Con un clima primaveral, el Ángel Espindola de la zona Oeste de la ciudad, se colmó de gente que desde temprano se ilusionaba con festejar el regreso de Pablo VI a la primera división del torneo de la Rosarina.

El Canario necesitaba un triunfo y frente a él estaba Unión Americana, equipo complicado en la pelea por no descender y que también iba a buscar los 3 puntos para poder tomar algo de aire en estas últimas dos jornadas que le quedan a la Copa Pinasco.

El encuentro empezó como se esperaba, Pablo VI se paró mejor en su cancha y le movía el balón a Unión Americana que no lograba encontrarla. Lo mejor del local llegaba por el sector derecho con Alberto Rolon y Claudio Reato que aguantaba bien la pelota aunque se complicaba para poder darse vuelta.

Igualmente, las posiciones ofensivas iban rotando en el local y en algunas posibilidades Rolon sorprendía apareciendo por el otro carril. Mientras que en la visita, Orlando Gómez era el más movedizo intentando convertirse en la salida por la izquierda pero no conseguía congeniar con el resto de sus compañeros.

Las primeras emociones fueron para el Canario, en una de ellas Reato metió un exquisito taco que dejó desorientada a la defensa del albirrojo y le dio la posibilidad a Facundo Barrios de abrir el marcador, pero su remate pasó muy cerca del poste izquierdo del arco que defendía Juan Vigetti. Unos minutos más tarde, Rolon se encontró con la pelota y sólo el arquero enfrente pero en lugar de asegurar intentó picarla y el balón se fue alto.

Tras este inicio bastante favorable para el local, el árbitro del encuentro decidió parar el juego para que los jugadores se refresquen ya que las temperaturas eran elevadas a esa hora de la tarde y lo más importante es cuidar la integridad física de todos los jugadores. Luego de este receso, las cosas se aplacaron.

Unión Americana ajustó un poco su defensa y los atacantes del equipo de casaca blanca y amarilla dejaron de encontrar los espacios. A medida que se iba afianzando abajo, los de zona noroeste empezaban a conseguir un juego colectivo que de a poco le permitió emparejar las cosas.

De hecho, en una de las primeras que tuvo en ataque, Iván Benítez entró con pelota dominada por el sector derecho del área y definió cruzado ante la salida del guardameta que nada pudo hacer. El 1 a 0 era sorpresivo, y generó nerviosismo en Pablo VI que salió como una tromba a buscar el empate, pero no lo pudo conseguir antes de que el árbitro pite el final del primer tiempo.

En el complemento, las cosas no iban a ser mucho más fáciles para el Canario, que a los 4 minutos vio como Walter Basualdo de tiro libre ponía el 2-0 para la visita que ganaba, se alejaba del descenso y daba la sorpresa ante una gran cantidad de simpatizantes que veían como se ahogaban sus festejos.

Pero la reacción de Pablo VI no se hizo esperar y a los 6, Reato encontró una pelota en el área, definió por sobre el arquero para descontar y hacer estallar a todos los presentes. Encima, en la jugada siguiente, el conjunto papal robó rápido el balón, volvió a acercarse por el sector derecho gracias a Rolon que remató, el uno mostró una floja respuesta y el poste fue quién lo salvó, pero en la segunda jugada logró lucirse sacando al córner un remate a quemarropa.

Los minutos empezaban a consumirse y el local caía en la desesperación, lo que le facilitaba las cosas a la defensa albirroja que sacaba pelotazos rápidos hacia los extremos para intentar encontrar a alguno de sus delanteros que quedaban mano a mano con los zagueros del local.

En una de esas salidas, Nicolás Cedro, el arquero del local, hizo un esfuerzo sobrenatural para volar y evitar la tercera caída de su arco. Igualmente, las chances de Unión Americana no eran las más claras ya que los delanteros recibían el balón casi en mitad de cancha y tenían que trasladar demasiado la pelota antes de encontrarse cara a cara con el uno.

Cuando el partido parecía darle la victoria a la visita y prolongar una fecha más el misterio de quién ascendía, apareció una jugada similar a la que antes había terminado en palo. Rolon desbordó por derecha, entró al área metió el centro atrás y Cristian Ansaldi la desvió para su propio arco cuando el arquero ya nada podía hacer.

Ese gol en contra le dio el empate a Pablo VI que lo merecía. Pero sabía que todavía no le alcanzaba para asegurarse el ascenso y por eso usó los últimos minutos para salir a buscar los tres puntos. Si bien tuvo alguna oportunidad, la defensa visitante hizo su trabajo para evitar que el arquero deba exigirse demasiado e irse con las manos vacías.

Con el pitazo final, los jugadores locales se quedaron con la sensación de no saber si festejar o no y se fueron al vestuario a la espera de saber el resultado entre Provincial y Botafogo. Cuando se enteraron del empate del Rojo, la fiesta se desató en el salón del club y luego se trasladó a la cancha donde jugadores, cuerpo técnico e hinchas festejaron el tan merecido ascenso a al Gobernador Molinas.