Barracas Central, en los papeles previos, llegaba como gran candidato a quedarse con el torneo Nacional. Y tras sus dos primeras presentaciones confirmó ese prestigio, obteniendo triunfos merecidos y aunque el primero fue más contundente (ante Provin), el de ayer también fue legítimamente obtenido. Los rojiblancos superaron 4 x 2 a Rosario Central, que en sus filas arrancaba con esos dos grandísimos refuerzos, que ya la habían “descosido” el lunes y lo hacían ilusionar con una victoria, como son Eduardo Villalba e Ignacio Zamboni.

Pese a esas individualidades canallas, desde lo colectivo Barracas demostró ser más parejo. Muy sólido en cada una de sus piezas, no cometió errores, y en los partidos tan cerrados como este, esa concentración plena es la que marca la diferencia. El partido arrancó calentito, en el buen sentido, por el gran clima que generó el público rosarino. De entrada hubo una doble atajada del arquero Quevedo (BC), a Valle (RC) y Herrera (RC). Cada vez que Edu Villalba tomaba el balón la gente se levantaba; sin embargo el que pegó primero fue el visitante.

A los tres minutos el tanto lo hizo Gabriel Ramírez de penal, luego de que Villalba “camiseteara” adentro del área a Lamas. Unos pocos minutos después el propio Villalba (ya amonestado) armó una maniobra impresionante, hizo pasar de largo a quien lo marcaba, y definió con un globito por sobre Quevedo. La pelota dio en el palo. Central ya merecía el empate, por tenencia y actitud. No obstante, la visita cada vez que podía respondía con profundidad. A los 10’ un centro cerrado de Barracas casi termina en gol en contra de Zamboni. Dio en el travesaño su rechazo.

Un minuto después Villalba armó otro eslalon formidable, tiró el centro para Herrera, que no pudo empujarla. Más tarde una mediavuelta de Coraglio (RC), también se fue cerca. Central empataría a los 15 minutos, cuando no por intermedio de Villalba. El “10” se las ingenió para aguantar a su marcador y picarla con sutileza por encima del arquero cuando éste le salió. Luego vendrían dos ocasiones muy propicias para el club de AFA. En ambos casos se lo perdió Nicolás Lamas de la Vega. La primera le erró al arco entrando muy solo por el segundo palo en un centro, y la otra perdió ante el arquero canalla en un mano a mano.

No obstante Lamas tendría revancha. A los 18’ quedó mano a mano con Herrera por izquierda, lo encaró y lo pasó sin problemas pegadito a la raya. Luego definió al palo más lejano de Diego Brizzi. Antes de que terminara la primera etapa, la mejor de las dos, habría dos goles más: El 3-1 de Barracas, convertido por Ariel Flores, y el 3-2 de Javier Domínguez, aprovechando una ejecución de sexta falta. En el complemento los dos equipos parecieron más apagados. Sin embargo, el que estuvo siempre más cerca fue Barracas. Pudo ampliar por Ramírez, por Werner, y finalmente lo liquidaría a 5 minutos del final, con el segundo gol personal de Diego Lamas.

En los últimos dos minutos se produjeron las expulsiones en el canalla, más por la impotencia y el apuro de recuperar rápido el balón que por mala intención. Se irían Luciano Herrera y Javier Domínguez.

Rosario Central: Diego Brizzi; Luciano Herrera, Ignacio Zamboni, Eduardo Villalba y Axel Valle. Suplentes: Juan P. Crozzoli, Gustavo Bañez, Javier Domínguez, Dante Bay, Franco Bizzotto, Adrián Abusar, Guillermo Bay, Julián Aramberri y Emanuel Coraglio.
Barracas Central: Matías Quevedo; Leandro Werner, Gabriel Ramírez, Walter Pucheta y Nicolás Lamas de la Vega. Suplentes: Fabrizio Mariano, Oscar Borghetti, Daniel Ocaranza, Ariel Flores, Nicolás Medina, Ángel Claudino, Damián Marin, Diego González King y Mauro Quatglia.
Figura: Ángel Claudino. El número nueve de Barracas no arranca como titular, pero es un placer verlo cuando está en cancha. Imposible sacarle la pelota.