Juan Carlos Gazzo, conductor de Rosario Fútbol Radio, plasmó esta semana un breve texto en el que manifiesta su perplejidad ante la inteligencia y madurez que tuvieron para expresarse los jugadores del Seleccionado Sub-13 de la Asociación Rosarina de Fútbol, los cuales opinaron en Radio Nacional respecto a las experiencias que vivieron durante su viaje a los Estados Unidos.

Por Juan C. Gazzo.

En estas épocas preelectorales los que ya peinamos canas descreemos de las falsas promesas y nos resignamos a pensar que este bendito país, a pesar de tener todo para ser un paraíso terrenal, en el cual sería posible vivir en armonía y prosperidad, termina siendo un bergel desaprovechado por generación tras generación.

Pensar que a la brevedad veremos un cambio es una utopía. E imaginar que nuestros hijos lo podrán disfrutar y vivir de una manera distinta es tan sólo un sueño al que nos aferramos con la fuerza de la esperanza.

¿Qué instituciones funcionan de una manera adecuada? Esa es la pregunta que nos formulamos y a la cual no encontramos respuesta. Particularmente creo que todas son pilares de un país pero no tengo dudas que la educación es la que nos puede permitir, en un futuro no tan lejano, comenzar a ser mejores.

Usted, querido lector de Rosario Fútbol, se preguntará el porqué del título de esta nota, y qué tiene que ver este prólogo con nuestra temática habitual.

En la edición del domingo 26 de junio, en Rosario Fútbol Radio tuvimos la suerte de entrevistar a los chicos categoría 1998 que nos representaron en la Copa “Disney's Memorial Day Soccer Shootout” en Estados Unidos, y como es habitual en este tipo de notas, después de tocar el tema referente a su participación en el torneo, les pregunté uno por uno, qué fue lo que más le había llamado la atención fuera de lo estrictamente deportivo.

Ante este interrogante, y en lugar de hablar de los parques, las bellezas naturales, o la montaña rusa más alta, respondieron uno tras otro, y ante mi asombro, que lo que más los había sorprendido había sido el orden en que viven los norteamericanos. El respeto por el otro, la falta de discriminación y la seguridad. Y como ejemplo dijeron haber visto un automóvil abierto, con las llaves puestas, y al pasar por el mismo lugar 3 horas después, el vehículo estaba igual y estacionado en el mismo sitio.

Si a los 12 años fueron capaces de elegir y valorar más todo aquello en detrimento de un juego o una diversión, a mí particularmente me llena de orgullo, porque de algo estoy seguro: la luz de la esperanza está prendida y la cuenta corriente del futuro tiene saldo a favor para soñar que con esta generación, que recién da sus primeros pasos, podemos vislumbrar una Argentina distinta y grande como todos añoramos.