Las campañas de aquellos que pelean por el título no saben de rivales, independientemente de quién tengan enfrente saben que cuentan con la obligación de ganar en todas las canchas y sumar para que los que vienen de atrás no lo alcancen. Sin embargo, hay partidos que marcan un rumbo, aquellos cruces entre los que pelean arriba son trascendentales para unos y otros, y un simple resultado puede terminar marcando la historia final.

En un encuentro clave por la lucha del Gobernador Molinas, el puntero Unión visitaba a uno de sus perseguidores, Tiro Federal, buscando mantener el liderazgo. El trámite tuvo mucha pierna fuerte, roces constantes y pelotazos, sin embargo, la diferencia estuvo en la efectividad, ya que desde el juego ninguno hizo reales méritos para torcer la balanza.

El comienzo del encuentro fue parejo, Tiro buscaba un poco más siendo el dueño del balón, sin embargo le costaba mucho hilvanar situaciones claras. La pelota parada era su única arma, mientras que la visita apostaba a la velocidad de sus delanteros para acertar alguna contra, pero ésta no llegaba.

El fuerte viento jugaba su papel, pero aun con este, los jugadores no le escatimaban a los rechazos apuntados al cielo. Tampoco se guardaban nada a la hora de meter, y los roces eran constantes. Nadie regalaba nada y un mínimo detalle podía bastar para torcer la historia. Esa pequeñez podía derivar de alguna genialidad o de algún error, y justamente estos dos factores confluyeron para la apertura del marcador.

A los 25 de la primera parte Sebastián Benítez aguantó la pelota, miró al arco y desde lejos sacó un furibundo disparo. Las ráfagas hicieron lo suyo, sin embargo la floja respuesta de Jaime fue crucial para que la pelota termine ingresando. El uno intentó sacarla por encima del travesaño, pero su manotazo no fue lo suficientemente firme y el balón se terminó metiendo por encima de su cuerpo para estampar el 1 a 0.

Difícil hablar de justicia ante tanta paridad, pero sabido era que el que se equivocaba lo terminaba pagando caro. En lo que quedó de esa primera parte el Tirolense avisó con un mano a mano de Morán que Galván sacó en la línea y con un tiro libre del mismo 10, que se terminó yendo al lado del palo derecho, pero la igualdad que le hubiese dado un tono de justicia jamás apareció.

Ya en el complemento, el Tigre trató de buscar el empate e hizo los cambios necesario para ello, sin embargo, los comandados por Belén se defendían con suma eficacia y no le permitían a su rival tener situaciones claras. La única en ese inicio fue tras una buena pared entre Morán y el recién ingresado Pedernera, quien quedó cara a cara con Dianda, pero el uno se terminó quedando con el duelo.

El conjunto de Ludueña la manejaba pero no llegaba, y si bien no se descuidaba atrás, los espacios estaban y era cuestión de acertar en el pase para dejar a los delanteros en posición de gol. En una de ellas, Palmigiano se metió al área, aguantó la pelota de espaldas y antes de que intente girar dentro del área, Mazzotta lo taló abajo y le cometió un penal que Marcelo Díaz no tardó en sancionar.

El encargado fue el dueño de todas las pelotas - paradas y en movimiento -, Sebastián Benítez, quien tocó de zurda al palo derecho del arquero, cuando este se corrió al opuesto. Un 2 a 0 que premiaba la efectividad en ambas áreas de uno, y castigaba duramente a un equipo que no había hecho mal las cosas, pese a que le faltaba contundencia en los últimos metros.

En lo que quedó de partido, Unión continuó con su libreto y lo respetó a raja tabla. Cambió delanteros para ganar aire y poder aguantarla arriba, y la fórmula pensada por Belén terminó dando resultado. Así y todo Tiro tuvo dos claras, pero notoriamente la suerte no estaba de su lado.

La más nítida de todo el encuentro llegó con el partido ya juzgado, en el último minuto de adición, cuando en primer término el palo se lo negó a Pedernera, en segundo a Pereyra se lo quitaron en la línea y en el tercer intento Dianda le ahogó el grito a Morán. En definitiva, casi como obra del destino, todos los caminos conducían hacia la victoria de los de Álvarez, que segundos después pudo festejar.

Las finales no saben de merecimientos, de justicia ni de excusas. Las finales simplemente se ganan, y Unión supo cómo hacerlo. No fueron tres puntos cualquiera, no solo se sacaron a un rival directo de encima, jugando de visitante, sino que de yapa Newell´s no pudo ante Defensores Unidos, por lo que el rojinegro estiró su ventaja en la cima a tres puntos. A esta altura, un golpe anímico puede ser vital, pero al mismo tiempo hay que tener en cuenta que la brecha es corta y aún queda un largo camino por recorrer.