Nicolás De Bruno recordó sus comienzos en la Asociación Rosarina de Fútbol vistiendo los colores de Mercadito y su posterior paso a Rosario Central. “Fue bastante duro porque no me adaptaba al trabajo físico”, recuerda el enganche que ahora despliega su talento con la camiseta de Central Córdoba.
La Asociación Rosarina de Fútbol es la ligas más importante del interior de nuestro país, a partir de la cantidad de jóvenes que disputan fin de semana a fin de semana los partidos. Año tras año, los jugadores que salen de los distintos torneos demuestran su talento y preparación para participar en todas las categorías de fútbol argentino y mundial.
Pero la formación que imparten los clubes que militan en la Rosarina, no es netamente futbolística. Más allá de cómo pararse en la cancha o de qué manera pegarle a la pelota, los chicos que pasan por la liga local aprenden a compartir momentos con amigos y a disfrutar jugar a la pelota.
Un ejemplo de esto es Nicolás De Bruno, actual enganche de Central Córdoba y uno de los jugadores de mejor pie que tiene actualmente la Primera B Metropolitana. Con 26 años, cuenta con una interesante trayectoria que lo llevó a probar suerte en el exterior y otros clubes de la Argentina hasta desembarcar en el Charrúa.
Pero la relación de De Bruno con el fútbol viene de mucho antes. “Arranque de chiquito en Amistad y Unión, pero al poco tiempo pasé a Social Lux, no recuerdo bien pero habrá sido a los 5 o 6 años”, indicó el rosarino que en su etapa en Mercadito compartió categoría con Nahuel Guzmán y otro puñado de chicos con los que formaron una linda amistad.
“No somos muchos, somos 4, que éramos muy amigos y hoy en día nos seguimos juntando. Hace poco hicimos una reunión con los padres de cada uno recordando momentos y cosas muy buenas, lo que más me queda son los amigos”, asegura el actual volante de Central Córdoba que en sus inicios en cancha de 7 no se encargaba tanto de armar el juego sino que de definir las situaciones. “Era delantero, el goleador del equipo”, recuerda.
A los 15 años y con el comienzo de la adolescencia, De Bruno trasladó su buen pie a las inferiores de Rosario Central. El primer inconveniente que le surgió en esta nueva etapa se vio desde lo físico; “Para mí fue bastante duro porque yo imaginaba que no iba a haber tanta diferencia y cuando llegué, en Central físicamente se trabajaba bastante duro y la verdad es que me costó unos meses adaptarme al trabajo físico”, afirmó.
Con los colores del Canalla, el volante siguió desempeñándose en la liga local donde en sexta, consiguió el campeonato aunque con un sabor agridulce. “Jugamos una final del año ante Newell’s que perdimos en los penales”, rememoró. Aunque más adelante logró sacarse la espina ya que 2005 fue parte del plantel que se consagró campeón en el torneo Gobernador Molinas.
A la hora de analizar el nivel actual de la Liga Rosarina, De Bruno sostiene que sigue siendo igual de difícil que lo que era cuando él la disputaba. “Jugando en Central eran todos partidos difíciles porque se sabe que es un equipo duro y todos le quieren ganar, yo tengo amigos jugando en la Rosarina, en el mismo Central Córdoba sigo bastante lo que es la local y continúa igual de dura”, reflexionó.
Ya con edad de debutar en Primera pero con poco espacio en el equipo de Arroyito, el volante decidió salir a probar suerte, su primer destino fue Chile donde fue jugador de Coquimbo Unido. “Jugué poco, no me fue tan bien pero como experiencia personal me sirvió porque nunca me había ido lejos de mi familia así que volví un poco más maduro”, admitió el jugador rosarino.
Más adelante volvió a traspasar las fronteras, pero esta vez por el noroeste de nuestro país para jugar en Perú donde, previo paso por El Porvenir, practicó con el plantel de José Gálvez pero no consiguió permanecer en el equipo de la Franja. Tras intentar en otros clubes, el destino lo hizo recalar en Central Córdoba, club en el que le dieron la confianza necesaria y él devolvió eso convirtiéndose en una pieza clave para el histórico ascenso del Charrúa a la B Metropolitana. “Yo creo que me encontró más maduro, estoy más tranquilo, pude jugar muchos partidos seguidos que quizás para jugadores de mi característica o de mi puesto es fundamental. Además, los técnicos que tuve acá me dieron continuidad y uno puede demostrar día a día lo que es por lo que estoy muy agradecido a Central Córdoba”, expresó el volante ofensivo.
Con toda la experiencia que adquirió durante su carrera, Nicolás De Bruno concluyó la nota con una sugerencia para todos los jugadores que transitan por las distintas categorías de la Asociación Rosarina de Fútbol. “Es la misma que le doy a mi hermanito que tiene 18 años y juega en Argentino de Rosario, él entrena casi todos los días y a veces llueve o a veces no tiene ganas entonces yo le digo que si él disfruta de jugar al fútbol, y tiene la posibilidad, lo debe aprovechar y esforzarse porque sin esfuerzo y sin sacrificio por más que tengas condiciones no vas a funcionar. Eso es lo que le recalco todo el tiempo y como se lo hago a cualquiera que pueda leer esta nota”, concluyó.
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