Rosario respira fútbol. Siempre fue así. Y hoy, luego de más de 40 meses sin cruzarse en una cancha, Central y Newell's se volverán a encontrar. La ciudad está encendida nuevamente. La ciudad está expectante esperando el clásico de las cuatro de la tarde. Que sea en paz.

Y los hinchas también juegan el partido, porque es el partido que todos quieren jugar. Los fanáticos renuevan sus votos hacia su objeto de devoción. Parten rumbo a la cancha, activan sus cábalas, sus rituales, todos creen jugar el partido, aunque en la cancha sólo entren 22... que sea en paz.

La ciudad vuelve a vivir, el clásico se respira, se palpita, se presiente, se imagina... que sea en paz. Esas palabras pueden parecer vacías de contenido, cuando se repiten hasta el hartazgo en la semana previa. Cuando las recitan como un versito, el vecino, el político, el policía, el jugador... pero para que realmente sea en paz, debemos comprometernos como sociedad, a cuidar este maravilloso espectáculo que tenemos. Debemos concientizar a todos los sectores, debemos entender que no es la muerte de nadie. Que no es una batalla. Es simplemente un maravilloso partido de fútbol, que da gusto ganar, y duele perder.

Central y Newell's, Newell's y Central. El clásico lo juega la ciudad. Será en Arroyito, pero también se va a jugar en el Parque, y en zona sur, y en zona oeste, en Refinería, en Empalme, en Rucci, en Ludueña, en cada casa, en cada bar, en cada club social, el clásico se juega en cada esquina, por todas partes están los colores, azul, amarillo, rojo, negro... tiñéndolo todo a su alrededor. Que sea en paz.

Desde la Asociación Rosarina de Fútbol deseamos que el clásico se juegue en armonía. Que termine bien. Que el derrotado asuma su caída con hidalguía. Con altura. Que el triunfador sea un buen ganador y festeje la victoria con respeto hacia el rival.... sin provocaciones. ¿Será mucho pedir?

Que despierte el folclore, pero no la violencia. Que provoque la picardía, no el desprecio. Que saque lo mejor de nosotros... no lo peor. Cuidemos, como rosarinos, el clásico que tenemos. Que es hermoso y es envidia de otros pueblos. Ya perdimos al visitante en el Estadio. Perdimos la contienda de canciones, el duelo de hinchadas, no sigamos perdiendo cosas. Disfrutemos nuestra identidad. Que sea en paz.

Demosle el ejemplo a nuestros niños, y aprendamos de ellos también. Que en el fútbol infantil juegan muchas veces al año el clásico y no pasa nada. O de nuestros jóvenes de inferiores, donde también se enfrentan sin inconvenientes. Seamos maduros. Seamos sensatos. Se vuelve a jugar un Central – Newell's... ¡Qué sea en paz!