En el fútbol, las oportunidades nunca llegan por casualidad, el trabajo y el sacrificio siempre están presentes en los jugadores que consiguen alcanzar el sueño de debutar en la primera división de un equipo profesional. Aquel juvenil que disfruta de sus primeros minutos en cancha atraviesa una serie de sensaciones encontradas donde se mezclan los nervios del debut con la emoción de haber cumplido uno de los objetivos.

Algo de eso vivió Nahuel Bernardi  cuando tuvo su estreno en la máxima categoría de Central Córdoba. “Antes del partido estaba muy ansioso, pero a medida que pasó el tiempo se me fue yendo todo”, recuerda el volante que ocupó la zona derecha del mediocampo en el partido por Copa Argentina que el Charrúa le ganó 1 a 0 a JJ Urquiza.

Si bien su pasado inmediato está relacionado a Newell’s, el rosarino de 21 años tuvo sus comienzos con la pelota en Juan XXIII donde empezó en el baby y estuvo hasta la octava división cuando pasó al Rojinegro para completar las divisiones inferiores y empezar a participar del torneo Gobernador Molinas.

Con 3 años jugando en la primera división de la Rosarina, Bernardi sostuvo que existen algunas diferencias entre el fútbol local y las categorías de ascenso de AFA. “El ritmo es mucho más intenso y físicamente hay que estar mucho mejor para poder jugar bien”, explicó Bernardi. Cabe destacar que, en parte, esta diferencia se debe al grado de competitividad que existe en el fútbol profesional a diferencia de lo que se expresa en la Rosarina donde se fusca formar a los juveniles.

Así y todo, el jugador reconoció que en la Asociación Rosarina de Fútbol hay mucha calidad y se intenta jugar bien a la pelota. “El nivel de la local a mí me gusta mucho, se juega muy bien, hay un montón de jugadores con experiencia y buen juego”, remarcó.

Como suele suceder en los equipos grandes de las ciudad, la gran cantidad de jugadores que participan de sus categorías inferiores, sumados a los refuerzos que se traen para el primer equipo, hacen que algunos futbolistas deban optar por jugársela y salir a buscar otros clubes en donde puedan conseguir la continuidad necesaria para demostrar su talento.

Esto le sucedió a Bernardi que a mediados de este año decidió irse de Newell’s para probar suerte en Central Córdoba. En el Charrúa, Nahuel tiene contrato por un año y se ilusiona con poder ganarse un lugar entre los habituales titulares.

“Apenas arranqué en Central Córdoba tuve una fractura de brazo, no arranqué muy bien, pero después cuando volví tuve algunos entrenamientos y el otro día ya debuté, así que esperemos que los otros seis meses pueda jugar más”, señaló el juvenil de 21 años.

A la hora de pensar un concejo para todo aquel que disfrute de jugar al fútbol y tenga entre sus sueños poder llegar a practicarlo de manera profesional, Bernardi pregonó: “Deben tomar todo lo que les enseñen en el camino y que nunca nadie les diga que no pueden hacer nada. Por más que no se den oportunidades siempre hay que pelearla hasta el final”.