La vida tiene vueltas y donde se cierra una puerta suele abrirse una ventana. Si no, pregúntenle a Santiago García quien, tras jugar 16 partidos en Central, armó la valija y viajó hacia Italia como un ignoto. Allá, se calzó por dos temporadas la camiseta del Palermo, pasó luego a Novara para finalmente llegar al Werder Bremen alemán en el 2013. Allí encontró su lugar. De hecho, terminó jugando 22 partidos y marcó tres goles, a pesar de ser defensor central. “Acá se trabaja muy bien en Inferiores, por eso Alemania consiguió buenos resultados en los últimos años y terminó con el título del mundo”, le contó el rosarino a Olé.

-¿Cómo llevan adelante el proceso de los pibes hasta que dan el salto?
-Algo que me sorprendió fue la manera en la que acompañan a los chicos hasta que llegan a Primera. De verdad que hacen cosas serias. Les dan la atención necesaria, están en todos los detalles para que crezcan y se transformen en jugadores completos. A las categorías juveniles les depositan el interés que les corresponde, por eso se quedan con todo.

-¿En tu club también es así o sólo lo hacen a nivel de selección?
-Por ejemplo, en el Bremen, hay muchos jugadores de jerarquía detrás del proyecto. De hecho, en el plantel tenemos dos de los que fueron campeones hace unos días de la Eurocopa Sub-19. Además, no es que pasan inadvertidos, acá les reconocen los logros.

-¿La final del Mundial la viste en Alemania?
-Sí, lamentablemente estaba acá, en Bremen, y fuimos con mi novia a un bar donde lógicamente estaba repleto de hinchas alemanes. Igualmente son muy tranquilos y respetuosos.

-¿Te pusiste la camiseta de Argentina o perfil bajo y en silencio?
-¡No! Ja. Preferimos ir sin mostrar nada. Casi ni hablábamos mientras se iba dando el partido. Lamentablemente le faltó un poco de suerte a la Selección para ser campeona.

-¿Hubo alguna cargada de tus compañeros?
-Por suerte, poca. Como soy nuevo en el plantel, todavía no tienen mucha confianza. Viste que ellos son fríos, medio distantes. El que más me jodió fue Felix Kroos, que es hermano de Tony (NdeR: jugador de Alemania y el Real Madrid), con mensajes de texto. Pero son ubicados, aunque me sorprendió cómo festejaron el campeonato durante varios días.

-No sé si sabías, acá se armó una fuerte polémica con la forma en la que festejaron...
-Sí, que hasta los tildaron de nazis... Me pareció una locura que los llamaron así, fue algo inocente. Hasta hay veces que con Franco Di Santo, que juega conmigo acá, lo usamos para un simple festejo cuando metemos un gol. Acá se utiliza bastante para varias cosas, principalmente para cargadas. No tiene nada de agresivo eso. No lo hicieron con mala intención.

-Y de la Bundesliga, ¿qué me podés contar?
-Es un fútbol que me terminó cayendo como anillo al dedo. Mi paso por Italia me sirvió para ganar ubicación en la cancha y acá, como soy bastante veloz, no hay mucho roce, hay mucha velocidad. Menos táctica y más técnica. Esta forma me terminó favoreciendo. Además, en el campeonato se ven buenos partidos casi siempre.

-De afuera parece un torneo donde domina ampliamente el Bayern Munich, ¿es tan así?
-Ellos cuentan con un plantel de tremenda jerarquía y con la llegada de Guardiola al banco le agregaron un estilo único. A pesar de que muchos hablaron de un final de una era con la derrota en la Champions contra el Real Madrid (NdeR: el global fue 7-0), está más que claro que fue un mal momento y nada más. Si te fijás, todos los alemanes que disputaron la competencia llegaron a cuartos de final. No hay nada que reprocharles.

-¿Alguno te volvió loco cuando lo enfrentaste?
-Y... Hay dos que son de otro planeta: Franck Ribery y Robben. Ambos te atacan con espacios y te hacen un desastre. El holandés, en el uno contra uno te deja enredado, ja.

-¿A Robben le critican las simulaciones?
-Sí, acá está muy mal vista esa manera de jugar e intentar engañar al rival o al árbitro. Pasa que dentro de la cancha es excelente, reducirlo a que se tira sería un grave error. A mí dámelo siempre en mi equipo.