“No está muerto quien pelea” dice un viejo refrán. O “la esperanza es lo último que se pierde”, reza algún otro muy conocido. Son las bases en las que afirma su ilusión la gente y el plantel de Central Córdoba, que pese a que se quedó con un sabor amargo este martes a la noche, cuando terminó empatando 1 a 1 con Sportivo Italiano, sigue soñando en conseguir el ascenso a la B Metro. No está lejos de lograrlo. Sólo necesita un triunfo más. Deberá conseguirlo el sábado que viene en condición de visitante. No parece sencillo, pero tampoco imposible.

El primer tiempo del cotejo jugado en el Gabino fue parejo. Intenso. Lo bueno de esa etapa es que Central Córdoba mostró una actitud agresiva. Fue a buscar el partido. Aún así, Italiano salió muy concentrado y sorprendió con la gran velocidad de su número 11, Gonzalo Verón, y el buen primer tiempo que hicieron Emiliano Ronconi y Cristian Rami, ex delantero de Racing de Córdoba, Unión y Tiro Federal entre tantos otros. El citado Verón ganó un par de veces con explosivos piques y tras varios desbordes generó preocupación en la última línea charrúa.

La más clara para la visita llegó al minuto 41, cuando Leonardo Gómez solo por el segundo palo cabeceó una pelota parada. Increíblemente el zaguero central del azurro la tiró afuera, a centímetros de la línea de gol. Pese al susto en la parcialidad del “matador”, el árbitro Julio Barraza había cobrado una falta en ataque que no muchos habían detectado. Quizás una forma de compensar el corner que había dado instantes antes, siendo que a todas luces era saque de arco.

Por suerte para el equipo de nuestra ciudad, el gol que necesitaba como el agua llegó justo sobre el final del primer tiempo. Marcos Figueroa, uno de los que más enchufado estuvo en ese período, obligó a que le cometieran falta cerca del corner que da a Virasoro y Juan Manuel de Rosas. Nicolás De Bruno ejecutó la pelota parada que cayó en la cabeza de Facundo Fabello. Con su parietal derecho clavó la pelota al ángulo y desató el gran festejo de su gente. Un minuto más tarde, se marchaban los 22 protagonistas al vestuario. Los dirigidos por Marcelo Vaquero, obviamente más tranquilos.

En el complemento Central Córdoba pareció cederle la iniciativa a su rival. El “tano” fue a buscar la igualdad dejando tres en el fondo, aunque no parecía tener grandes recursos para conseguirla, ya que no llegaba con claridad ni inquietaba realmente a Juan Cruz Leguizamón. Ahí fue cuando apareció en todo su esplendor la fígura del árbitro. Barraza vio una falta muy chiquita en el área charrúa y cobró la pena máxima. Al parecer entendió que Killer se apoyó en Castro a la hora de ir a buscar un cabezazo. Si hubo contacto fue leve. Lo cierto es que Gastón Pinto no desaprovechó la ocasión, y a los 19 minutos estableció el 1 a 1 que obligaba al local a salir de su letargo, e ir nuevamente en pos del triunfo.

El público de Central Córdoba, hasta ahí, no estaba tan enojado con el referí. Sin embargo, menos de 3 minutos más tarde, una jugada idéntica en el área contraria no fue sancionada con la misma rigurosidad. Dos jugadores del charrúa cayeron en un forcejeo con los defensores de Italiano, pero el juez no sancionó penal. Diez minutos después un cabezazo de Lucas Lazo, fue desviado por Anconetani con la punta de sus dedos, y luego de su intervención el balón dio en la mano de Blanco. Ahí nuevamente el árbitro pudo cobrar penal, pero entendió que no había intención. El hecho es que la pelota se metía claramente en la valla de la visita. Era el justo 2 a 1.

Esos desaciertos, o al menos muy polémicos fallos, puso nervioso a los jugadores de Córdoba, que entraron en un desorden más acentuado. De ahí al final no gestaron ninguna jugada colectiva prolija. Todo fue pelotazo, desesperación y reclamo. Al charrúa pareció faltarle volumen de juego en el mediocampo (no ahí, sino en todo el partido), y tampoco pareció favorecerlo la salida del “gordo” Salinas, que aunque fue preservado por el entrenador (estaba al borde de amonestaciones y si recibía una amarilla más se perdía la revancha), era preferible que siguiera. Él aguantaba bien los pelotazos profundos, cosa que no pudieron hacer ni Lescano ni Fiorina, menos corpulentos.

El resultado obliga a conseguir una victoria en Ezeiza el sábado a las 15:10, día y hora para la revancha. El empate dejará al equipo de la B Metropolitana en su divisional, cosa que ocurrió en las anteriores nueve promociones que hubo entre estas dos categorías (se juegan desde el 2003). Para hacer historia, Central Córdoba sólo necesita un 1 a 0. Está en la misma situación que ante Laferrere, conjunto al que venció en Buenos Aires por 3 a 1. Sí con el verde se pudo ¿por qué no ahora? El árbitro será Mastrángelo. Lo que aguarda la afición rosarina, que ayer colmó las tribunas del Gabino Sosa, es que no se equivoque tanto como Julio Barraza.

Las formaciones:

Central Córdoba: Juan C. Leguizamón; Lucas Lazo, Paulo Killer, Luciano Castro y Nahuel Rodríguez; Nicolás De Bruno, Pablo Cerutti, Facundo Fabello y Diego Villagra; Martín Salinas y Marcos Figueroa. DT: Marcelo Vaquero.

Sportivo Italiano: Anconetani; Martínez, Blanco, L. Gómez y Pinto; Ronconi, Correa, S. Gómez e Imperiale; Rami y Verón. DT: Alberto Pascutti.

Arbitro: Julio Barraza.