Fotos: Willy Donzelli.
Texto: Miguel Martínez.

El pasado 15 de abril se realizó en el Hotel Ariston de nuestra ciudad, el “Simposio de dirigencia y gestión deportiva” que organizó la Fundación del Gran Rosario, y coordinó la Asociación Rosarina de Fútbol. El evento fue un verdadero éxito y se constituyó en otro de los actos que la Casa Madre del fútbol rosarino ha llevado a cabo en el marco del Centenario de su fundación.

El primero en dar su charla fue el Presidente de Vélez Sársfield, Sr. Raúl Gamez. Puntualmente a las 17:45 comenzó su alocución. El tema por el cual había sido convocado era “Sociedades anónimas o Asociaciones civiles”, en obvia referencia a la figura jurídica que deben adoptar las entidades deportivas. El titular velezano, desde un primer momento, dejó en claro su postura respecto a la cuestión, y se mostró a favor de las instituciones civiles sin fines de lucro.

Gamez fue presentado (y apuntalado en algunos momentos de su discurso), por Raúl Millán, otro conocedor del tema que fue dirigente y cofundador de Club de Amigos en Buenos Aires. El presidente de Vélez habló de sus comienzos en la actividad y de sus orígenes como hincha, lo cual marcó su forma de sentir y ver el fútbol, quizás más pasional respecto a la de sus colegas. Por ejemplo Mauricio Macri, de quien Gamez se diferenció claramente.

Más tarde repasó su gestión en el club de Liniers y el triunfo que logró en aquel famoso “campeonato económico” que encaró cuando llegó a la institución. Una vez ordenada la situación financiera apostó a darle continuidad a los técnicos y a respaldar a los juveniles de la entidad, con una medida tan sencilla como austera: no traer refuerzos, los que inevitablemente impiden el progreso de los jóvenes de inferiores.

Gamez afirmó que en la historia han sido más las empresas que han quebrado que las instituciones civiles que lo han hecho. Es decir, el cambio de figura jurídica no asegura el éxito y según sus palabras: “la transparencia en los actos de gobierno, así como la honestidad y responsabilidad puesta en ellos, es lo que se necesita para salir adelante”. Gamez se mostró escéptico respecto a los empresarios que se acercan al fútbol ya que, según aseguró “lo hacen con un propósito económico. A fin de encontrar un rédito personal rápido, lo cual no siempre es posible, y esas urgencias, a la larga, terminan perjudicando a los clubes”.

A su término tomó la posta Javier Castrilli. El ex árbitro es ahora Director del PROSEF, ente que recientemente cobró carácter de Subsecretaria de Seguridad y depende únicamente de la Secretaría y del Ministerio del Interior.

Castrilli realizó una exposición brillante. Describió detallada y claramente todos los aspectos de su labor. Comenzó criticando duramente al periodismo ya que según él, pretende que en cinco minutos les brinde una explicación acotada de su tarea y de sus puntos de vista. Afirmó que la prensa “no entiende que no hay soluciones mágicas, y que para extirpar la violencia de los campos deportivos lo que se debe llevar adelante es un proceso largo, de no menos de 10 o 15 años, con una política de Estado que apoye firmemente, y que sobreviva más allá de las gestiones temporales”.

Castrilli hizo hincapié en la educación, factor fundamental para reconstruir una sociedad desde sus bases. “Mejorando en ese aspecto –dijo– todos los actores (hinchas, policías, jugadores, periodistas, etc) comprenderán el verdadero valor del fútbol en relación a otras cuestiones realmente importantes”. Además, el ex árbitro dejó algunas frases sabrosas como: “la policía no puede sentir desprecio por la comunidad que protege, debe sentirse parte de ella”, “a mí me enorgullece ser un funcionario público”, o “la prevención y la educación nunca son la noticia del momento”.

Más tarde "el sheriff" enumeró algunas de las medidas que implementó hasta aquí. Se abrió un correo electrónico y un 0-800 para que los hinchas pudiesen, a través de esas vías de contacto, elevar sus quejas respecto a las cosas que padecen en una cancha. A partir de ese simple método se han recibido miles de denuncias anónimas, y el propio Castrilli en persona (que dijo “vivir” en Tribunales), ya ha efectuado más de 500. Por otra parte, señaló que en lo que va del año, ya han realizado 84 inspecciones a los Estadios que existen en la ciudad autónoma de Buenos Aires.

“Obvio que no está todo bien, pero hemos mejorado mucho en materia de seguridad” agregó el funcionario. “Vivimos en una sociedad con un alto grado de agresividad y la violencia se traslada, por un efecto contagio, a todos sus niveles”. Los dos principales objetivos de Castrilli son: conseguir que los clubes hagan valer su derecho de admisión, y colaboren en un todo con su gestión, para identificar a los delincuentes que actúan en el seno de su parcialidad; y lograr además que de aquí a un par de años, todos los asistentes a una cancha puedan estar sentados. Tal medida, que es constantemente resistida por los dirigentes (ya que reduce considerablemente las capacidades de los estadios, con el consiguiente perjuicio económico que esto significa), es esencial según su visión.

Por último, se mostró optimista, y dijo que aunando esfuerzos y teniendo perseverancia en la labor de concientizar a la gente, es posible lograr cambios importantes. “Si en Inglaterra se pudo –añadió– ¿por qué aquí no?, yo estoy convencido que es posible suprimir la violencia de las canchas”. Y lo último que dejó picando, fue la necesidad de que “más temprano que tarde, se implemente un sistema de identificación personal para ingresar a las canchas”, lo cual permitirá que en la práctica se pueda hacer valer el “derecho de admisión” y mantener un control rígido en las puertas de acceso a los escenarios deportivos.