Todo surgió como una pequeña idea. Una positiva iniciativa que de inmediato tuvo rebote favorable en los padres y técnicos de la ciudad. Los coordinadores del fútbol infantil de Newell's Old Boys querían imponer en las jornadas de baby, una costumbre muy propia del rugby: “el tercer tiempo”. Esa rueda de amistad y camaradería que realizan los que juegan aquel deporte, más allá de cualquier resultado o contingencia en la cancha, y que sirve para limar asperezas, acercarse al eventual contrincante, y entender que el que está enfrente no es un enemigo ni mucho menos.

La excelente idea nació de Ariel Cozzoni, actual responsable del baby de Ñuls. Enseguida apoyaron Juan Ardisson, Gonzalo Magurno, y todos los profes que trabajan en el predio de Zeballos y Vera Mújica. Una taza de leche y unas galletitas. O un alfajor y una gaseosa. Cualquier merienda es buena para estrechar lazos y que los chicos entiendan que la camiseta distinta no es un impedimento para charlar, jugar y hacerse amigo de los chicos de otro club. Así, desde hace tres meses pasaron por estos “terceros tiempos” Argentino, María Reina, Oriental, Griffa, 1º de Mayo, Banco, y Valencia, entre muchos otros.

Sin embargo, por caprichos del fixture, todavía no se había dado ningún Newell's-Central. Ese clásico tan arraigado de la ciudad, que siempre genera expectativas extras cuando se suscita. Y la cita era este sábado 3 de noviembre. La línea “D” del rojinegro se medía con la “B” del canalla. Y como no podía ser de otra manera, “el tercer tiempo” fue un éxito rotundo. Los chicos dejaron de lado los colores por un rato, y demostraron una elogiable madurez para relacionarse con sus rivales, esa inteligencia que en muchos casos los adultos no demuestran.

“La idea es que nuestros chicos compartan un momento diferente con chicos que no conocen, que son de otros equipos. Que se acerquen. Que puedan comentar cosas del partido, escuchar la opinión del otro, del que fue rival hasta hace un ratito, y que entiendan que lo que pasó en la cancha se queda en la cancha” explicó el propio Cozzoni ante la consulta de www.rosariofutbol.com.

Respecto a cómo ha sido la repercusión entre la gente del baby rosarino, Cozzoni explicó que “salvo algunos casos muy aislados, de algún padre que no quiso que su hijo se quede, o algún profe rival que se negó a integrarse, la gran mayoría lo ha tomado muy bien. Yo diría que en estos 3 meses el 95 % de los padres nos felicita por la iniciativa, participa contento, y se porta de la mejor manera” graficó el ex delantero de NOB que ahora está a cargo del Predio “Malvinas Argentinas”.

Pero “La chancha” no sólo se mostró feliz porque el tercer tiempo con Central salió “10 puntos”, también destacó los 30 años de funcionamiento que cumplió el pasado 25 de mayo el citado predio rojinegro. “Fue fundado allá por 1982, en plena guerra de Malvinas, de ahí el nombre que se le puso. Y mucho tuvo que ver en su fundación José Vivas, el papá de Claudio, el hoy ayudante de Marcelo Bielsa” manifestó Cozzoni, quien agregó que el almuerzo realizado en dicha fecha tuvo como fin recaudar fondos para la construcción de una cancha de césped sintético que garantice las prácticas semanales de los chicos.

Por último, también es dable destacar el mega-festejo que se organizó el 2 de septiembre por el “Día del Niño” al cual asistieron casi 1500 chicos (sólo fichados en Rosarina Newell's tiene cerca de 600 jugadores de baby). En ese lugar que los leprositos tanto quieren, porque ahí practican, juegan, y sociabilizan buena parte de sus vidas, se armó una verdadera kermesse. Como las de antes. Con carreras de embolsados, inflables para saltar, juegos organizados por coordinadores especialmente contratados para la ocasión, torneos de metegol, penales... en síntesis, muchas atracciones para que los niños pasen su día de la mejor manera, y los padres tranquilos, acompañen desde cerca.

Felicitaciones entonces para los que apuestan por el diálogo, la amistad, y los buenos valores del deporte. A seguir así.