Por Miguel Martínez.

La Selección Argentina de Fútbol empató 0 a 0 con Holanda y se impuso 4 a 2 en la definición por penales, tras lo cual se metió en la gran final de la Copa del Mundo. De esta manera, el equipo nacional mantuvo dos rachas: Nunca perdió una semifinal de un Mundial, y nunca cayó en una definición por penales en estas competencias. Desde los 12 pasos fue espectacular el trabajo de Sergio Romero, el arquero tantas veces cuestionado por los hinchas y la prensa de nuestro país, que atajó dos ejecuciones fundamentales: la primera y la tercera.

En Argentina hubo actuaciones notables. Lo de Javier Mascherano fue consagratorio. Si bien el volante surgido de Renato Cesarini ya era el rendimiento más parejo en los cinco cotejos anteriores, ante la naranja europea se comió la cancha. Jugó para 10 puntos, o para 20. Apareció cortando balones en sectores del campo recónditos, no se cansó de ordenar y motivar a sus compañeros, y contagió con su entrega incansable (hasta el minuto 120). Por si fuera poco, en el minuto 89 salvó una pelota que tenía destino de red. Alcanzó a mandar al corner una definición de Robben, que se había escapado frontal hacia nuestro arco, y cruzaba el remate ante la salida de Chiquito.

Los otros puntos altos se vieron en la parte defensiva del equipo. Romero siguió sólido (sin contar los penales, donde se lució), acallando las críticas que había sobre él. Demichelis fue el líder de la zaga, muy concentrado y haciendo siempre lo debido. Rojo, otro destacadísimo. El ex Estudiantes entrega todo desde lo físico, y termina “muerto”, pero pudo controlar muy bien a los rapidísimos delanteros de Países Bajos. Igualmente, todos en la defensa cumplieron. Garay y Zabaleta, ambos estuvieron para 7 puntos. De hecho el elenco de Sabella es el único de los semifinalistas que no recibió goles en la etapa eliminatoria (Octavos de Final, Cuartos y Semifinal).

Esta característica “nueva” sorprende a más de un analista futbolero, ya que Argentina llegaba a la Copa precedida de otra “fama”. Era el equipo de “los cuatro fantásticos”. El conjunto que no daba garantías atrás, pero que aseguraba una buena cantidad de goles arriba, con Messi, Higuain, Agüero y Di María. Así, la mayoría soñaba con que nuestros partidos terminaran 4 a 3, 3 a 2 o 5 a 4. No obstante, la valla invicta en los últimos tres partidos da tranquilidad. Aunque por supuesto, a los de ataque les seguimos reclamando algo más de compromiso y puntería para aprovechar las ocasiones, o generarlas, ya que tampoco estamos llegando tanto.

De mitad de cancha en adelante fue flojo el desempeño de Lionel Messi. El rosarino, al que siempre se lo espera un poco más, por lo desequilibrante que es, pareció ausente en varios tramos del juego. Hay quienes justifican esta merma en sus actuaciones a la ausencia de Di María, compañero con el que se entiende bárbaro. Otros afirman que el fallecimiento en la víspera de un amigo suyo, el periodista Jorge “Topo” López, lo pudo afectar psicológicamente. Lo cierto es que la pulga mostró su cara más apática, aunque al menos definió con categoría en su ejecución del penal. Él, al que siempre se le exige más, todavía tiene un juego para ratificar su inmenso talento. Esperemos que ante los germanos despliegue algo de sus capacidades.

Una buena nueva fue la aparición de Enzo Pérez. El hombre del Benfica hizo un gran primer tiempo. Dio todas las pelotas bien. Fue el más criterioso en el armado de juego, metió buenos “bochazos”, y quiso siempre asociarse. En deuda quedaron Lavezzi e Higuain, que no aportaron goles ni grandes jugadas, y más aún Agüero, que sumando el alargue jugó más de 40 minutos sin generar nada en ataque. El Kun se escondió varias veces detrás de la marca, tardó en ir a buscar pases “marcados”, y le costó aguantar la pelota de espaldas. Esperemos que también aparezca en la final, ya que el ex Independiente es otro de los grandes jugadores que tiene este plantel.