Los clásicos, sabido es, empiezan a palpitarse en los bares de la ciudad, en las charlas de oficina, y en todo lugar que reúna a más de dos o tres hombres, mucho antes de la fecha en la que fueron programados. Y es que… no podría ser de otra manera. En una ciudad tan futbolera como esta, cada Newell’s-Central es un acontecimiento que despierta las pasiones más extremas, y genera horas y horas de análisis, pronósticos y discusiones.

“El domingo cueste lo que cueste hay que ganar” suelen cantar los hinchas el fin de semana previo al clásico. Como si en estos partidos no importasen los medios para alcanzar el objetivo, y solo valiese ese bendito resultado final. Tal forma de pensar, tan difundida últimamente entre los más fanáticos, es la que exige un triunfo como un ultimátum, sin percatarse que es imposible ganar siempre en las justas deportivas.

Lo que queremos transmitir desde este espacio, es que lo primordial es no perder los verdaderos valores de la vida. El respeto, para entender que el eventual contrincante tiene derecho a festejar un triunfo o alentar a los suyos, sin que eso signifique una ofensa a nuestro orgullo. Además, para no olvidarnos que tenemos amigos, familiares o vecinos, hinchas de la otra escuadra, y que al fin y al cabo no somos más que coterráneos, que compartimos día a día las calles de esta hermosa ciudad.

El amor por un club de fútbol no puede ir más allá. Si rebasa los límites de la racionalidad o la sensatez, entramos en un peligroso camino de locura. Donde las bromas, propias del folclore tan mentado, dejan de ser simpáticas y se vuelven más y más agresivas. Y donde la rivalidad pintoresca se torna odio acérrimo, que puede, en un abrir y cerrar de ojos, devenir en violencia estúpida y repudiable.

Por eso, siempre es bueno que los protagonistas den el ejemplo. Como lo han hecho esta vez, los técnicos que dirigen la primera local de una y otra institución. Sergio Barbieri, DT de Newell’s, y José Luis Albarenque, de Rosario Central, se juntaron en la Asociación Rosarina de Fútbol para participar de una producción fotográfica del Diario “La Capital” y www.rosariofútbol.com, que como único fin pretendía demostrar que se puede vivir el clásico con pasión, sin por ello perder la sonrisa.

El “Chino” Albarenque y el “Cholo” Barbieri se rieron un rato, conversaron de fútbol (de que otra cosa hablarían sino), y compartieron un puñado de historias, no sólo de los equipos que entrenan, sino también de inferiores. Preguntaron por la programación, recordaron viejos tiempos, y hasta se animaron a bromear cuando vieron la Copa Molinas. “Habría que invitar a los técnicos de Aguirre y Griffa para esta foto” admitieron casi a coro cuando el fotógrafo del diario los hizo posar con el máximo trofeo de Rosarina.

A ambos le agradecemos la predisposición y buena onda. La misma buena onda que tuvo Carlos Ontivero, un papá del fútbol infantil que nos envió por mail una linda imagen esta semana. En la misma se ve a Thiago Ontivero, jugador de la categoría 2002 de Central B, y a Brandon Novillo de Newell’s, amigos que pese a defender camisetas diferentes se divierten mucho cada vez que se encuentran. Gracias!!!!