Nacieron el 19 de enero de 1995 en nuestra ciudad, y festejaron el cumpleaños número 20 concentrados en la ciudad de Colonia, Uruguay, donde comparten habitación, lógicamente. Como ya todos saben ambos integran el Seleccionado Nacional Sub-20 que marcha líder del hexagonal final, a falta de dos fechas, y tiene grandes chances de alzarse con la clasificación para el Mundial de la categoría (irán 4 sudamericanos) y para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016, competencia a la que irán sólo dos, el local Brasil, y el campeón de este torneo, en caso de que no sea la verdeamarelha.

Leonardo y Maximiliano Rolón son hermanos gemelos, y antes de llegar a vestir la albiceleste jugaron en Pablo VI. Incluso antes del canario, pasaron por Central Oeste. Este domingo su apellido saltó una vez más a la luz, luego de que Maxi marcara, al minuto 86, el gol que abría el camino de la victoria ante Brasil (finalmente fue 2-0). Maxi Rolón juega en las divisiones menores del Barcelona de España, y en 2014 fue campeón de la Champions League Juvenil, torneo que reúne a todos los clubes que disputan la Copa de Campeones de la UEFA, pero en sus versiones Sub-19. En la final, los chicos de la Masía vencieron al Benfica de Portugal.

Leonardo Rolón, su hermano prácticamente idéntico, ya lleva 25 partidos jugados en la primera de Vélez Sársfield. Veintidós por el torneo local, en sus dos últimas ediciones, y tres por Copas internacionales. Es más, lleva marcados dos goles. Ambos forman parte del plantel que conduce técnicamente Humberto Grondona hijo. Maxi es fanático de Neymar, quizás porque lo tiene cerca y juega también en el club catalán. Leo se maravilla con Tony Kroos, el alemán que la rompe en su Selección y el Real Madrid.

Los Rolón son cuatro hermanos varones, y además de los mellizos está Alberto, alias “Chicho”, que tiene 24 años y también jugó en la primera del canario. La familia Rolón habitaban primeramente la zona conocida como “la lata”, y luego se mudaron a los monoblock que están a dos cuadras de la cancha “papal”. Los mellizos sólo alcanzaron a jugar en el baby de Pablo VI, porque apenas se aprestaban a entrar en cancha grande se fueron a probar a la filial del Barça que se había abierto en la localidad de Luján, desde donde uno partió al viejo contienente y otro a Capital Federal, más precisamente a Liniers.

En el fútbol infantil local marcaban la diferencia, uno era delantero neto, el otro jugaba de enganche, o volante con llegada. Actualmente se desempeñan como mediocampista ambos, yendo por los costados o la zona central, dependiendo las circunstancias. Lo infrecuente es que dos hermanos mellizos jueguen juntos en la Selección. En combinados juveniles al menos, debe ser la primera vez que sucede. Guillermo Barros Schellotto pasó por la Selección pero no su hermano Gustavo. Los hermanos Diego y Fernando Crossa sí, pero no son mellizos. Al igual que Diego y Gabriel Milito, que estuvieron juntos en un partido de Argentina vs. Uruguay, pero Diego tiene 35 años y Gabriel 34.