No sólo el talento de un puñado de jugadores logra ganar partidos. No sólo la táctica o la inteligencia de un cuerpo técnico lleva a un título. También cuenta, y mucho, el respaldo dirigencial y la atención que las instituciones le dan a todos los detalles extrafutbolísticos. En esos cuidados también se apoyan los triunfos, y si no que lo digan los miles de chicos (muchos ya crecieron) que viajaron a Estados Unidos para participar de alguna Selección de la Asociación Rosarina de Fútbol. Porque se podrá perder un partido, se podrá errar un penal, pero lo que no se concibe en la ARF es dejar algún detalle librado al azar.

Por eso no es casual que la Liga decana del interior del país salga campeón en cada torneo del que participa. Hay siempre una organización muy metódica de parte de sus directivos, encabezados por Mario Giammaría, y entre los cuales se encuentra Mario D'ascanio, el Secretario General, que en esta ocasión ofició de presidente de la delegación y acompañó en todo momento al grupo. Con la debida antelación se designó un Cuerpo Técnico, encabezado por Daniel Moscetta y Pablo Rodríguez, pero que también tuvo a Oscar Vrech y Alejandro González colaborando en las primeras prácticas que se realizaron en la Ciudad Deportiva.

Conociendo la calidad profesional de los técnicos elegidos, se confió en ellos, y no defraudaron. Probaron a más de 40 jugadores, consultaron a los Coordinadores de las 16 instituciones que disputan el Torneo A1 de Inferiores, y una vez que le dieron la oportunidad a todos, tuvieron que quedarse con 18. Esos mismos que tampoco les fallarían a ellos, pues no sólo jugaron fantásticamente en los 5 partidos que afrontaron, sino que tuvieron un comportamiento excelente fuera de las canchas. Mostrándose correctos y respetuosos en las salidas a almorzar, en las instalaciones del hotel, y en los predios que visitaron.

Pero decíamos, en algunos detalles se pudieron notar diferencias, y son los que a la postre pueden inclinar la balanza. Mientras los jugadores de otras Ligas se comían un choripán después de los partidos, los nuestros reponían energías con una fruta. Mientras los integrantes de otros combinados paseaban hasta tarde mirando vidrieras por el centro, los nuestros se movían en grupo, y se iban a descansar bien temprano. Mientras otros pasaban la noche en la “Escuela Granja”, un predio habilitado por los organizadores para alojar a las delegaciones, los nuestros lo hacían en un hotel de primera categoría como el “Alborada”.

Obviamente, esta última elección de las otras Ligas no fue por gusto sino por obligación, debido a los altos costos que implica alojar a una delegación dos noches en un hotel. Sin embargo, este esfuerzo hecho por la ARF tuvo sus frutos. El Complejo Alborada fue un remanso de tranquilidad para nuestros 18 “campeones”, que no tuvieron más que preocuparse por jugar. Ubicado a 40 cuadras del centro de la ciudad de Esperanza, brindó habitaciones calefaccionadas, agua bien caliente para las duchas, y abundantes desayunos.

Teniendo en cuenta que el pasado fue uno de los fines de semana más fríos del año en curso, no nos extrañó cuando miembros de otras delegaciones nos contaban los padecimientos que tenían en la Escuela Granja, ya que las bajas temperaturas apretaban y los jugadores no descansaban a gusto. Estas cuestiones, en apariencia menores, terminan siendo determinantes y ayudan a conseguir resultados positivos. Porque el humor de los jugadores es clave, y tener a los 18 integrantes de un plantel felices por la experiencia que están haciendo, es obviamente lo mejor.

Rosario Fútbol fue testigo de todo el proceso y por eso desea felicitar a los responsables de cada área que se puso a disposición. Desde la utilería, siempre impecable, hasta los miembros de Mesa Directiva, haciendo llamadas para reservar transportes, contactar a Coordinadores, etc. Felicitaciones a todos los clubes que componen la Asociación Rosarina, porque ellos también son campeones Sub16. Y especialmente a los clubes que cedieron gentilmente a sus jugadores. Seguramente la experiencia les habrá servido para enriquecerse, y les resultará grata de recordar por el resto de sus vidas. ¡Salud campeones!