Ellas son, en muchos casos, las que lavan las camisetas, los pantaloncitos y las medias. Las que pasan a buscar a un compañerito de su hijo para llevarlo a la práctica. Las que acompañan a ese pequeño jugadorcito de fútbol a realizarse la revisión médica, o a sacarse el carnet de Rosarina.
Ellas son… las amadas madres. Las mismas que se convierten, con el transcurso del baby, en unas fantásticas cebadoras de mate, apostadas siempre detrás de un alambrado, a veces sentadas en algún tablón, a veces sencillamente de pie, pero siempre siguiendo las gambetas o las atajadas de alguno de sus hijos.
Las madres son esas que consuelan mejor que nadie en las derrotas. Las que pronuncian las palabras justas para lograr que el niño deje atrás en su memoria ese pequeño trago amargo, y se enfoque en algún nuevo desafío. Las madres son las que besuquean y apretujan como nadie, avergonzando a veces, de tanto tierno y desbordado amor.
Las madres de la Rosarina son las que cortan los papelitos, las que consiguen las serpentinas, y las que inventan las canciones. Son las gritonas o las mesuradas. Las gorditas o las delgadas. Las que saben de fútbol o las que no entienden nada. Porque las mamás pueden ser muy diferentes unas de otras, pero lo que siempre las unirá es el amor que sienten por los suyos. Ese amor inigualable y único que sólo sabe dar una mamá.
Por eso. Por todo lo que hacen por nuestros chicos. Esos pequeños jugadores que esperemos que en un futuro sean grandes personas, la Asociación Rosarina de Fútbol les desea, a todas las mamás de nuestra ciudad y alrededores, un muy pero muy feliz día de la madre el próximo domingo. Disfrútenlo en familia y con los suyos. Total para lustrar botines, o preparar la vianda y el bolsito, ya habrá tiempo en fines de semana venideros.