Lo lindo de esta definición entre Morning Star y Río Negro es que no habrá terceros en discordia. Es un mano a mano en el que todo puede pasar, y en el que resultaría sumamente arriesgado apuntar a un favorito.

Los que se medirán el domingo en el Gabino son dos equipos con virtudes y falencias, y por esto último es que cualquiera de los dos puede equivocarse durante los 90 minutos, y regalarle el festejo a su rival. Si nos detenemos en los antecedentes más cercanos, Río Negro tiene margen como para ser más optimista ya que venció al “equipo de la estrella” las tres veces que lo enfrentó. Dos incluso como visitante. Aún así, los triunfos fueron ajustados. Todos ellos por un gol de ventaja.

En cuanto a la jerarquía de sus respectivos planteles están parejos. Ni uno ni otro está en condiciones de tirar manteca al techo. Por algo se encuentran comprometidos en está incómoda situación. A los dos los caracterizó la irregularidad a lo largo del torneo, y cierta falta de contundencia en ataque. Los dirigidos por Cambiaso-Cornice hace 5 partidos que no convierten, es más, en los últimos 8 cotejos metieron sólo 2 tantos. Los conducidos por Sebastián Vaquero no están mucho mejor. Hicieron 3 goles en sus últimas 6 presentaciones.

Estos números, elocuentes por cierto, evidencian una carencia de peso ofensivo. Sin embargo, Río Negro intentará suplirla con la reciente llegada de su goleador del año pasado: Oscar Jara. “El toro”, que estuvo jugando esta temporada en Argentino de Fuentes, terminó su participación con aquel equipo y retornó a su club de origen esta semana. Naturalmente será de la partida, y en sus botines, descansarán buena parte de las ilusiones del elenco de barrio Belgrano.

Si nos detenemos en los promedios de edad de uno y otro, un dato no menor en este tipo de finales, en las cuales tanto pesa la experiencia, el equipo más veterano es Morning (22,5 años de promedio). Igual, la diferencia es mínima, ya que el albinegro está en 21 de promedio (y con Jara en cancha ese promedio probablemente subirá). Aún así, para Río Negro esta semana hubo una de cal y una de arena, ya que Facundo Parrino, su hombre desequilibrante del medio para arriba, se tendrá que perder la gran final por acumulación de amarillas.

Por el lado de Morning tampoco es todo color de rosa. Sabemos que hay algunos jugadores “tocados”. En puestos claves por cierto. El arquero Algozino y Mauro Sosa, lateral por izquierda y uno de los más experimentados en el fondo, estuvieron entrenando diferenciado por algunas lesiones (de hecho Sosa se perdió el cotejo ante Griffa). Igual, es de suponer que jugarán, más allá de que no lleguen al 100 por ciento.

Puestas las cartas sobre la mesa, habrá que ver entonces cómo se levantan ese día. Cómo están de confianza y motivación cada uno de los planteles. Cómo juega el nerviosismo y la ansiedad. Las famosas pulsaciones, que suelen trazar una delgada línea entre “intensidad y concentración”, y “excesiva vehemencia”, factor que puede derivar en expulsiones, promediando el juego, y torcer el rumbo de un resultado parcial.

En fin, tampoco hay que desestimar al factor suerte, que aunque muchos digan que no cuenta, puede definir un pleito parejo. Por último, habrá que ver a quién le sienta mejor la cancha grande, que como ya fue dicho será el Gabino Sosa. Con espacios pueden lucirse los futbolistas de mejor pie, y ahí no habrá excusas para no jugar prolijamente, o al menos para intentarlo. El árbitro también es una garantía: Gustavo Lechner. Un experimentado referí, cansado de dirigir finales en la ARF, y que por si fuera poco tiene el roce de primer nivel que le da el hecho de ser asistente en la primera de AFA.

La mesa está servida. El duelo entre rionegrinos y verdolagas puede ser un manjar de emociones para los que iremos en busca de buen fútbol. Lo mejor es lo incierto que se presenta el pronóstico previo. Aquí todo puede pasar pues no se aprecian superioridades aplastantes ni resultados cantados. No habrá especulaciones ni oídos puestos en otras canchas. Eso sí... habrá mucho en juego. Esperemos que no se empañe la tarde con algún acto irracional y que todos los protagonistas sepan mantener los pies sobre la tierra, la calma de los inteligentes, y la dignidad de los buenos perdedores.