanto, el Ministro de Hacienda y Obras Públicas de Santa Fe, Dr. Félix Roca, donaba la Copa de Oro que disputarían de ahí en más rosarinos y santafesinos. El trofeo era de oro 18 kilates y pesaba más de 600 gramos. En su primera edición, disputada el 9 de julio de ese año, Rosario ganó 2 a 0. Tras un reñido desarrollo, los 90 minutos terminaron sin que se abriese el marcador. Pero en el alargue Peruch e Indaco convirtieron dos tantos en tres minutos y sellaron el triunfo.
Un curioso acontecimiento, de esos dignos de mención, se suscitó el 3 de julio en el partido entre Estudiantes y Tiro Federal. A los 25 minutos del segundo tiempo, cuando el encuentro estaba 0 a 0, el árbitro pitó un penal favorable a los tirolenses. Los jugadores de Estudiantes no estuvieron de acuerdo con la sanción y se retiraron del campo en señal de protesta, sin embargo uno optó por quedarse. Su arquero Tomás Ronco. El golero se tenía fe, y vaya si le sirvió. Atajó el remate y logró que sus compañeros, que lo observaban desde la puerta del vestuario, retornasen a felicitarlo. Éstos decidieron seguir, pero el árbitro dio por terminado el cotejo considerando que con su retirada Estudiantes había cedido los puntos.
En julio llegó a la Argentina el Real Madrid. El 17 se presentó en Rosario sabiendo que aquí hallarían a sus rivales más diestros. Esto era lo que les habían transmitido sus colegas que ya habían venido de gira a estos pagos. Por primera vez un visitante enfrentaba a un club y no al combinado de la ciudad. En este caso, el que se midió con los merengues fue Newell’s Old Boys. Los dos conjuntos españoles que anteriormente habían jugado en Rosario se habían retirado perdidosos, y el Madrid no sería la excepción. El rojinegro lo goleó 4 a 0 con tantos de Libonatti, Francia y Aguirre (2). Los del parque formaron con: Ruin (único refuerzo pedido a Central Córdoba); Rizzi y Bearzotti; Chabrolín, Villa y Castagno; Peruch, Libonatti, Frei, Aguirre y Francia. Como se ve, un equipo que tranquilamente podía ser el seleccionado de la ciudad.
Entre tanto, una mala noticia. Riberas del Paraná, el club de Villa Constitución, decidía retirarse de la Liga. Uno que llegó a la ciudad y salió airoso de su paso por ella fue Gimnasia y Esgrima de Santa Fe. El legendario equipo de la capital provincial se midió con los poderosos Central y Newell’s, y les ganó a ambos 2 a 0. Aunque con la salvedad que ante los auriazules el partido duró 15 minutos menos, ya que los visitantes debieron retirarse precipitadamente de la cancha porque perdían el tren que los conducía de vuelta a su ciudad. Motivo más que atendible para dar por terminado un encuentro en aquellas épocas.
A todo esto la prensa de 1927 se asombraba con Gabino Sosa, ya que el notable delantero de Central Córdoba no guardaba una disciplina adecuada previo a los partidos. En más de una oportunidad debieron ir a buscarlo a su casa para rescatarlo de alguna trasnochada. Así y todo, Gabino se duchaba y entraba a la cancha a dar una exhibición. Tales comportamientos generaban una ambigua sensación. El periodismo no sabía si recriminarle sus desarreglos, o elogiarle sus cualidades innatas que pese a todo, siempre salían a relucir.
Armar el equipo que representaría a Rosario en el Campeonato Argentino de Ligas no fue fácil. Habiendo tantos buenos jugadores en cada puesto, la tarea de designar y elegir no era sencilla. Se arrancó ganándole 2 a 0 a la Liga Casildense. Luego se venció 2 a 1 a Paraná. Y finalmente se cayó 3 a 2 con Santiago del Estero en el alargue de un partido muy emotivo. El público porteño hinchaba para los Santiagueños, como siempre ocurre cuando un público neutro presencia un cotejo de dos fuerzas dispares, se inclina por la más débil.
Llegando a fin de año Alberdi New Boys se coronó campeón del Torneo de Intermedia. Le sacó tres puntos a su escolta que fue Rosario a Puerto Belgrano. De ese modo consiguió el ascenso a primera. En la Copa Vila el calendario venía atrasado. El 21 de diciembre había dos punteros, Central y Tiro Federal, aunque el auriazul tenía tres partidos menos que el albiceleste. Newell’s y Central Córdoba marchaban 7 puntos por debajo. Abruptamente, en la reunión del 24 de diciembre, el Consejo decidió terminar el torneo y declarar campeón a Rosario Central. La determinación surgió a partir de que se suponía que si jugaba los partidos pendientes superaría la línea de Tiro. Además, había en todos un unánime deseo de que el torneo terminara.
Antes de fin de año Central y Newell’s jugaron una vez más. Fue un amistoso a beneficio de las ampliaciones que se irían a realizar en el Estadio Municipal. Una muestra más de que el fútbol estaba siempre dispuesto a colaborar con las buenas causas. Mientras tanto, en la Copa Pinasco el campeón fue Central Córdoba, que le ganó 1 a 0 la final a Central. En la Copa Comercio el que se coronó fue el equipo “canalla” y en la Copa Roma de cuarta, el que festejó fue Estudiantes. Por entonces retornaba al país, convertido en héroe, Octavio Díaz. El guardameta rosarino había custodiado el arco de la Selección en la Copa América disputada en Lima, y en la cual el representativo nacional había sido campeón. En la semi fue figura (triunfo de nuestros compatriotas 3 a 2 sobre Uruguay) y en la final casi no trabajó (5 a 1 a Perú). Octavio, acostumbrado a atajar con una polera negra, se ganó el respeto y la consideración de todo el país y seguiría ligado a la Selección.
Fuentes de información consultadas:
* "Anales del fútbol rosarino", de Cipriano Roldán.
* "Rosario, fútbol y recuerdos", de Oscar Armando Ongay.
* Libros de Actas de la Asociación Rosarina de Fútbol.
* Archivo de diarios locales, Hemeroteca de la Biblioteca Argentina "Dr. Juan Alvarez".
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