Fotos 1 y 2: Miguel Martínez. De foto 3 a 7: Nadia González - Facebook.  

Sin lugar a dudas era un acontecimiento especialísimo para toda la barriada de Pablo VI. Este domingo sus jugadores, pibes que en su mayoría ya no sueñan con llegar al fútbol profesional, se enfrentaban al “poderoso” Newell's. Y decimos poderoso entre comillas por varios motivos. En principio sus jugadores de primera local se encuentran transitando un camino hacia el profesionalismo, por ende física y mentalmente se aproximan mucho al ideal del jugador de AFA. Esas condiciones los posicionan como “favoritos” siempre que se cruzan con algún equipo amateur. De todos modos, si fuera lo físico el único factor determinante del fútbol deberían Central, Newell's y Tiro Federal repartirse todos los títulos. No es así, por supuesto.

Pero como principal condimento estaba el Estadio elegido para la ocasión. Un “Marcelo Bielsa” que de seguro es visto por televisión (o bien visitado como hinchas) por los muchachos del canario que ayer fueron principales protagonistas en él. Incluso también habrá sido estimulante para la mayoría de los chicos de Newell's, que en general juegan sus partidos de inferiores en Bella Vista. Es decir, el marco servía como detonante “motivador” para los 22 protagonistas, pero es de suponer que era aún más emotivo para los visitantes, que ni bien pisaron su césped se estuvieron sacando fotos, y tratando de guardar registro de cada momento vivido allí.

El triunfo (ver comentario del partido) fue justo e inobjetable. Habrá quienes sinteticen las explicaciones diciendo que se obtuvo con garra, pero si fuera sólo eso lo que se necesita para ganar partidos y títulos, los campeonatos locales se los repartirían probablemente Pablo VI, Aguirre, Oriental, Tiro Suizo, y algún otro que esté integrado por jugadores con gran sentido de pertenencia, de esos que sienten la camiseta. Tampoco es así. Al sacrificio, a la entrega, hay que acompañarla con fútbol, y Pablo VI lo tuvo. De mitad de cancha para arriba todo el año dependió mucho de lo que hicieran Juan Carlos Juárez y Franco Reynoso. Dos talentosos que cuando se encienden abren defensas, convierten y asisten.

Así, el pitazo final del “Chino” Sosa derivó en abrazos fortísimos. En jugadores de casaca amarilla que se desplomaban en el césped, luego la de tensión de los 95 minutos, sin creer lo que habían conseguido. Lágrimas, cánticos, y personal de seguridad del club local que tenía que pedirle a los futbolistas de Pablo VI que se retiraran porque era hora de cerrar el Estadio. Pero la alegría canaria no podía ser contenida. De modo que entre familiares, jugadores e hinchas armaron una caravana por Avenida Pellegrini y terminaron estacionando en el Monumento Nacional a la Bandera, para seguir disfrutando hasta que se hizo de noche.

El espontáneo festejo en el histórico y tradicional emplazamiento, sorprendió a más de un transeunte y automovilista, que desconociendo la final que se jugaba del Torneo Molinas, se preguntaba de qué equipo o congregación era ese puñado de personas ataviadas en banderas blancas y amarillas. Lo cierto es que el desahogo era merecido. Con un plantel juvenil, que tuvo varias bajas a principio de año, se logró repetir el título del 2013. Ahora Pablo VI se posicionó como el segundo mejor club de simple afiliación en obtención de títulos del Molinas (atrás de Tiro Federal, que tiene 4, y junto a Renato Cesarini, que tiene 3). Y lo hizo de la mano de un histórico del club como José “Garza” Previti, que ya había sido campeón en 2007, y es muy hábil para armar planteles competitivos. ¡Felicitaciones desde Rosario Fútbol, para todos aquellos que hicieron su aporte para lograr esta tercera estrella!